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“No puede ser que una persona muera delante del Ayuntamiento y que Vigo no tenga alternativas habitacionales”

Imagen de la acampada que desde hace dos años y medio funciona en la Praza do Rei

Marcos Pérez Pena

El pasado domingo moría en Vigo una persona sin hogar, un hombre de 42 años que residía desde hacía tres meses en la 'Acampada contra la Pobreza' instalada desde comienzos del año 2017 en la Praza do Rei, frente al Ayuntamiento. J.Y.C.C. era una de las muchas personas que desde hace dos años y medio han pasado por esa acampada -unas tres mil, según sus organizadores-, una iniciativa que le demanda al Ayuntamiento de Vigo mejoras en los servicios sociales y alternativas habitacionales y de acogimiento para conseguir que nadie tenga que dormir en la calle.

Desde el Ayuntamiento se señaló horas después que el fallecido había muerto “por causas naturales” y que había rechazado una plaza en el albergue municipal, algo que niegan desde la acampada, que hace hincapié en los defectos de las actuales estructuras de apoyo a las personas sin hogar. Desde la organización de la acampada señalan, de hecho, que el difunto fue rechazado en alguna ocasión en el albergue por su “baremo económico” y critican que “la primera comunicación que se hizo en prensa hablara de si el Ayuntamiento había puesto o no de su parte para su alojamiento”. “Nos parece una falta total de empatía y de respeto al fallecido. Era un momento de condolencia y duelo”, afirman, para concluir: “que siga muriendo gente en la calle es un fracaso y esperamos que los departamentos relacionados, en vez de sacar comunicados como el mencionado, se centren en trabajar porque mejore en la ciudad la atención a personas en exclusión social”.

El difunto fue además uno de los protagonistas de la actividad que un año más llevó a cabo el colectivo 'Os Ninguéns' en el cementerio de Pereiró para recordar a las “difuntas empobrecidas” con motivo del día de Todos los Santos. Además de un coloquio/tertulia sobre el sinhogarismo, las muertes prematuras y las tumbas sin nombre, en el que se abordaron las causas y posibles medidas de prevención de esta dramática situación. El viernes 1 se celebró en el cementerio un acto en recuerdo de las personas sin techo allí enterradas: Manuel G (“el abuelo”), Rafael G, Constantin B y Abdelquahed S. En sus tumbas fue colocada una placa con sus nombres, fecha de nacimiento y fecha de su muerte.

Además, el acto expresó el luto por la muerte de la persona fallecida en la Praza do Rei. “En el cementerio leemos un texto que reflexiona sobre el sinhogarismo, las personas que contra su voluntad viven en la calle. Muchas de ellas están enfermas o son de edad avanzada. No cuentan con alternativas habitacionales, y las que hay son insuficientes”, explica Antón Bouzas, uno de los representantes del colectivo 'Os Ninguéns', con el que hablamos.

Desde el Ayuntamiento se dijo que esta persona había muerto “de causas naturales” y que se le había ofrecido un lugar en el albergue. ¿Cómo valoráis lo sucedido?

Para nosotros no es “natural”, nunca, tener que morir en la calle, en este caso en una tienda de campaña sobre el asfalto, de forma prematura, con tan sólo 42 años. Lamentamos profundamente las graves carencias de empobrecimiento severo a las que se vio sometido en su vida. Lo que no puede ser es que una persona muera delante del Ayuntamiento de Vigo y que la ciudad no tenga alternativas habitacionales. Y lo mismo que te digo el Ayuntamiento, te digo la Xunta, porque tienen competencias compartidas y las dos instituciones deberían aumentar los dispositivos residenciales.

No es la primera vez que desde el Ayuntamiento de Vigo se justifica que hay personas que no quieren ir a los albergues, minimizando su responsabilidad. Así lo hizo por ejemplo, Abel Caballero en el año 2015... ¿Tiene validez la apelación a este grupo de personas que no quiere acudir a los albergues?

Ahí hay una cierta manipulación de la realidad. Es cierto que hay un pequeño grupo de personas que no quieren ir a los albergues, pero la gran mayoría están deseando ir. Eso sí, quieren ser acogidos en mejores condiciones, en un entorno de empatía, de comprensión. Y en el caso concreto de la acampada de la Praza del Rei, donde duermen diariamente 12, 13 o 14 personas, están reivindicando que quieren una plaza en el albergue. No están ahí por gusto, ya que se trata de una plaza muy abierta, muy poco protegida del viento y la lluvia. Están reclamando una solución habitacional, porque en la actualidad con el dinero que tienen no les llegan para poder acceder a un techo.

¿Tenéis datos de cuántas personas pueden estar viviendo en la calle hoy por hoy en la ciudad de Vigo?

No tenemos datos de toda la ciudad, únicamente de la zona centro de Vigo, que es donde se concentra la mayor parte importante de las personas sin hogar, al igual que en otras ciudades. Hemos calculado en el Casco Viejo puede haber unas 80 o 100 personas durmiendo en cajeros o casas abandonadas. Son personas que quieren tener una alternativa habitacional, pero no la pueden tener.

¿Cómo valoráis el actual funcionamiento del albergue en Vigo?

En Vigo hay un albergue municipal que es insuficiente. Lo cierto es que desde que funciona este albergue, han bajado los índices de mortalidad en la vía pública de personas sin hogar. Pero es urgente ampliar las plazas y mejorar el acogimiento. En primer lugar, hay un problema, que es que las personas sólo pueden estar diez días al mes, pero pasado ese tiempo deben abandonar el albergue hasta el mes siguiente. Esto para muchas personas sin techo no es soportable: les cuesta mucho estar unos días con unas mantas, un colchón, una ducha caliente..., para después pasar el resto del mes en la calle. Diez días no cambian la vida de una persona sin hogar. Son personas que llevan mucho tiempo en esas situaciones.

¿Cómo se podría mejorar?

Nosotros pedimos que los albergues se parezcan lo más posible a las viviendas, a un hogar. Creemos que las habitaciones deben ser individuales, no como en la actualidad, que hay cuatro o cinco personas en el mismo cuarto. Debe haber cierta intimidad para las parejas para poder normalizar sus vidas. Debería haber también acogida para mascotas; hay personas sin techo que tienen un perro y son incapaces de deshacerse de ellos, porque son su única compaña, es algo muy importante para ellos.

¿La clave es poder acceder a una vivienda? ¿Eso puede ser el punto de partida para otros cambios?

Sí, lo primero es la vivienda. Hay que tener una vivienda acogedora, que permita que estas personas abandonen la situación de gravedad que sufren y pasen a tener las mismas opciones que el resto de la gente. Las personas que viven en la calle están sometidas a muchísimos riesgos. Por eso los índices de mortalidad de las personas sin techo son muy altos y en muchas ocasiones fallecen a edades muy prematuras, como este joven que acaba de morir, con cuarenta y pocos años. No puede ser que el albergue deje todos los días en la calle, durmiendo en la vía pública o en barracas a muchas personas contra su voluntad.

¿Qué pasos se deberían dar para facilitar el acceso a la vivienda?

Lo fundamental para nosotros sería que hubiera un parque de viviendas suficiente en régimen de alquiler para estas personas. Los programas de 'la vivienda es lo primero' funcionan muy bien y sirven para atenuar la perigrosidad de sus condiciones de vida.

Para que estas personas puedan salir de la calle, deben contar con unos ingresos suficientes que les permitan acudir a un hostal o alquilar una habitación o una vivienda. Pero hoy por hoy las aportaciones de la RISGA son cantidades tan pequeñas, que resultan insuficientes para hacer frente a esos pagos. Para el alquiler ahora piden también avales, un seguro... piden muchas cosas que hacen imposible el acceso a la vivienda.

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