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Un grupo de militares reclama la eliminación de los nombre franquistas de las calles del Arsenal de Ferrol

La Calle Crucero Baleares, en el interior del Arsenal de Ferrol

Marcos Pérez Pena

El 3 de marzo de 1981 el pleno del Ayuntamiento de Ferrol aprobó el cambio de denominación de 61 calles y plazas de la ciudad, eliminando todas aquellas que hacían referencia a figuras relacionadas con la dictadura. Así, la Avenida del Generalísimo recuperó el nombre de Carretera de Castilla y varias calles dedicadas a militares franquistas adoptaron denominaciones tradicionales o pasaron a homenajear a escritores e intelectuales gallegos. La propuesta fue aprobada con los votos a favor de PSOE, PCG y Unidade Galega y con los votos en contra de UCD y Coalición Democrática.

La decisión no gustó en la cúpula militar, llena de nostálgicos de la dictadura, que acordó bautizar diez calles interiores del Arsenal de la ciudad, instalaciones sobre las que el Ayuntamiento no tenía competencia, dándoles los nombres de otros tantos héroes militares o personalidades del régimen, como Carrero Blanco o Salvador Moreno, o de elementos relacionados con la victoria franquista, como el Crucero Baleares.

Ahora el mismo colectivo de militares (alrededor de un centenar, la mayor parte en la reserva) que hace unos meses hizo público el Manifiesto en contra del franquismo en las Fuerzas Armadas acaba de solicitar que el Arsenal de Ferrol elimine las denominaciones que continúan exaltando la dictadura y las sustituya por los nombres de otros diez militares que se significaron por su defensa de la democracia. Este jueves entregaron su reclamación en el propio Arsenal y en el registro del Ministerio de Defensa, un texto que acompañan de un dossier encargado al historiador Bernardo Máiz que detalla las razones que hacen merecedores de este reconocimiento a los diez militares demócratas.

En las cartas entregadas este lunes y firmadas por Arturo Maira Rodríguez, Capitán de Navío del Cuerpo de Ingenieros Electricistas de la Armada (retirado) y portavoz del Manifiesto en Contra del franquismo en las Fuerzas Armadas, se propone la supresión de las calles Almirante Vierna, Crucero Baleares, Soldado Lois, Almirante Honorio Cornejo, Cándido Pérez, González Llanos; también de las avenidas Almirante Fernández Martín y Salvador Moreno: y de la plaza Marqués de Alborán. La placa de la calle Carrero Blanco fue retirada en el año 2014. Además, se sugiere que sean sustituidas por los siguientes militares, que en su mayoría murieron defendiendo la legalidad republicana:

  • Condestable Dionisio Mouriño González
  • Contralmirante Antonio Azarola Gresillón. Jefe del Arsenal.
  • Cabo de Artillería Naval Ramiro Corredeguas Castro
  • Teniente de Navío Luis Sánchez Pinzón.
  • Capitán de Navío Sandalio Sánchez Ferragut, Comandante del 'Cervera'.
  • Condestable Vicente Peña Tarrasa, guerrillero antifranquista
  • Condestable Carlos Allegue
  • Teniente Coronel maquinista Benito Sacaluga Rodríguez. Jefe de Máquinas del 'Jaime I'
  • Coronel Médico de la Armada Luis Pérez Carballa
  • Capitán de Corbeta Antonio Sanjuán Cañete

Críticas a la “simbiosis Armada-Franquismo”

La propuesta de este grupo de militares, que en los próximos días será entregada al alcalde de Ferrol, a la Diputación de A Coruña, a la Delegación del Gobierno y a la Xunta de Galicia, comienza apelando a la necesidad de cumplir con la Ley de Memoria Histórica, que ordena “la retirada de escudos, insignias, placas y otros objetos y menciones conmemorativas de la exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la represión de la Dictadura”.

En la carta, Arturo Maira Rodríguez destaca que “la Armada debe procurar por todos los medios posibles recuperar su armonía con la ciudadanía española, soberana de acuerdo con la Constitución, y democrática en sus sentimientos, valores y sentido histórico”. Una armonía que se “rompió brutalmente con la sublevación militar del año 1936 y que no fue recuperada como debiera, debido a cierta simbiosis Armada - Franquismo que tristemente nos recuerdan algunas declaraciones de marinos y militares enemigos de la democracia que exaltan y loan al dictador Franco”, señala el militar retirado.

Maira Rodríguez pide que no se repita “otra manipulación histórica manejada por personas simpatizantes con el anterior régimen” que, dice, “desgraciadamente, como la experiencia reciente nos demuestra, no son infrecuentes en nuestras Fuerzas Armadas, sobre todo en sus niveles superiores”.

Alguno de los militares en activo firmantes del Manifiesto en contra del franquismo en las Fuerzas Armadas está recibiendo sanciones de la Armada por este motivo, sufriendo por ejemplo expedientes disciplinarios por falta grave, que pueden suponer hasta 30 días de arresto. El Ejército no tomó medidas, en cambio, contra los 144 altos mandos firmantes de otro manifiesto, anterior, que exaltaba al dictador Francisco Franco. El Ministerio de Defensa sí ha abierto un expediente disciplinario a varios de los firmantes de este manifiesto franquista.

Las razones del cambio

Hace unos meses el historiador Bernardo Máiz recibió de este grupo de militares el encargo de redactar un informe que justificase la demanda de supresión de las denominaciones franquistas y que, al mismo tiempo, hiciera una propuesta de otros militares que sí merecerían un reconocimiento. Máiz les entregó una lista con las biografías de veinte personas, que a continuación fue debatida y votada por los firmantes del Manifiesto, que escogieron diez.

Máiz concluye que los nombres de ocho de las calles del Arsenal “deben ser suprimidos por corresponder a responsables directos o indirectos de la masacre de ciudadanos civiles y militares inocentes”. Sólo excluye al Soldado Lois, adoptado como héroe por el franquismo, pero del que el historiador concluye que “no es responsable de la sublevación”, al entrar en Infantería de Mariña como soldado de reemplazo. En cualquier caso, los militares firmantes del Manifiesto votaron a favor de solicitar igualmente la supresión de la calle que lo recuerda en Ferrol.

En el escrito presentado esta mañana Arturo Maira recuerda que en la Punta del Martillo del Arsenal fueron fusilados en los meses siguientes al golpe de Estado de julio de 1936 “un número muy elevado de marinos y ciudadanos cuyo único delito fue cumplir con su deber, la defensa de la legal y legítima II República Española”. En el dossier, Máiz detalla que en este lugar 166 militares fueron condenados a muerte en Consejos de Guerra y ejecutados y que otros 176 fueron paseados o murieron en enfrentamientos en los primeros días de la sublevación. En total, en la comarca de Ferrolterra 714 personas (militares y civiles) fueron ejecutadas por los franquistas entre 1936 y 1939.

Los firmantes del Manifiesto demandan que se levante un monumento o placa conmemorativa en su memoria, “como consolación de sus descendientes y como ejemplo para todos los presentes o futuros miembros de la Armada de lo que jamás debió ocurrir”.

Los 10 nombres propuestos

En el dossier elaborado por Máiz se profundiza en las biografías de estos diez militares propuestos. La mayoría fueron ejecutados entre 1936 y 1939 o muertos en combate, excepto Edmundo Sanjuán. Vicente Peña y Carlos Allegue murieron a disparos de la Guardia Civil en 1947 y 1951.

  • Carlos Allegue (Ferrol, 1903). Auxiliar 2º de Artillería, fue detenido en 1937 y procesado en 1940. En 1944 creó en Ferrol una célula de Unión Nacional Española (UNE) y en 1945 lideró un asalto a un depósito de armas y explosivos para entregárselos a la guerrilla antifranquista. Detenido de nuevo en 1947, consiguió huir de la comisaría, incorporándose al Ejercito Guerrillero de Galicia. Con graves problemas de visión, se ocultó en la residencia familiar, donde fue descubierto por la Guardia Civil, que lo asesinó junto con su hijo, de 19 años.
  • Antonio Azarola Gresillón (Tafalla, 1873). Ministro de Marina entre 1935 y 1936, en julio de 1936 era el Jefe del Arsenal de Ferrol. Encarcelado por los sublevados y condenado a muerte, fue fusilado el 4 de agosto
  • Ramiro Isidro Carrodeguas Castro (Ortigueira, 1904). El 18 de julio de 1936 era cabo de Artillería en Ferrol. Junto con otros oficiales impidió que los sublevados controlasen el Cuartel Viejo y la Escuela de Marinería hasta el 21 de julio. Fue fusilado el 5 de septiembre en la Punta del Martillo.
  • Dionisio Mouriño Castro (Vigo, 1893). El 18 de julio de 1936 era oficial 3º de Artillería en el acorazado España. Al grito de “Viva la República” se hizo con el control del buque y desembarcó en el Arsenal con el objetivo de expulsar los sublevados. Perdió la vida en esta acción, y los militares fieles a la República regresaron al barco, donde resistieron hasta el día 22.
  • Vicente Peña Terrasa (Palma de Mallorca, 1904). Fue destinado en 1944 al Arsenal de Ferrol, donde organizó una célula de Unión Nacional Española (UNE), pasando a la clandestinidad en 1946 e incorporándose al Ejército Guerrillero de Galicia. Murió en 1949 en una emboscada de la Guardia Civil en Páramos (Val do Dubra)
  • Luis Pérez Carballa (Sanxenxo, 1881). En 1936 era coronel médico de la Armada en situación de jubilación voluntaria. En 1937 fue condenado a muerte y ejecutado por su fidelidad a la República, siendo acusado también de masón
  • Benito Sacaluga Rodríguez (Cadiz, 1882). Fue codirector de la Escuela Naval Popular, en Cartagena, donde fue detenido por los franquistas, después de negarse a salir hacia el exilio. Fue ejecutado en 1939.
  • Juan Sandalio Sánchez Ferragut (Madrid, 1883). En 1936 era comandante del crucero Almirante Cervera, en Ferrol por reparaciones. Se negó a apoyar el golpe de Estado y en los días siguientes fue herido en los enfrentamientos que se produjeron en el propio buque. El 21 de julio aceptó rendir el barco, firmando un acuerdo en el que los militares franquistas se comprometían a no tomar represalias, lo que fue incumplido. Fue ejecutado en septiembre en Ferrol.
  • Luis Sánchez Pinzón (Morón, Sevilla, 1907). Era responsable de Comunicaciones del Cervera. Fue ejecutado en agosto en Ferrol.
  • Edmundo Sanjuan Cañete (Ferrol, 1888). Coorganizador de la Marina de Guerra Auxiliar de Euskadi y Jefe de Estado Mayor de la Defensa móvil marítima de Cataluña. En 1939 se exilió en Francia, donde fue internado en un campo de concentración. Regresó a España, condenado a 15 años de prisión y finalmente indultado.
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