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Los sindicatos vuelven a salir a la calle en Euskadi en defensa de la Sanidad pública

Los representantes de los sindicatos de Osakidetza que se movilizan contra el cierre del servicio cardiaco de Basurto.

Belén Ferreras

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Los sindicatos con representación en Osakidetza vuelven a salir a la calle en defensa de la Sanidad pública, como ya hicieron antes del verano e incluso antes de la pandemia. Satse, ELA, LAB, CCOO y UGT -todos salvo el SME y ESK- han hecho un llamamiento a toda la ciudadanía a sumarse a la manifestación que han convocado este viernes día 2 de diciembre “en defensa de Osakidetza”, aunque específicamente es “contra el cierre de la cirugía cardíaca del hospital de Basurto”. Es una marcha que quieren que sea un clamor contra lo que consideran que es un claro proceso de “privatización” de la Sanidad pública vasca. El sindicato ESK no ha participado en la convocatoria porque no ha sido 'invitado' por el resto de sindicatos, pero apoyarán las movilizaciones. “Vamos a llamar a nuestra afiliación a participar. Nos parece fundamental estar en la calle”, dicen.

Los representantes sindicales de estas organizaciones están convencidos de que el cierre de la unidad cardíaca de Basurto no es más que el primer eslabón de una cadena de cierres de otras áreas cuyo objetivo no es otro que privatizar cada vez más servicios. En este sentido, han recordado que en Basurto ya se suprimió el servicio de oncología infantil y que en Álava y en Gipuzkoa el servicio de cirugía cardíaca “ya se subcontrata con la Sanidad privada”. En Donostia los pacientes son atendidos en la Policlínica y los de Vitoria tienen como referencia centros públicos de Bizkaia.“ Ahora se suprime uno de los dos servicios existentes en Bizkaia, lo que supone dar un paso más en esa privatización”, han señalado.

En opinión de los sindicatos, la dureza del auto de la magistrada del juzgado número 1 de lo contencioso-administrativo de Vitoria en el que se suspende de forma cautelar el cierre de la cirugía cardiaca de Basurto y su traslado a Cruces “refleja con nitidez” lo que se han denunciado de forma reiterada los sindicatos: “Que desde el Departamento de Salud predomina la falta de negociación, el objetivo privatizador, criterios de ahorro y la merma de calidad de servicio a los pacientes”. “Osakidetza ha ido tomando decisiones de manera unilateral, con arbitrariedad y según su propia voluntad”, han denunciado. Han lamentado además que, pese a “la oposición unánime de todos”, el Gobierno ya ha anunciado que va a recurrir ese auto “para ejecutar su decisión contra viento y marea”, por lo que han reiterado su exigencia al Ejecutivo de que no se recurra la decisión de la juez de suspender el traslado y se aleje de las actitudes “dictatoriales” que, según afirman, caracterizan las decisiones de Osakidetza.

Muy críticos con la consejera de Salud, Gotzone Sagardui, han recordado que ya en el mes de junio anunció que había que promover un cambio cultural en la población, “cuando en realidad estaba hablando de precarizar las condiciones laborales y aplicar recortes en la asistencia sanitaria que se ofrece a la ciudadanía”. Sagardui señaló en un acto que la escasez de médicos de familia en los ambulatorios apunta a un horizonte de mayor 'movilidad' de la ciudadanía para recibir atención, esto es, a que haya que ir más lejos para ir al médico y pidió un cambio cultural en la ciudadanía para aceptarlo. “Estas palabras anticipaban medidas como el cierre de la cirugía cardíaca del Hospital de Basurto. Sagardui utilizaba un eufemismo y hablaba de especialización de los hospitales”, inciden. La consejera “ya avanzaba que sabían que habría oposición a estas medidas, tal y como está sucediendo en Basurto, pero que las van a llevar adelante de cualquier manera; he aquí el ejemplo de ello”, abundan.

Los sindicatos consideran que Osakidetza “sigue utilizando criterios economicistas y de ahorro a la hora de organizar el servicio sanitario público y este recorte que se plantea ahora, sin lugar a dudas, obedece a este objetivo”, han señalado Inmaculada Izcoa (Satse) y Esther Saavedra (ELA) en representación de las cinco centrales. Ese “recorte”, mermará la calidad del servicio y dificultará la accesibilidad de la ciudadanía al servicio de cirugía cardíaca, lo que va a tener “impacto directo” en la salud de la población.

Además, han hecho hincapié en que “no se trata de un hecho aislado”, sino que “lejos de ampliar plantillas y servicios y atender la petición de una Sanidad más accesible a la ciudadanía, Osakidetza va en el camino inverso y no por casualidad”. En este sentido, han recordado que las centrales llevan mucho tiempo denunciado la “sobrecarga sistemática de trabajo, situaciones de colapso en determinados servicios, altas tasas de temporalidad o escasez de plantilla”. “No son fenómenos meteorológicos, sino la consecuencia directa de decisiones políticas y recortes aplicados en los últimos años”, han criticado, recordando además que “las listas de espera están en máximos históricos”.

De hecho, según los datos aportados por la propia consejera al Parlamento Vasco, en el servicio de cirugía cardíaca del principal hospital público de Bilbao, Basurto, el número de pacientes en listas de espera es más alto que nunca (82) y la demora media es de más del triple que hace diez años (de 19,8 a 68,3 días). En el caso del hospital de Cruces, en Barakaldo, también hay más casos pendientes que nunca (48) y la espera se ha duplicado (de 20,18 a 40,29 días). De eso, aseguran los sindicatos, “la única culpable es Osakidetza y sus políticas”.

La manifestación para exigir que el Gobierno vasco de marcha atrás en su intención de cerrar la cirugía cardíaca de Basurto partirá el viernes 2 de diciembre de las puertas del Hospital de Basurto a las 17.30 horas y los sindicatos pretenden sumar además de la plantilla de Osakidetza, la ciudadanía y otros agentes sociales. Además de la presión social se mantiene la presión judicial sobre el Gobierno para evitar el cierre. Junto a la demanda judicial presentada por los cardiólogos de Basurto con el apoyo de 29 jefes de servicio, han presentado sendas denuncias los sindicatos ELA, UGT, CCOO y Satse.

En todo caso, la polémica en Basurto no es la única en Osakidetza. Ha habido demandas de un hospital propio para Tolosaldea -la comarca tiene externalizada la atención a la clínica privada La Asunción-, se produjeron movilizaciones por el traslado del bloque quirúrgico en el Bidasoa -donde este verano hubo Urología sin urólogos- y en Vitoria se cerraron las Urgencias del hospital del centro, el de Santiago, para fusionarlas con las de Txagorritxu. La magistrada del caso de Basurto llegó a plasmar por escrito que Osakidetza pretendía privatizar servicios por la puerta de atrás sin pasar por el Parlamento.

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