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Daniel Salgado

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Ni siquiera todas las imágenes de Ensayo sobre la noche fueron tomadas de noche. Pero la noche las atraviesa. “La noche como lugar”, aclara el fotógrafo vigués Nacho Alonso (1975), autor de un volumen intenso, crudo y delicado, arrollador. Este, su primer fotolibro, indaga en las sombras de la ciudad, viaja al fondo de lo oscuro, se sumerge en las zonas agrestes de los paraísos artificiales, transita lo marginal.

Alonso retrata a sus amigos, pisos de paredes desconchadas, rostros y piernas, ventanas, los faros de un coche al fondo. “El amanecer es para la gente próspera. En la noche encuentras a los derrotados, trabajadores cansados. Pero la noche es sobre todo una manera de mirar, un tono”, considera.

Ensayo sobre la noche son poco más de 100 páginas de fotos en blanco y negro, resultado de “mucho tiempo de trabajo”. Casi una vida.

El editor Juan Gallego, cuya editorial Solar -fundada junto a Ignacio Pérez-Jofre- se estrena con este cuidado volumen, lo advierte de inicio: “No es un proyecto de fotografía documental, no muestra una mirada externa, pretendidamente objetiva. La obra de Nacho nace de la experiencia, de la proximidad, del conocimiento directo”. Es el fruto de, por lo menos, 20 años, cuando Alonso data la más antigua de las imágenes. “El libro no surge de la casualidad”, explica vía telefónica a elDiario.es, “tiene mucho trabajo detrás. Y aunque hubo la opción de publicarlo antes, hubiera sido un error. Ha necesitado todo este tiempo”. El trabajo ha sedimentado. A partir de un grupo inicial de imágenes, ha ido componiendo un poema adusto pero conmovedor al otro lado. Inmune al paso del tiempo: una amiga del autor lo calificó con precisión de atemporal.

Ensayo sobre la noche comienza en exteriores. Captura la parte de atrás de lo urbano. Desenfoca edificios en los que apenas se percibe luz detrás de los cristales. Hay callejones y en ellos se advierte presencia humana. A veces huidiza, a veces frontal. Poco a poco el fotógrafo se acerca y atraviesa puertas. Aparecen los retratos. “Son mis amigos, entornos por los que yo me movía”, relata. Algunas miradas a cámara lo delatan: el fotógrafo no es un turista, aquí existe confianza. Y eso que la dureza preside algunas escenas, relacionadas con el consumo de drogas o con lo que puede interpretarse como prostitución callejera.

Lo analógico frente a lo digital

El encuadre violentado, el grano gordo, la mirada borrosa, se combinan con lo diáfano cuando hombres y mujeres posan para Alonso. Pero la estética no precede a la técnica. “El desenfoque no es algo que yo piense antes de disparar, no son decisiones. Viene dado por la situación en la que fotografías”, dice. Por la noche, una vez más. Y por la mecánica de las herramientas de trabajo elegidas, una cámara analógica y película en blanco y negro, y una condición: la luz siempre es la disponible en el momento y en lugar. No existe hueco para el artificio.

“Decides fotografiar lo que te rodea, lo más próximo. Eso y la cámara y el revelado analógico son las únicas decisiones previas”, añade. Y también prácticamente lo único que, más allá de las imágenes, recibe el espectador. Hay un título -Ensayo sobre la noche-, una dedicatoria -“a Olalla”- y una escueta página de créditos. La fuerza reside en la foto, que esquiva la limpidez óptica de lo digital. “Estamos acostumbrados a la imagen digital, que casi da grima”, aduce Alonso, “pero esto es la noche. El blanco y negro y lo analógico eran la opción lógica”. La vida desnuda, al fin y al cabo, es confusa. Nada está claro.

Alonso remite la responsabilidad del título a su editor, Juan Gallego. “Puede sonar ambicioso, lo sé”, admite. Y, sin embargo, algo hay de ensayo, una investigación de eco poético y en primera persona, en el libro. “La noche es muy teatral. Me gustan sus contrastes. Pero también es hermoso un retrato con luz de ventana”, dice. “Como no podía ser de otro modo, hemos llevado la carga de negro al límite”, explica gallego sobre la edición de Ensayo sobre la noche. El negro al límite.

La primera presentación del fotolibro será el 19 de octubre en el Espacio Sirvent, de Vigo. En noviembre estará en el Festival FFoco de A Coruña. Pontevedra, Santiago de Compostela, Madrid o Barcelona también acogerán el estreno. La siguiente referencia de Solar será un libro de relatos y dibujos del artista Din Matamoro (Vigo, 1958).

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