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Presidente del cluster de Biosalud y CEO de Biolan

El sector de la biosalud alza la voz: “En pandemia éramos esenciales, pero ahora no existimos para Osakidetza”

Asier Albizu, presidente del cluster de Biosalud, Basque Health Cluster, y CEO de Biolan Health.

Belén Ferreras

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El sector empresarial ligado a la Biosalud en Euskadi generó el pasado año casi 1.000 nuevos empleos, hasta sumar 10.000 profesionales de alta cualificación, y creció en facturación a un ritmo del 8% hasta los 1.880 millones de euros. Asier Albizu, presidente del Basque Health Cluster, que agrupa a un centenar de empresas vascas de este ámbito, Asier Albizu alerta de que un momento como el actual, con gran incertidumbre económica, a estas empresas les cuesta encontrar financiación y se encuentran además con que Osakidetza no les compra sus productos, porque lo que “prima es el precio” más que el producto local. El lunes y el martes de la próxima semana se reunirán en Bilbao representantes del sector de Euskadi, Navarra y Nueva Aquitania para analizar ámbitos de colaboración e investigaciones en nuevos productos.

¿Cuál es la situación de sector de la Biosalud en estos momentos, les está afectando la crisis energética?

El ritmo de crecimiento está siendo bueno porque es un sector en el que el problema energético no nos afecta demasiado y la falta de componentes electrónicos o de materias primas nos afecta, pero menos que a otros sectores. Lo que ocurre es que la incertidumbre económica sí que influye y nos está costando poder llegar al mercado, porque nuestro tiempo de madurez para sacar un producto es más alto que en otros sectores y necesitamos financiación extra. Nuestro cuello de botella ahora es conseguir inversión para poder desarrollar nuestros productos y con esta incertidumbre generada por la guerra de Ucrania se complica mucho.

¿La pandemia ha supuesto un punto de inflexión para el crecimiento del sector, hay un antes y un después de la COVID-19 para esta industria?

Hay dos partes. Una es que, obviamente, con la pandemia se han acelerado muchos procesos de inversión y se ha dado visibilidad a nuestro sector. En eso no tengo ninguna duda. Pero cuando ya se ha dejado de dar titulares, hemos pasado a un segundo plano otra vez. Éramos esenciales, súper importantes en la pandemia y de repente se olvidaron de nosotros y ahora ya nadie se acuerda, empezando por la Administración.

¿Se siente abandonados por parte del sistema sanitario vasco?

Sí. Se ha invertido mucho y se ha hecho un esfuerzo muy importante para poder hacer esa inversión y desarrollar nuevas capacidades, pero lo que prima es el precio. Si no tienes precios competitivos con los chinos, pues no existes. Y lo que sí se nos sigue exigiendo es que cumplamos todas las medidas de las OBS. La agenda 2030 está en boca de todos para exigir unos cumplimientos, pero desde luego a la hora de hacer compras públicas no se tiene muy en cuenta.

Aquí se habla de que importa la industria, pero luego a la hora de comprar, pues no es así

Vamos, que desde Osakidetza no se prima la industria local y el kilómetro 0.

Entiendo que realmente es complicado, porque no se puede hacer discriminación positiva a favor de lo local. Existe una legislación que lo prohibe. Pues que cambien las leyes. El ejemplo está en los americanos. Joe Biden acaba de decir que va a fomentar la compra de producto americano y que toda la I+D que se haga en Estados Unidos se va a fabricar y vender en Estados Unidos. En Francia, por ejemplo, conocemos nuevas licitaciones públicas desde el Gobierno en las que están primando la distancia del punto de fabricación al punto de compra. Lo que sería el km 0, que lo llaman la huella de carbono, que al final es una forma de potenciar la compra del producto local. Aquí se habla de que importa la industria, pero luego a la hora de comprar no es así. Sería bueno que hubiera medidas que potencien que sea a la industria local a la que se compre desde el sector sanitario con criterios sostenibles. Eso serviría para tener una industria potente aquí, en Euskadi para que cuando haya un problemas no tengamos que hacer lo que hicimos hace dos años, que fue esperar a que llegaran las mascarillas chinas, para poder decir que la mascarilla era imprescindible.

¿La industria vasca estaría preparada ahora para poder afrontar una crisis sanitaria como la de la COVID-19?

Sí, está más preparada, sin duda. Lo que pasa es que, si al final no te compran, pues empiezas a desviar un poco tu capacidad productiva hacia otras cosas. Nosotros tenemos máquinas que hemos comprado y hemos puesto a punto para desarrollar soluciones para el mundo de la COVID-19, pero como no nos han comprado nada, pues hemos desviado la actividad hacia otra actividad diferente, claro.

Durante la pandemia se puso mucho en valor la importancia de tener empresas cerca en materia de salud para no estar pendientes de importaciones. ¿Osakidetza no les compró nada?

Bueno, en mi empresa, Biolan, tenemos test de antígenos desde junio del 2021, por ejemplo, y hemos vendido, el 95% en América. En México, en Ecuador, Chile.... Habia una regulación española que no nos permía vender aquí en las farmacias, pero podíamos haberlos vendido a Osakidetza, por ejemplo, sin ningún problema. Pero no nos ha comprado ni uno. Aquí hemos vendido a empresas, a alguna residencia de ancianos u hospitales privados, Después este año ya cuando llegó la aprobación, en julio y agosto se ha vendido en farmacias. Pero a Osakidetza ninguno. Y eso igual con otros productos que fabrican las empresas del clúster, pese a que Osakidetza es nuestro mayor cliente potencial porque es el que más gasta en estos productos con diferencia.

¿En estos momentos cuánto compra la Administración vasca en las empresas del sector?

Pues por debajo del 0,5%, seguro. Y estamos hablando de un abanico de productos que abarca muchos sectores, desde medicamentos a todos los productos sanitarios. Hay empresas que venden en Alemania o Francia y en Euskadi o en España no son capaces.

¿Se sienten un poco como los sanitarios, a los que se aplaudía desde los balcones en pandemia y que ahora creen que se les ha dejado de lado?

Bueno, no es lo mismo, pero sí es cierto que hemos hecho por nuestra cuenta todo lo que hemos podido dar soluciones a la pandemia y hemos hecho inversiones. Unas inversiones en las que, por cierto, sí que hemos tenido el apoya del departamento de Desarrollo Económico y estamos muy agradecidos. Pero en lo que se refiere a las compras por parte del Departamento de Salud, no. La excusa que se pone es que las compras públicas tienen que ser cumpliendo una legislación. Pues cámbiese esa legislación. Lo que no puede ser es que el 80% de la valoración de una compra sea el precio. Otra cosa es que para la industria responder a la COVID-19 ha sido un aprendizaje muy importante y hemos ganado en una capacidad productiva que ahí está. Hay empresas que de un día para otro han montado una fábrica de mascarillas espectacular, súper eficaz, eficiente y competitiva.

Con la COVID-19 hemos ganado en capacidad productiva, que tenemos ahora para lo que surja, pero no hemos ganado dinero, ni mucho menos

¿La COVID-19 ha supuesto beneficios extraordinarios para estas empresas, aunque hayan tenido que vender fuera?

Pues para nosotros, en Biolán en concreto, ha supuesto pérdidas.

Pues muchas veces la opinión pública tiene la sensación de que tanto las farmacéuticas como la industria sociosanitaria en general tienen beneficios extraordinarios gracias a la necesidad social de atajar ciertas enfermedades.

Pues en el caso de Biolan, que es lo que puedo decir, se ha hecho una inversión importante, en I+D, en personal para poder desarrollar los test de COVID y para comprar el material. Hemos fabricado unos 800.000 y tenemos todavía en stock en torno a 100.000 test. Hemos aprendido muchísimo, porque hemos pasado de no tener ni idea de la COVID-19 a desarrollar I+D para hacer los test y poder fabricar 30.000 test al día. Esa capacidad productiva la tenemos ahora para lo que surja. Pero no hemos ganado dinero, ni mucho menos.

¿Trabajan más para la sanidad pública o para la privada?

Nosotros trabajamos desarrollando soluciones para el sector de la salud, nos da igual si es pública o privada, Pero hoy por hoy, la realidad es que vendemos mucho más en la sanidad privada que en la pública. Parece que para la pública hay requisitos que no cumplimos, que muchas veces no sabemos ni cuáles son. No tenemos acceso. Es uno de los temas que queremos abordar este año a través del clúster. Trabajar con la Administración vasca para poder potenciar la compra pública, el producto local, el kilómetro cero. Y ya estamos manteniendo reuniones con el departamento de Salud y Osakietza en este sentido. Parece que tienen disposición en llegar a acuerdos, pero hay que conseguir que la voluntad se convierta en realidad.

¿El proceso de subcontratación de servicios sanitarios públicos hacia la privada, beneficia entonces a la industria vasca del sector?

Bueno, no nos afecta. Que Quirón o IMQ o Asunción sean subcontratistas o no de la Administración nos da igual. A nosotros lo que nos interesa es que las compras que se realizan tengan en cuenta la cercanía del proveedor. Pero por criterios de sostenibilidad. Por ejemplo acabamos de llegar a un acuerdo con Quirón para hacer un test de intolerancia a la lactosa, eso en la pública ahora mismo es impensable.

Estamos manteniendo reuniones con Osakidetza para intentar potenciar la compra Km0

Si no se compra por parte del sector público y hay problemas para captar financiación, ¿existe un riesgo de que al final empresas multinacionales se acaben comiendo a las empresas vascas?

Bayer acaba de comprar Viralgen. Las empresas que se lanzan tienen compradores potenciales, que no digo que sea malo, ni mucho menos. Eso no es algo que se dé solo en el sector de la salud. Si es una empresa mediana, innovadora, pues siempre hay gente mirándote. Pasa en todos los sectores, pero en el nuestro fundamentalmente porque somos muy innovadoras, con personal muy cualificado y apetecibles por los grandes fondos y multinacionales.

¿Euskadi está posicionada bien en el ámbito mundial en estos momentos?

Pues ahora estamos en ese momento de riesgo y también de oportunidad. Tenemos que crear un ecosistema muy potente , porque el el riesgo regulatorio y el riesgo de no vender nos hace peligrar. Queremos generar estructuras que nos permitan juntar fuerzas en diversos ámbitos, bien para enfrentarnos a cambios regulatorios o para crear consorcios de venta de productos de forma conjunta. Necesitamos fortalecer las estructuras compartidas.

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