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Macron, en busca de una nueva dirección para su segundo mandato tras la dimisión de la primera ministra, Élisabeth Borne

Emmanuel Macron y Elisabeth Borne, el 7 de septiembre de 2023 en el Elíseo.

Amado Herrero

París —

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Élisabeth Borne ha presentado este lunes su dimisión como primera ministra francesa, según ha anunciado el Elíseo, mientras que el actual titular de Educación, Gabriel Attal, aparece como favorito para su sucesión. El nuevo primer ministro debe anunciarse este martes por la mañana.

El destino de Borne estaba sellado desde hace varias semanas. Según varios medios de comunicación franceses, el entorno de la primera ministra había asumido que Borne abandonaría el cargo en los días posteriores a su regreso de Guyana, donde había pasado la Nochevieja junto a las tropas francesas allí destinadas. 

Un relevo decidido por Emmanuel Macron para dar un nuevo rumbo al Gobierno y dejar atrás la crisis abierta por la aprobación de la última ley sobre inmigración, en contra de la que votó una parte de sus diputados y que provocó la dimisión del ministro de Sanidad. 

En su tradicional discurso de Nochevieja, Macron había dado ya algunas pistas afirmando querer una nueva “acción” y “determinación” de cara al futuro. Unos días después, Macron había anulado el Consejo de Ministros del 3 de enero, alegando que una reunión del Ejecutivo era “irrelevante”, decisión que confirmó los rumores de que desde el Elíseo se estaba orquestando un cambio de Gobierno. 

Finalmente, dos reuniones privadas del presidente y la primera ministra el domingo y el lunes desembocaron en el anuncio de la dimisión de Borne, que subraya en la carta entregada al presidente “la voluntad” del jefe de Estado de “nombrar un nuevo primer ministro”. 

“En el momento en que debo presentar la dimisión de mi Gobierno”, escribe Borne, “quería expresar hasta qué punto me ha apasionado esta misión, guiada por la preocupación constante de lograr resultados rápidos y tangibles para nuestros conciudadanos”.

De entre los nombres que circulan como posibles sucesores, la mayoría de medios franceses destacan tres: Julien Denormandie, Gabriel Attal y Sébastien Lecornu. Denormandie (43 años), antiguo ministro de Agricultura, es uno de los miembros del proyecto original de Emmanuel Macron, En Marcha, lo mismo que Gabriel Attal (34 años), actual ministro de Educación. 

Sébastien Lecornu (37 años) es el actual ministro de Defensa y, a diferencia de los otros dos favoritos, procede del partido Los Republicanos (derecha gaulista) que abandonó en 2017 para unirse a la candidatura de Emmanuel Macron. 

La dimisión de la primera ministra implica la cesación de las funciones de todo el Ejecutivo y, aunque se espera que una parte de los ministros se mantenga en su puesto, la configuración final y su orientación dependerá de la persona elegida para su sucesión. Además, a lo largo del mes se espera que el presidente concrete esa orientación durante un “encuentro con la nación”, una alocución cuyo formato aún se desconoce.

Pasado progresista, herencia controvertida

Borne había llegado a la jefatura de Gobierno en mayo de 2022, la segunda mujer en ocupar la función 31 años después del efímero paso de Édith Cresson. Su paso como consejera en el gabinete de Lionel Jospin en su etapa de primer ministro (1997-2002) y de Ségolène Royal como ministra de Ecología (2014-2015) apuntaban a una voluntad de apertura de Emmanuel Macron hacia la izquierda y hacia una política más social. 

De hecho, llegó al cargo definiéndose a sí misma como “mujer de izquierdas”, una clara ruptura con sus dos predecesores, Édouard Philippe y Jean Castex, ambos procedentes de la derecha. Sin embargo, esa sensibilidad de izquierdas ha pesado poco ante la agenda impuesta por el presidente y la pérdida de la mayoría parlamentaria en las elecciones legislativas de 2022. De hecho, apenas un mes después de llegar al cargo, tras ese varapalo electoral, llegaron los primeros rumores de una posible sustitución de Borne. 

Desde entonces, los casi veinte meses que ha pasado al frente del Gobierno han estado marcados por la adopción, mediante decreto, de la impopular reforma de las pensiones, que ha hecho pasar la edad legal de jubilación en Francia de 62 a 64 años. El uso repetido del artículo 49.3 de la Constitución para aprobar las leyes (en su mayoría presupuestarias) sin votación parlamentaria es otro de los puntos que ha marcado su estancia en la jefatura del Gobierno.

En las últimas semanas la ley sobre inmigración, que llevó al Parlamento el ministro del Interior, Gérald Darmanin, acabó con la aprobación de un texto endurecido con medidas impuestas por la derecha. Un texto votado por la mayor parte de los diputados de la coalición presidencial, junto a los diputados de Los Republicanos y de la Agrupación Nacional de Marine Le Pen. 

Según el diario Le Monde, Borne y otros miembros del ala progresista del partido defendieron ante el presidente una retirada del texto como preferible a la aprobación de una ley con todas las exigencias de la derecha, pero Macron optó por un compromiso con el partido Los Republicanos evitando dar una imagen de inmovilismo.

Moción de censura

En cuanto a los partidos de la izquierda, Francia Insumisa ha reaccionado al anuncio afirmando que recibirá al próximo primer ministro con una moción de censura si su nombramiento no se somete a un voto de confirmación en la Asamblea Nacional. “No importa a quién elija el monarca [Macron] para sustituir a Borne, exigimos un voto de confianza en el Parlamento”, escribió la presidenta del partido en la Asamblea, Mathilde Panot en la red social X. 

Por su parte, el candidato del partido socialista en las próximas europeas, el eurodiputado Raphaël Glucksmann, ironizaba el domingo unos días en un acto sobre el presumible sucesor de Élisabeth Borne. “Conozco el nombre de la persona que Emmanuel Macron va a nombrar como próximo primer ministro. Y vosotros también: se llama Emmanuel Macron”. 

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