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Los vascos no ven en la inmigración un problema y cala la idea de que son una necesidad para la economía

La consejera Beatriz Artolazabal con los responsables de Ikuspegi.

Belén Ferreras

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Los vascos no ven la inmigración como un problema y cala en la sociedad vasca el mensaje de que en los próximos años será cada vez más necesario contar con población inmigrante en el mercado de trabajo por la caída de la demografía, tal y como ha señalado en diversas ocasiones la patronal vasca Confebask. Es decir, la inmigración como necesidad. Según el barómetro que elabora Ikuspegi (Observatorio Vasco de la Inmigración) en colaboración con la UPV-EHU y el Gobierno vasco, la sociedad vasca es “más inclusiva y tolerante” que nunca pese a haberse elaborado la encuesta en un contexto de crisis económica por la pandemia y las consecuencias de la guerra de Ucrania. De hecho, el índice de tolerancia hacia los inmigrantes se sitúa en máximos históricos, con 69,28 puntos, casi nueve puntos más que en 2019. Es decir, que a diferencia de lo ocurrido en otras crisis económicas como en 2012, cuando a la vez que se desplomaban los índices económicos cayó también el grado de confianza hacia la inmigración por parte de la población vasca, en esta ocasión ha sucedido lo contrario, en parte impulsado por la solidaridad con los refugiados de Ucrania.

Solo el 3,3% de los encuestados percibe la inmigración como un problema personal y el 5,7% creen que puede ser un problema para Euskadi, “el dato más bajo desde que se realiza el estudio”, según ha señalado la directora de Ikuspegi, Julia Shersheneva. “Somos más tolerantes e inclusivos” y se ve como “algo positivo” la incorporación de los inmigrantes al mercado laboral“, ha dicho la consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, Beatriz Artolazabal. ”Vamos deshaciéndonos de prejuicios sin una base real. Sobre todo, vamos respetando los derechos fundamentales de las personas migrantes; derechos como labrarse una vida digna e integrarse en la sociedad, como la vasca, de la que han decidido formar parte, sin imposiciones, restricciones y exclusiones“, ha dicho la consejera.

El barómetro muestra un visión positiva sobre los efectos de la inmigración sobre la economía, al reconocer, por un lado, “que la inmigración permite que funcione mejor al ocupar puestos de trabajo que la población autóctona no quiere”, y por otro, al admitir que se necesitan personas inmigrantes para trabajar en algunos sectores. En cuanto a los efectos negativos sobre el entorno económico que socialmente se siguen achacando a la inmigración, como el aumento de paro o la bajada de los sueldos, disminuye el número de vascos que “responsabiliza” a los inmigrantes de esta situación. Así, un 11,2% cree que como consecuencia de la llegada de los inmigrantes los sueldos bajan, pero un 81% de la población no lo cree, 7,5 puntos más que el año pasado. Lo mismo en cuanto a los efectos sobre el paro. El 77% no cree en la relación directa entre paro e inmigración, 18,3 puntos más que en 2021, frente al 14,5% que no lo cree.

Tampoco se perciben efectos negativos respecto a la identidad vasca o el euskera y el 84,5% de la la población no cree que la llegada de inmigrantes suponga una pérdida de identidad vasca o que frene las aspiraciones del nacionalismo, (80,8%). De igual forma, respecto al euskera, el 76,8% no cree que pueda frenar su desarrollo.

Desconfianza frente a islam y cupos para los 'menas'

Sin embargo, aún queda camino por recorrer y la encuesta elaborada entre una muestra de 600 personas “autóctonas”, deja también algunas sombras. Por ejemplo, persisten los recelos ante los inmigrantes que vienen de Marruecos, Argelia o el Magreb. De hecho, los que llegan de estos países son los que menos simpatía despiertan. En una escala del 0 al 10 ocupan el rango más bajo, un 5,3, en una lista que encabezan los argentinos, con 6,6 puntos Por otra parte, hay una clara desconfianza hacia el islam. De hecho, valoran su confianza con 3,29 puntos, con apenas variación respecto al año anterior. Por otro lado, los estereotipos o la fuerza de los rumores sobre las personas inmigrantes “sigue perdiendo peso y cada vez tienen menor presencia y apoyo social”, señala el estudio. Sin embargo, el 31,8% considera que “aumenta el machismo” con la llegada de los inmigrantes, el 26,2% cree que generan inseguridad ciudadana, el 25,4% consideran que se benefician del sistema de protección social o que se llevan las VPO, el 18,7%.

Y aunque 8 de cada diez vascos cree que los todas las personas independientemente de su origen tienen que tener las mismas obligaciones o derechos, un 18,2% cree que en el acceso a los derechos debe primar la población autóctona frente a los extranjeros. En cuanto a las trabas a la hora de permitir la entrada de inmigrantes, el 43,2% es partidaria de no poner ningún obstáculo legal a su entrada, mientras que el 53,4% permitiría la entrada con condicionantes, tener un contrato de trabajo (28,2%) o cumplir otros requisitos legales (25,2%). Un 1,2% prohibiría por completo la entrada de inmigrantes.

En cuanto a las políticas de asilo, la mitad de la población es favorable a la acogida 49,7%, el porcentaje más alto de toda la serie de encuestas, probablemente impulsado por la solidaridad con los refugiados ucranianos. Sin embargo, el 47,5% cree que hay que acogerlas “condiciones”. Vien comprobando si están realmente perseguidas (36,3%) o haciendo un reparto de cuotas (11,2%).

También se ponen condiciones a la acogida de menores de edad no acompañados. La mayoría cree que se deben atender a estos menores, conocidos como menas, pero con condiciones. Un 48,2% cree que debe atenderse hasta un cupo. Un porcentaje que se ha elevado respecto al 39,2% del año pasado. Sin embargo, disminuye hasta el 37,2% los partidarios de ofrecerles residencias o pisos tutelados, frente al 39% del año pasado.

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