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El incremento de los desahucios en EE UU eleva los crímenes violentos y contra la propiedad

Una casa en un barrio de Springfield (EEUU) con altos niveles de desahucios / zachvs via Materia

Materia

Daniel Mediavilla —

Desde el estallido de la burbuja inmobiliaria y el consiguiente aumento de las ejecuciones hipotecarias, en EEUU se ha incrementado el interés por conocer la relación entre esta antesala del desahucio y el crecimiento del crimen. Ahora, un nuevo estudio de investigadores de la Universidad de Nueva York centrado en barrios de esa misma ciudad sugiere que el aumento de las ejecuciones conduce a un incremento total del número de crímenes, incluyendo crímenes violentos y de orden público. Este efecto es aún mayor cuando el desahucio se materializa y las casas van camino de ser subastadas o han pasado a propiedad del banco. El estudio, publicado en Journal of Urban Economics, concluye también que el efecto de las ejecuciones sobre el crimen es mayor en aquellas zonas en las que ya hay una actividad criminal media o elevada y en las que se concentran las ejecuciones.

Según explican en su artículo el equipo de investigadores dirigido por Ingrid Gould Ellen, las ejecuciones hipotecarias y los desahucios pueden favorecer el crimen por varias razones. En primer lugar, pueden producir un deterioro físico de las viviendas, algo que podría ser una señal del grado de complacencia de los vecinos frente al desorden social y al crimen. En segundo lugar, los desahucios, directa e indirectamente, aumentan la inestabilidad de los habitantes del vecindario y debilitan los vínculos sociales entre ellos, algo que empeora los controles sociales informales que pueden ayudar a prevenir el crimen dentro de un barrio. Por último, los desahucios pueden hacer que haya casas vacías durante mucho tiempo, lo que facilita el vandalismo, proporciona refugio para la actividad delictiva y lanza la señal de que hay menos ojos atentos a lo que pueda suceder.

El estudio indica que cada ejecución del trimestre anterior en una determinada manzana supone un incremento del 0,7% en el número total de delitos, una subida del 1,4% del crimen violento y un aumento en los delitos contra el orden público del 0,7%. Cuando la ejecución llega al desahucio, la criminalidad total sube un 1,4% por cada uno, los delitos violentos aumentan un 2,6%, igual que los delitos contra el orden público. Para valorar la validez de su modelo, las autoras comprobaron que la relación entre crimen y ejecuciones se mantenía durante los 18 meses posteriores al trimestre que tomaron como referencia para su estudio.

Estudios contradictorios

Estos resultados pueden contradecir en parte los obtenidos por otros investigadores recientemente. Roderick Jones y William Alex Pridemore, de la Universidad de Indiana en Bloomington, analizaron la relación entre el nivel de ejecuciones y las tasas de crimen en 142 ciudades de EEUU y concluyeron que no existía ninguna. No obstante, reconocieron que era necesario estudiar la posibilidad de que los desahucios sí incrementasen los delitos en vecindarios con niveles de desempleo o tasas de ejecución hipotecaria elevados. En este sentido, las investigadoras de la Universidad de Nueva York consideran que es posible que las zonas en las que se concentran ejecuciones y desahucios se estén convirtiendo en focos de atracción para la criminalidad de otros barrios y que la tasa global de delitos de una ciudad se esté manteniendo porque la delincuencia desciende en los barrios con menos problemas hipotecarios.

Las autoras concluyen que, aunque sus resultados “no necesariamente implican que las ciudades que se están recuperando de la crisis hipotecaria se enfrenten a un mayor riesgo de crimen global”, sugieren que “la policía y los habitantes de las manzanas y los vecindarios que se hayan visto afectados de una manera desproporcionada por las ejecuciones deberían vigilar con especial atención estos bloques” en los que se concentran las ejecuciones y los desahucios.

Además, Ingrid Ellen explica que tampoco es positivo que se alargue el proceso de la ejecución. “Cualquier política que ayude a estabilizar a los propietarios y les deje permanecer en sus casas o que ayude a facilitar el proceso de traspaso una vez que esté claro que alguien va a perder su propiedad puede ser de ayuda”, afirma.

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