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Catedrales reconvertidas y auxiliares de vuelo que ponen vacunas: los detalles del éxito del plan de inmunización en Reino Unido

Personal médico en el centro de vacunación de la Catedral de Salisbury

Cristina Puerta

6 de febrero de 2021 21:26 h

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“Antes del 15 de febrero, todos los grupos prioritarios identificados por el Comité Conjunto de Vacunación e Inmunización recibirán la vacuna”, declaró el primer ministro británico Boris Jonhson el pasado 7 de enero de 2021. “Eso es más de 12 millones de personas en Inglaterra y 15 millones en el Reino Unido”. Así es como Johnson anunció el plan de vacunación más grande de la historia de Reino Unido, dado a conocer el 11 de enero por el Ministerio de Salud.

El objetivo está a punto de conseguirse y, a este ritmo, se espera que toda la población a partir de 50 años haya recibido su primera dosis de la vacuna para principios de mayo. Los escenarios más optimistas apuntan a que toda la población podría estar vacunada a finales de agosto, con las dosis necesarias, aunque el responsable médico del Gobierno, el profesor Chris Whitty, dijo que la logística hacía esa previsión improbable.

Aquellos que viven en hogares y residencias de ancianos, los mayores de 70 años, profesionales de la salud que trabajan en primera línea, personal de cuidados y, por último, aquellos individuos extremadamente vulnerables son los que el comité ha establecido como los cuatro grupos de mayor prioridad que deben recibir su primera dosis antes del día 15 de este mes. Según los últimos datos, más de 11 millones de personas han recibido la primera dosis de la vacuna (Oxford/AstraZeneca y BioNTech/Pfizer), y más de 500.000 han recibido la segunda dosis. El Gobierno británico ha recurrido a cuatro claves para crear los cimientos de este programa: “Suministros, priorización, localizaciones y las personas”.

1.400 espacios para vacunar

La discoteca Blatchwood en St. Albans al norte de Londres, la catedral de Salisbury al Sur de Inglaterra, el Black Country Living Museum cerca de Birmingham (donde se rodó parte de la serie Peaky Blinders), el Museo del Ferrocarril en Swindon o la principal estación de bomberos en Cheltenham al oeste de Inglaterra son algunos de los pintorescos lugares que han cedido sus instalaciones para convertirse en centros de vacunación.

El Gobierno británico se marcó como objetivo la apertura de 1.400 puntos de vacunación para el 31 de enero. Y lo consiguió. En un esfuerzo coordinado por las autoridades locales, regionales y nacionales, el Ejecutivo ha creado un modelo mixto de lugares donde los ciudadanos puedan recibir sus vacunas. Un total de 50 espacios de vacunación, incluyendo los centros de vacunación masivos que se han creado en estadios de fútbol, centros de conferencias o hipódromos; junto a escenarios tan distintos como catedrales, mezquitas, centros comerciales, cines, salas de teatro… Establecimientos que han estado cerrados por la pandemia en muchos casos. Además de 206 hospitales a lo largo de la geografía británica y más de 1.200 localizaciones, incluyendo farmacias comunitarias y centros de salud. El objetivo es que todo el mundo tenga un centro de vacunación en un radio de 16 kilómetros, según el plan.

“El ayuntamiento sabe que hacemos cosas diferentes en la catedral, como conciertos y exposiciones. Cuando el sistema nacional de salud y el Gobierno buscaron lugares en esta región que pudieran funcionar como centros de vacunación, se pusieron en contacto con nosotros para saber si lo consideraríamos”, explica el decano de la Catedral de Blackburn, Peter Howell. Un grupo de expertos fue a inspeccionar la catedral y concluyó que era un espacio adecuado.

Al contrario que en la catedral de Salisbury, donde han usado el espacio principal designado para la misa para la vacunación, en la catedral de Blackburn, decidieron usar la cripta. Cada día, se vacunan alrededor de 1.000 personas en la catedral de Blackburn, que cuenta con un personal de 60 personas para coordinar todo el proceso de vacunación.

Personal de aerolíneas poniendo vacunas

El pasado 16 de octubre de 2020 entraba en vigor la nueva regulación The Human Medicines (Coronavirus and Influenza) (Amendment) Regulations 2020 (St 2020/1125). El objetivo de la modificación de la ley era autorizar la expansión del personal habilitado para vacunar, así como acelerar la aprobación de las licencias para vacunas y medicamentos. Previamente, la administración de vacunas se reducía a profesionales como doctores, dentistas, farmacéuticos y enfermeros independientes.

Con la nueva enmienda el Gobierno amplió el rango de profesionales habilitados a “dentistas registrados, comadronas, terapeutas ocupacionales, paramédicos, fisioterapeutas y radiógrafos, estudiantes de medicina y enfermería, así como profesionales que trabajan fuera del sistema de salud, enfermeras independientes o profesionales de la salud ya retirados”. También se ha formado a personal de la Armada o tripulaciones de vuelo, como ha hecho la aerolínea EasyJet.

“Hubo una oferta del sistema nacional de salud donde decían que estaban interesados en reclutar tripulación. EasyJet ha trabajado con el sistema nacional de salud antes, lo que nos ha permitido usar la formación y las habilidades que ya teníamos. Eso significa que no hemos tenido que hacer parte de la formación médica”, explica Katy Bryant, tripulante de cabina de la compañía aérea. “Tenemos exámenes cada año en sistemas de soporte vital y anafilaxia, en particular con reacciones alérgicas. Y eso es importante en cuanto a la vacunación”.

Después de un extensa y detallada formación online con el sistema de salud naciona, Bryant acudió a uno de sus centros de formación, donde pudo aplicar lo aprendido. Reconoce que, al ser la vacuna intramuscular, es menos “intimidante”. “Con cualquier cosa nueva tienes que ser cauteloso porque eres consciente de cuan importante es hacer lo correcto. Pero hemos tenido mucha formación y tengo plena confianza en hacerlo bien”.

Kate, que lleva casi un año sin trabajar por la cancelación de vuelos, celebra el poder trabajar como voluntaria en el programa de vacunación. “Creo que es una oportunidad fantástica para ayudar a que las cosas vuelvan a la normalidad y devolverle a la gente algún tipo de vuelta a la normalidad. Por eso quise trabajar en el programa”.

457 millones de dosis

Con las últimas adquisiciones, Reino Unido alcanza los 457 millones de dosis de hasta siete fabricantes diferentes. El Ejecutivo se ha asegurado, de este modo, tener dosis de todas las vacunas aprobadas o en fase de pruebas hasta la fecha, en un intento por construir una reserva variada y asegurarse de probar la efectividad de cada una de ellas.

“Es esencial que continuemos reforzando nuestra cartera de vacunas para asegurar que estamos en la mejor posición posible para proteger al público una vez que veamos el avance”, apuntó el secretario de Estado para el Desarrollo Internacional, Alok Sharma. Reino Unido, que hasta la fecha ha aprobado tres de las vacunas (Oxford/AstraZeneca, BioNTech/Pfizer y Moderna), solo está vacunando de dos de ellas, pues las dosis de Moderna no llegarán hasta primavera.

La media de vacunas administradas en Reino Unido durante los últimos siete días alcanza las 399.055 dosis diarias, con un pico de casi 600.000 dosis administradas el pasado 30 de enero. Con más de 11 millones de personas vacunadas, de los 15 que componen los cuatro grupos prioritarios, la segunda parte del plan de vacunación del Gobierno británico es “priorizar”.

Priorizar: primera dosis a todos antes que segunda a unos pocos

El Comité Conjunto de Vacunación e Inmunización recomendó dividir el plan de vacunación en dos fases. En la primera fase se vacunará al total de nueve grupos de riesgo establecidos por el comité antes de la primavera. El objetivo es administrar la primera dosis de cualquiera de las dos vacunas al mayor número de gente posible, en vez de centrar sus esfuerzos en que aquellos que hayan recibido la primera, reciban la segunda en un intervalo de 3 ó 4 semanas. El periodo para recibir la segunda dosis se puede llegar a extender hasta 12 semanas.

Tras la aparición de las nuevas variantes del virus, el comité de vacunación realizó una serie de estudios encargados a organismos independientes para poder establecer un plan para la maximización de la protección de la vacuna. Se observó que la primera dosis de la vacuna Pfizer y BioNTech ofrecía una protección de alrededor del 90%, mientras que la primera dosis de la vacuna de AstraZeneca era del 70%. Dado el alto nivel de protección de la primera dosis, el comité sugirió que “vacunar a un gran número de personas con una sola dosis prevendrá más muertes y hospitalizaciones que vacunar a un número más pequeño de gente con dos dosis”. La segunda dosis aumenta la acción protectora de la vacuna con igual efectividad que si se suministra “en un intervalo de 12 semanas desde la primera dosis”, en vez de entre tres y seis semanas, como recomienda la Organización Mundial de la Salud.

“A estas alturas de la pandemia, priorizar las primeras dosis a tanta gente como sea posible protegerá a un gran número de gente en riesgo en un corto periodo de tiempo y tendrá un gran impacto en reducir la mortalidad, graves enfermedades y hospitalizaciones, y proteger el sistema nacional de salud”, explica el comité de vacunación en el documento dónde se detalla el programa. La fase dos del plan de vacunación no ha sido desarrollada por el Gobierno todavía, pero el documento detalla que se centrará en reducir el mayor número de hospitalizaciones y en aquellos con una mayor exposición al virus o trabajadores esenciales.

Sin embargo, la aparición de nuevas variantes de coronavirus ha hecho saltar las alarmas entre expertos y miembros de la comunidad científica y personal sanitario. La última, esta semana en Inglaterra, dónde se han detectado hasta ocho nuevos brotes de la variante proveniente de Sudáfrica. Dichos brotes y las mutaciones del virus, junto a nuevas evidencias de que no todas las vacunas ofrecen tanta protección para luchar contra las nuevas variantes, han abierto una nueva discusión sobre las vacunas.

Un reciente estudio realizado por la Universidad de Cambridge establece que la vacuna de Pfizer sería suficiente para crear anticuerpos para luchar contra la variante detectada en Sudáfrica, pero sería necesario incrementar sustancialmente la cantidad de anticuerpos para que fuera efectiva contra la mutación E484K. Diferentes miembros y cuerpos de la comunidad médico-científica han criticado la medida de no cambiar el intervalo de tiempo entre las dos dosis de la vacuna de Pfizer ante la posibilidad de que esta nueva mutación sea resistente a las vacunas. La Sociedad Británica de Inmunología ha pedido explicaciones sobre el retraso de hasta 12 semanas en administrar la segunda dosis y la creación de un organismo que monitorice la efectividad de dicho intervalo. Además, mientras la vacuna de AstraZeneca ha sido probada para ver que sus efectos inmunizadores duran hasta doce semanas, los estudios realizados por Pfizer solo se han realizado con un intervalo de 21 días.

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