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Nicaragua detiene a críticos del presidente Daniel Ortega en un ambiente de represión preelectoral

El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega

Wilfredo Miranda

Managua, Nicaragua —

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Los gobernantes sandinistas de Nicaragua, el presidente Daniel Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, han lanzado una ofensiva sin precedentes contra la oposición del país, arrestando a una serie de críticos prominentes en un aparente intento de aplastar cualquier desafío serio en las próximas elecciones de noviembre.

Seis figuras de la oposición fueron arrestadas el fin de semana, entre ellos exguerrilleros que gozan de una veneración popular y que protagonizaron la lucha junto a Ortega durante la campaña para derrocar al dictador Anastasio Somoza —apodado “Tachito”, que sucedió a su padre Anastasio Somoza García y a su hermano Luis Somoza Debayle—  y que luego integraron y apoyaron el primer gobierno sandinista ejercido por la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional formada por Daniel Ortega, Sergio Ramírez y Moisés Hassan del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), el empresario Alfonso Robledo Callejas y Violeta Chamorro como independientes.

La exministra de Salud Dora María Téllez y el exgeneral Hugo Torres, así como el exviceministro de Relaciones Exteriores Víctor Hugo Tinoco fueron detenidos el domingo. Su prendimiento eleva a 13 el número de figuras prominentes de la oposición, incluidos cuatro posibles candidatos presidenciales, arrestadas en las últimas dos semanas.

“Ortega está aterrorizado ante la idea de elecciones que podrían poner fin a su mandato”, dijo Téllez a The Guardian antes de su arresto. “Van a sacar a toda la oposición de la lista electoral. Los únicos nombres que aparecerán serán Daniel Ortega, Rosario Murillo y los partidos que están colaborando con los sandinistas”.

Durante la guerra de guerrillas para derrocar a Somoza, Téllez y Torres participaron en algunas de las huelgas más audaces contra la dictadura, pero luego ambos se separaron de Ortega, de 75 años, a quien acusan de traicionar la revolución.

En 1978, los dos ayudaron a dirigir una pequeña unidad guerrillera que se apoderó del Palacio Nacional –ubicado en la ciudad capital de Managua— y mantuvo como rehenes a 2.000 funcionarios del Gobierno en un enfrentamiento de dos días que se conoce popularmente como Operación Chanchera. El ataque fue visto como un momento clave que indicaba que el régimen de Somoza podría ser derrocado. Cuatro años antes, Torres se apoderó de la casa de un ministro somocista, José María Castillo Quant, lo que obligó al Gobierno a liberar a un grupo de presos políticos, entre ellos Daniel Ortega que llevaba siete años en prisión.

En un video grabado antes de su arresto, Torres dijo: “Hace cuarenta y seis años arriesgué mi vida para rescatar a Daniel Ortega y otros presos políticos de la cárcel, pero así es la vida: quienes alguna vez mantuvieron en alto sus principios ahora los han traicionado”. Antes de su arresto, Torres dijo a Associated Press( AP):  “Esto no es una transición a la dictadura, es una dictadura en todos los sentidos”.

Tinoco es el líder de la Unión Democrática Liberadora (Unamos Nicaragua), un partido formado por sandinistas desilusionados por el nepotismo, la autocracia y la reelección perpetua de Ortega.

Las figuras de la oposición, ahora detenidas o aisladas bajo arresto domiciliario, han sido detenidas en virtud de una controvertida ley aprobada en diciembre, que otorga al Gobierno el poder de clasificar unilateralmente a los ciudadanos como “traidores a la patria” y prohibirles postularse como candidatos a cargos políticos

La traición se castiga con penas de prisión de hasta 15 años. Algunos de los detenidos también han sido acusados ​​de delitos como blanqueo de capitales y terrorismo. La represión comenzó con el arresto la semana pasada de Cristiana Chamorro, quien fue vista como la principal candidata para vencer a Ortega en las elecciones de noviembre.

La policía antidisturbios allanó la casa de Chamorro el miércoles pasado, momentos antes de que se dirigiera a una conferencia de prensa virtual. Los fiscales dicen que están investigando denuncias de lavado de dinero en la organización que dirige, la Fundación Violeta Barrios de Chamorro, una ONG que durante más de 20 años ha brindado capacitación y apoyo a periodistas locales.

También han sido detenidos dos empleados de la fundación. Unos 30 reporteros locales han sido citados para ser interrogados en la jefatura de policía y varios de ellos han sido advertidos de que también podrían enfrentar cargos. Chamorro describió las acciones legales en su contra como una “monstruosidad judicial” y dijo que el único objetivo es bloquear su candidatura a la presidencia.

El padre de Chamorro era Pedro Joaquín Chamorro, un destacado editor del periódico La Prensa, cuyo asesinato en 1978 ayudó a impulsar el levantamiento contra Somoza. Su madre Violeta Barrios de Chamorro derrotó a Ortega en las elecciones de 1990. “Esta es la venganza de Daniel Ortega contra el legado de mi madre. Quieren evitar que los nicaragüenses voten y evitar una transición a la democracia”, dijo antes de su captura.

Tras la detención de Chamorro, fueron apresados otros tres posibles candidatos: el académico Félix Maradiaga —candidato por la Coalición Nacional Azul y Blanco (UNAB)— quien fue golpeado por la policía, el economista Juan Sebastián Chamorro precandidato por la Alianza Ciudadanos por la Libertad y primo de Cristiana Chamorro, y Arturo Cruz quien fue embajador durante 2007—2009 en EEUU.

El Gobierno ha rechazado las afirmaciones de que las figuras de la oposición fueron atacadas por razones políticas. “¿Persecución? Ellos son perseguidos por ellos mismos, por sus escándalos y sus crímenes”, dijo Murillo la semana pasada. “¿Cuántos de este grupo pueden llamarse honorables? El honor es un regalo de Dios”.

La represión ha provocado la condena internacional. Luis Almagro, titular de la Organización de Estados Americanos (OEA), describió a Ortega como un “dictador” y convocó a una reunión el martes para considerar la suspensión de Nicaragua del organismo regional. Después del arresto de Chamorro, EEUU impuso sanciones a cuatro funcionarios nicaragüenses, incluida una de las hijas de Ortega y Murillo.

Julie Chung, subsecretaria interina para asuntos del hemisferio occidental del Departamento de Estado de EEUU, escribió en Twitter que la “campaña de terror de Ortega continúa con más arrestos arbitrarios este fin de semana. Los miembros de la OEA deben enviar una señal clara esta semana: demasiada represión. La región no puede quedarse quieta y esperar a ver quién sigue”.

Después de su derrota a manos de Violeta Chamorro, Ortega regresó al poder en 2006, en parte gracias a una alianza con la Iglesia católica que apoyó sus políticas antiaborto, y desde entonces ha gobernado el país con Murillo.

Sin embargo, en 2018 estallaron crecientes acusaciones de amiguismo y corrupción que alcanzaron su clímax cuando el Gobierno aprobó un impuesto en las pensiones de los jubilados, y estalló con un levantamiento nacional en el que los manifestantes salieron a las calles coreando “¡Daniel! ¡Somoza! ¡Son la misma cosa!”

El levantamiento fue brutalmente reprimido por la policía nacional y paramilitares progubernamentales armados, dejando un saldo de 300 muertos, 2.000 heridos y centenares de personas detenidas arbitrariamente y procesadas.

Desde entonces, Ortega y Murillo han cimentado su control del sistema electoral reescribiendo la legislación y nombrando magistrados leales. La pareja presidencial afirma que EEUU ha financiado a la oposición y a los medios críticos para promover un golpe de estado. “Están apostando a mantenerse en el poder a sangre y fuego”, dijo Téllez a The Guardian antes de su arresto. “Pero esa es una apuesta arriesgada, es la última apuesta de la familia de un dictador”.

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