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Alfonso Gómez, alcalde de Ginebra de origen gallego: “Las prioridades de mi mandato serán los Derechos Humanos y la urgencia climática”

Alfonso Gómez, acompañado de la Irmandade Galega na Suiza

Alfonso Pato

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El Himno del Antiguo Reino de Galicia sonó este jueves en las calles de Ginebra para celebrar la investidura del nuevo alcalde de la ciudad. El gallego Alfonso Gómez Cruz (Corme, 1960), es el nuevo regidor de una de las ciudades con mayor proyección internacional de Suiza y de toda Europa. Allí se ubican, entre otras, la sede de la ONU en Europa o la Organización Internacional del Trabajo. 

Nieto de un maestro republicano represaliado e hijo de unos padres que partieron desde la Costa da Morte en la oleada migratoria a Centroeuropa a partir de los años 60 del pasado siglo, Gómez Cruz es economista de formación y antes estuvo destinado en numerosos países en conflicto formando parte de Cruz Roja Internacional. de Sudán a Somalia, pasando por Irán, los Balcanes o Centroamérica.

Militante de Los Verdes, el nuevo alcalde de Ginebra pasó en sus años de juventud por el partido socialista, ha sido presidente de la asociación ciclista Pro Velo y es vegetariano por razones medioambientales, “a pesar de ser de origen carnívoro, como buen gallego”. Gobernará Ginebra hasta el 2024, gestionando varios departamentos que suman un presupuesto de 400 millones de euros, centrando su mandato en el cambio climático y los derechos humanos. Alfonso Gómez atiende a eldiario.es desde Ginebra, en la primera entrevista que concede justo el día después de su investidura. La conversación (aquí traducida) se produce íntegramente en gallego.

¿Cómo ha vivido este jueves el acto de su toma de posesión como alcalde de Ginebra? 

Con una enorme emoción, con mucha gente en la calle, muchos gallegos, familia y amigos que me han acompañado. Mi padre ya no vive, pero me emocionó mucho que mi madre Milita, que va a cumplir 82 años, viajase desde Corme para estar aquí.

Sonaron gaitas gallegas y la Red de Tamboreras de Suiza, una batucada de mujeres antirracista, decolonial y feminista, ¿es una declaración de intenciones de lo que será su mandato?

Elegí una música muy simbólica. Primero la energía de la percusión de las Tamboreras y después las gaitas de la Irmandade Galega de Xenebra. Tocaron el himno de Ginebra, que es la primera vez que se tocaba con gaita y después el Himno del Antiguo Reino de Galicia. Decidí que sonase música de mi tierra de nacimiento y de mi tierra de acogida. Soy muy gallego y muy galleguista y lo reivindico todo lo que puedo.

Si se descuida, acaba teniendo más gaiteros que las tomas de posesión de Manuel Fraga…

(Risas) Si, pude haber pedido algunos gaiteros más pero no podría llegar a sumar tantos como Fraga aquí en Ginebra.

Ha tenido muy presente en el discurso de investidura a Galicia y la emigración, ¿qué representan para usted?

Son cuestiones imprescindibles para mi. Soy hijo de esa generación de personas que salieron de Galicia buscando un futuro mejor en los años sesenta. Mis padres salieron al extranjero buscando oportunidades laborales, pero también para respirar aires diferentes y ver mundo. Hace falta coraje para eso, para ir a crear una nueva vida en otro país, con otro idioma. Hoy sus hijos como yo, y sus nietos, estamos muy integrados, pero nunca olvidamos de donde venimos. Estamos siempre en esa disyuntiva de ser de allí o de aquí. Yo soy de allí, de Corme y de aquí, de Ginebra.

También hizo referencia a la dictadura y a su abuelo republicano represaliado, ¿qué significa para usted la figura de su abuelo?

Mi abuelo era maestro y vinieron a buscarlo a casa para llevárselo. Pero un Guardia Civil amigo de la familia dio el aviso para que escapase. Estuvo huído, escondido de casa en casa hasta que lo pillaron. Fue encarcelado y represaliado, inhabilitado para ejercer su trabajo. Hasta varios años después que hubo una amnistía, no pudo volver a dar clase. Era un antifranquista furibundo. Cuando ponían en casa las noticias y estaban las ventanas abiertas, mi abuela las cerraba para que nadie escuchase sus improperios contra las informaciones oficiales.

¿Cómo recuerda su llegada a Suiza desde Corme?

Mis padres llegaron y se buscaron la vida como todo el mundo. Mi madre comenzó en cocinas y haciendo limpieza y después fue vendedora de moda y progresó. Mi padre trabajó en un bar, después en la construcción y acabó como encargado de mantenimiento de la Organización Internacional del Trabajo. También fue uno de los fundadores en los 60 de la sociedad A Nosa Galiza. Yo llegué siendo un niño, pero nos integramos rápido. Yo siempre estuve en asociaciones o pertenecí inicialmente al Partido Socialista.

Ha causado sorpresa que, nada más llegar a la alcaldía, decidiese que en todos los actos oficiales del Ayuntamiento de Ginebra solo habrá comida vegetariana… 

Me he marcado dos prioridades en mi mandato, la protección de los Derechos Humanos y la lucha contra la urgencia climática. Dentro de la urgencia climática está el transporte o la renovación de edificios para hacerlos más eficientes, pero también la alimentación. Debemos reducir la producción y para bajar la emisión de gas carbónico y avanzar de otra forma con producción local. Esto se logra alimentándonos de otra forma. Ayer en el acto de investidura se sirvieron platos únicamente vegetarianos y estaban deliciosos.

¿No teme que lo declaren persona “non grata” en Corme por no defender sus percebes?

(Risas). Es que yo de origen soy carnívoro. Tampoco soy un hipervegetariano estricto. Hablo sobre todo de la carne y como una forma de posicionamiento de la ciudad en los actos oficiales. Otra cosa son los percebes, que eso son mariscos y comerlos es una manifestación cultural (ríe de nuevo).

Hemos visto que le ha felicitado públicamente la Fegamp o el BNG, ¿le han llamado también en privado alguien del gobierno gallego o español para felicitarle?

Llamadas privadas del gobierno de España o de Galicia que yo recuerde no. Pero sí de la Embajada de España o del Consulado. No sé si estaban al corriente, pero es algo en lo que tampoco había pensado.

Ha hablado en la investidura de la violencia contra las minorías y contra las mujeres, ¿Qué le parece que Feijóo haya manifestado esta semana su intención de suprimir el Ministerio de Igualdad si llega a gobernar?

Me parece una aberración e ir a contra sentido de la cohesión social. Ginebra tiene un 40% de extranjeros, muchos de ellos minorías. Las administraciones tienen que cohesionar estas comunidades gracias a políticas públicas activas de sanidad, igualdad o educación. 

Las mujeres en Ginebra son un 50% de la población. Por ejemplo, en Ginebra hay 800 calles y solo unas 70 tienen nombres de mujer. Están invisibilizadas y es necesario sacarlas a la luz. En Suiza, hasta hace poco el IVA de comida de mascotas era de un 3% y el de los productos de higiene femenina de un 7%. Eso era un insulto que logró subsanarse con políticas de igualdad.

¿Qué opinión tiene de Feijóo?

Yo no tengo ninguna opinión. Ni buena ni mala. Yo solo soy alcalde de Ginebra y debo mantenerme distante.

¿Se ve haciendo carrera política en España o en Galicia después de pasar por Suiza, al estilo de lo que intentó hacer Manuel Valls en Barcelona después de haber sido Primer Ministro con François Hollande? 

No me veo en la política española o gallega. Trato de vivir el momento ahora mismo. Dentro de dos años hay elecciones aquí y veré si me presento o no. Tengo que consultarlo con mi familia y con el partido, pero no tengo nada previsto. Lo que si tengo claro es que siempre me ha interesado mucho la política local. He trabajado en países desde África a los Balcanes, pasando por Centroamérica y siempre la he seguido de cerca allí donde he vivido.

Estará en la alcaldía un año, en un sistema rotatorio en el que cinco personas de diferentes partidos gobernarán un año cada una durante cinco años ¿Cómo se mantiene el equilibrio con esta fórmula?

En realidad es un consejo ejecutivo formado por cinco personas. Dos son miembros electos de Los Verdes, mi partido, dos son socialistas y una pertenece a la Democracia Cristiana, de corte centrista. Cada uno tiene sus competencias a lo largo de toda la legislatura y además, durante un año asumirá el cargo de alcalde. Ahora me toca ostentar este cargo, pero sigo gestionando mis competencias que van desde las finanzas a la política de espacios verdes y vegetarización de la ciudad, igualdad e integración, las viviendas sociales de la ciudad –que son alrededor de 5.000- o los Recursos Humanos.

¿Qué presupuesto maneja en todas sus áreas?

Todo el Ayuntamiento de Ginebra tiene un presupuesto de unos 1.400 millones de euros, de los cuales unos 400 millones de euros son los que me toca gestionar en mis departamentos.

¿En Suiza es más factible este fino equilibrio de pactos, coaliciones y rotaciones que en España?

Seguramente. En Suiza existe una gran cultura de coaliciones, porque se ha construido en base a minorías. Desde franceses, alemanes, italianos, etcétera, pasando por protestantes o católicos. Aquí hay mucha cultura de pacto y es una obligación. También existe el derecho de referéndum para decidir cuestiones de relevancia. Por ejemplo, había un proyecto para construir un gran parking en el centro de la ciudad. Yo me opuse y se hizo un referéndum donde la ciudad decidió que no quería ese parking.

Estará al tanto del plan de energía eólica en su zona de A Costa da Morte, ¿qué opinión le merece?

La producción de energía eólica es importante, pero conlleva riesgos. Hay que respetar que es un bien de primera necesidad y, por lo tanto, los poderes públicos deben tener el control de la energía y no el sector privado.

Para mi, la política ecológica tiene que ser social e ir a favor de las personas con menor poder adquisitivo, no en contra. Además en la Costa da Morte está también el aspecto visual. No podemos instalar aerogeneradores de cualquier manera en cualquier sitio.

¿Ya ha marcado fecha para regresar a Corme y darse el próximo baño en la Playa de Osmo?

Después del Primero de agosto que es la Fiesta Nacional en Suiza. Sobre el 3 o 4 de agosto espero estar en Corme bañándome en la Playa de Osmo.

En este vídeo se puede ver cómo celebró su investidura, con una banda de gaitas.

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