La reformita fiscal
Dada la natural tendencia de Monago y su equipo a magnificar hasta extremos insospechados cualquier insoportable levedad digna del silencio, era más que previsible que los retoques fiscales que ahora llevan a la Asamblea llegasen con gaiteros, coros y demás ruido de acompañamiento pregonando algo así como un gran reforma fiscal.
Para quienes planifican ese tipo de fanfarrias, debe resultar muy cansino añadir a cada acuerdo del Consejo de Gobierno el calificativo de histórico, a cada discurso de Monago el soniquete de trascendental y a cada medida para salir del paso ponerle el apellido de estratégica y pionera en España. Sí, debe resultar cansino para quién se dedica a esas tareas porque cansino resulta incluso a los oyentes.
En ese marco en el que lo cotidiano quiere revestirse de extraordinario, cansino como digo, el maquillaje fiscal que pretende Monago no podía presentarse ante la ciudadanía en un marco que no fuere un cambio histórico de modelo y así, ya saben.
Pero en realidad, la reforma de fiscal de Monago es un ligero retoque, muy en la línea de Montoro, o sea, una reforma de derechas, como es lógico, que no toca las rentas del capital, que no entra en los impuestos a las grandes fortunas, ni en los beneficios de las las grandes empresas, ni en la banca …. No, la reforma fiscal de Monago solo mete la mano a las rentas del trabajo (Irpf) y mantiene con una ligera bajada dos impuestos directos (hidrocarburos y canon del agua) por el que seguirán pagando lo mismo el parado sin ninguna prestación que el señor Gallardo, al parecer el más rico de los ricos de Extremadura.
En cuanto a las magnitudes, la reforma de Monago pretende rebajar los impuestos que recauda la Junta en 73,5 millones, a unos 950.000 extremeño, según sus cálculos, o sea unos 76 euros por extremeño año, cantidad notable, pero no determinante en un presupuesto anual que maneja el Gobierno regional que ronda los 5.000 millones.
Para sacar adelante este proyecto que ahora inicia su debate parlamentario, el Gobierno del PP sabe que no contará con el apoyo del PSOE ni de IU que se ha amarrado al clásico discurso de la izquierda que no considera los impuestos una maldición sino un sistema justo de redistribuir la riqueza.
En esta tesitura, Monago ha invitado a bailar esta pieza a los regionalistas que no saben muy bien si hacer un baile rápido a agarrado, agarrado a la izquierda o a la derecha, esa es la cuestión.
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