Extremadura no puede seguir esperando: industria, energía y decisiones valientes
Extremadura no puede seguir instalada en la espera permanente. Durante demasiado tiempo se nos ha pedido paciencia, se nos ha dicho que nuestra oportunidad llegaría más adelante. Desde UGT Extremadura decimos que esa espera ya no es aceptable. Porque cuando una tierra con recursos, energía y talento no avanza, no es por falta de capacidad: es por falta de decisiones.
Extremadura es hoy una región estratégica en materia energética. Producimos energía limpia y renovable, clave para el presente y el futuro del país. Pero producir energía no basta si no se crean las condiciones para que esa fortaleza se traduzca en industria, empleo estable y salarios dignos. Sin infraestructuras eléctricas modernas, potentes y bien planificadas, la industria que podría venir simplemente no vendrá.
Desde UGT llevamos años defendiendo una idea muy clara: la energía tiene que servir para transformar la economía del territorio que la produce. No podemos conformarnos con ser una región que genera electricidad mientras el valor añadido, la actividad industrial y las oportunidades laborales se concentran en otros lugares. Eso no es equilibrio territorial, es desigualdad.
Extremadura nunca contó con una base industrial sólida. Y no fue por falta de talento ni de capacidad de trabajo, sino por la ausencia histórica de inversiones estratégicas y de una apuesta decidida por construirla. Esa carencia explica buena parte de nuestros salarios más bajos, de nuestras pensiones más bajas y de la salida constante de jóvenes que se han visto obligados a buscar fuera lo que aquí no encontraban.
Las encuestas publicadas durante la última semana de campaña lo confirman con claridad: la principal preocupación de la ciudadanía extremeña es el empleo. Y no cualquier empleo, sino un empleo estable, con derechos y con futuro. En ese mismo diagnóstico aparece de forma recurrente una idea compartida: la industria es la clave para transformar de verdad el mercado laboral extremeño. Sin industria no hay cambio estructural posible.
Hoy existe una oportunidad real para atraer industria vinculada a la transición energética, a la digitalización y a los nuevos modelos productivos. Pero esa oportunidad solo será real si se acompaña de inversiones claras en redes eléctricas que permitan el desarrollo de nuevos proyectos y el crecimiento de los existentes. Sin capacidad energética suficiente, no hay futuro industrial posible.
Y conviene decirlo también, aunque no sea el centro del debate: si no se actúa con rapidez, algunas empresas ya implantadas pueden ver limitado su crecimiento. No hablamos de alarmismo, hablamos de responsabilidad. Las empresas necesitan certezas para invertir, ampliar y crear empleo, y esas certezas pasan también por disponer de la potencia necesaria para crecer.
Extremadura no parte hoy de cero. Se apostó por la planificación, por el diálogo social y por sentar las bases de un cambio de modelo productivo. Gracias a esa apuesta, hoy estamos en una mejor posición de salida para aprovechar las oportunidades que se abren. Ese camino permitió avanzar y no puede ni debe abandonarse ahora.
Pero estar en una buena posición de partida no garantiza nada si no se toman decisiones valientes. Ahora toca elegir. Elegir si queremos una Extremadura que aproveche su energía para construir industria y empleo digno, o una región que vuelva a resignarse a producir sin transformar y a ver cómo su gente se marcha.
Cuando la principal preocupación social es el empleo, no hay margen para la ambigüedad. La industria no es una promesa abstracta: es la herramienta más eficaz para crear trabajo de calidad, fijar población y generar cohesión social en Extremadura.
Por eso, en un momento clave como el actual, la participación democrática es fundamental. El próximo 21 de diciembre Extremadura se juega su modelo de futuro. La abstención no es neutral: siempre beneficia a quienes prefieren que nada cambie. Y esta tierra no puede permitirse más tiempo perdido.
Hay que votar. Y hay que hacerlo pensando qué proyectos creen de verdad en la industria, en la energía al servicio del territorio y en el empleo digno como base de la cohesión social.
Desde UGT Extremadura lo decimos con claridad y sin rodeos: Extremadura necesita decisiones valientes ya.
Porque seguir esperando no es prudencia.
Seguir esperando es renunciar al futuro.
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