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Seis meses de huelga de la contrata de jardines en Vitoria: de calles amazónicas a servicios mínimos que tapan las protestas

Papelera desbordaba por la huelga de jardines en Vitoria, en junio

Iker Rioja Andueza

Vitoria —
25 de septiembre de 2025 21:45 h

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Este viernes se cumplen seis meses del inicio de la huelga del personal de la contrata de parques y jardines de Vitoria, a cargo de la empresa Enviser. Un contador gigante de días colgado en Los Arquillos va informando a la ciudadanía del paso del tiempo y hace semanas que tiene tres cifras. Los servicios mínimos logrados por el Ayuntamiento antes del verano han hecho que el estado amazónico que adquirió la ciudad al final de la primavera se haya modulado, pero la ausencia de turnos normales sigue condicionando, en este arranque del otoño, riegos, siegas y mantenimientos.

Fuentes del comité de empresa indican que tienen prevista para el próximo lunes una nueva reunión negociadora con la patronal para intentar desbloquear la situación. Será en el denominado Preco, el servicio de mediación del Consejo de Relaciones Laborales del Gobierno vasco. “Todavía sentimos el apoyo de gran parte de la ciudadanía. Esto es duro y cansa, pero la gente sigue con fuerza. Nos queda el último arreón”, señala Iñigo López de Arroyabe, del sindicato ESK. Este viernes se ha convocado una manifestación más para denunciar la situación en Enviser.

26 de marzo

Con la llegada de la primavera, los jardineros del servicio externalizado iniciaron una huelga indefinida. El punto fundamental del conflicto es que estos operarios hacen 1.700 horas anuales frente a 1.592 de los jardineros que son funcionarios y, por término medio, cobran “11.000 euros menos”. “El convenio estatal prevé salarios muy bajos. Un auxiliar cobraba menos del SMI cuando se actualizó”, explicaban desde la plantilla en aquel momento. De lo que se encarga esta contrata, de 88 efectivos, es del cuidado general de jardines, de ocho grandes parques del casco urbano, de los complejos deportivos de Mendizorroza y Gamarra y de muchos servicios de mantenimiento que la ciudadanía desconocía hasta que han desaparecido, como el control de los estorninos. El comité tiene cinco miembros, tres de ELA -que siempre ha hecho gala de su caja de resistencia-, uno de ESK y otro de LAB. Enviser recibe más de 4 millones de dinero público de las arcas municipales al año. Según el comité de empresa, con 0,3 millones adicionales estaría resuelto gran parte del problema salarial. 

9 de abril

El servicio depende del área de Espacio Público y Barrios del Ayuntamiento, a cuyo frente está la teniente de alcaldesa, Beatriz Artolazabal, cabeza de la parte del PNV de la coalición de Gobierno de Vitoria. Fue consejera en el Gobierno vasco. Desde el inicio del conflicto, ha denunciado el trato que le dispensan los huelguistas. “Voy a hablar de presiones que se están recibiendo. En concreto, las mías. Los trabajadores de Enviser vienen a mi pueblo a poner pancartas, a un pueblito en el que no llegamos a cuarenta vecinos. Vienen a mi casa a ponerme carteles intimidándome. A mí, por supuesto que no, no me van a intimidar. Pero con mi familia hay cosas que no voy a permitir. Esas rayas no se pueden superar. Ésta no es la vía para reclamar mejoras salariales. La huelga es un derecho y la protesta es legítima, pero no se pueden traspasar los límites del respeto”, denunció.

16 de mayo

En el segundo mes de la huelga indefinida y tras rechazar una propuesta de subida salarial de 42 euros mensuales, muy lejos de los 3.000 anuales mínimos demandados, la plantilla cedió el protagonismo a los perros con una protesta canina. Se trataba de que ciudadanos con sus mascotas alzaran la voz por el estado de los parques, delante del Ayuntamiento, para forzar a la solución a dar una solución a la pugna entre Enviser y su personal.

Convocatoria de la "protesta canina"

16 de junio

Después de semanas de tira y afloja y tras la apertura de la temporada de baños en las piscinas de Mendizorroza y Gamarra, hasta entonces en estado salvaje, el área de Trabajo del Gobierno vasco, a cuyo frente está el vicelehendakari socialista Mikel Torres, accedió a la petición municipal para establecer servicios mínimos. De ese modo, algunos equipos empezaron a salir a la calle tres meses después para podar zonas que pudieran generar problemas de visibilidad en cruces o rotondas, segar los perímetros de zonas verdes o recoger residuos de algunas áreas. El Ayuntamiento había emitido informes que avisaban de posibles riesgos de incendios o de accidentes de circulación. Los sindicatos siempre han considerado abusivos estos servicios mínimos, una vulneración del derecho de huelga por la puerta de atrás, en palabras de ELA.

24 de junio

En la hoguera de San Juan del barrio de Judizmendi fue quemado un muñeco con el uniforme de la empresa, con un cartel que ponía “Beatriz Artolazabal” y con una fotografía con su cara. Artolazabal lo calificó de “actos de violencia simbólica, hostigamiento e intimidación personal”. “Traspasan los límites de la crítica legítima”, insistió tras aparecer los vídeos del momento, encuadrado en las fiestas de comienzo del verano.

3 de julio

La alcaldesa de Vitoria, la socialista Maider Etxebarria, a la que la oposición ha criticado por estar “desaparecida” en algunos momentos de este conflicto, aprovechó su discurso en el debate general de política municipal, que llegó mediado su mandato de cuatro años, para alerta de un “carrusel interminable de huelgas” que afecta a diversos servicios de la ciudad. Dijo sentirse “coaccionada” y señaló también que “algunos sindicatos” hacen un “uso político” de estas movilizaciones como “estrategia de desgaste vinculada a un ambiente preelectoral”. Además en Enviser, en aquel momento había arrancado también la huega en la contrata de alcantarillado (Sacyr Aguas).

8 de julio

Los sindicatos ELA, LAB y ESK rechazaron por insuficiente la nueva propuesta de mejoras salariales realizada con la mediación del área de Trabajo del Gobierno vasco. La propuesta, que se extendía hasta 2028, preveía para este año una subida del IPC de 2024 más un 2,2% adicional y otras mejoras en 2026 y 2027. También se planteaba una bajada progresiva de la jornada hasta alcanzar las 1.592 horas en 2028. Los mediadores del Gobierno vasco, expresamente, dejaron claro que era “la última propuesta” y que, de no ser aceptaba, se reiniciaría de cero la negociación. Lo llamativo es que ELA, la central mayoritaria, había celebrado una votación interna y, por un solo voto, había ganado la postura favorable al acuerdo. Sin embargo, se retractó y acordó con LAB y ESK continuar con los paros indefinidos. “ELA, como organización, dice no al acuerdo, aunque asumimos que hay gente que lo ve válido”, explicaron a este periódico desde la sección de este sindicato en Enviser.

30 de julio

Otra fumata negra. Los sindicatos, tras cuatro meses en huelga, volvieron a ver insuficiente otra oferta de la empresa que los tiene contratados. “La empresa ha modificado ligeramente su oferta para el 2026 y el 2027, planteando, en cambio, para 2028 una oferta peor que la que puso sobre la mesa Trabajo del Gobierno vasco [unas semanas atrás]”, dijeron los sindicatos. Señalaron al Ayuntamiento también por poner “tope” a las negociaciones al no poner más recursos sobre la mesa.

10 de septiembre

Tras un agosto con más protestas y reivindicaciones aprovechando también el marco festivo, el conflicto volvió a recrudecerse en vísperas de la romería de Olárizu, que se celebra en unas campas que, como otras zonas verdes, llevaban meses desatendidas. Los servicios mínimos habían cortado la hierba en el perímetro pero no en el interior. Por ello, el Ayuntamiento contrató un tractor no para segar -lo que sería ilegal- sino para aplastar la hierba. La máquina para adecentar Olárizu tuvo que actuar escoltada por la Policía “ante la presencia de un piquete” que protestaba por un acción que, según los sindicatos, estaba claramente pensada para saltarse las condiciones de la huelga con un ardid. Hasta la Inspección de Trabajo se personó.

Carteles contra Beatriz Artolazabal

11 de septiembre

La teniente de alcaldesa, Artolazabal, volvió a denunciar un episodio de acoso por parte de los trabajadores de Enviser. “Han acudido a la puerta de mi domicilio a primera hora para lanzar panfletos en los que me insultan, me tachan de fascista, me caricaturizan con un bigote de Hitler y vuelven a difundir la imagen de un muñeco con mi rostro ardiendo en la hoguera de Judizmendi”, explicó. “Esto no va de jardinería. Va de respeto. Va de recordar que la protesta laboral tiene su espacio y su legitimidad, pero nunca puede convertirse en acoso. Porque cuando se cruza esa línea, todos y todas perdemos”, añadió Artolazabal en una tribuna en este periódico.

26 de septiembre

Los seis meses de huelga llegan tras una fallida reunión en la que no se produjeron avances, según los sindicatos, aunque con la voluntad de tener otro encuentro con Enviser a la mayor brevedad y con avances en la cocina previa para intentar lograr mejoras retributivas. La plantilla ha convocado una movilización este viernes para volver a poner de la mesa su situación. Es a las 18.30 horas y partirá desde el museo Artium. Aunque, asumen, “al final los servicios mínimos han hecho gran parte del trabajo y ya no es tan evidente el mal estado del principio”, explican a este periódico.

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