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The Guardian en español

EEUU fuerza la retirada del fiscal jefe del tribunal especial para Kosovo sin que haya sucesor

Albaneses celebran el 5 º aniversario de la independencia de Kosovo en Pristina en el año 2013

Julian Borger

El fiscal jefe del tribunal de crímenes de guerra para Kosovo asegura que le han obligado a dejar su puesto en un momento crítico de trabajo para el tribunal sin que se haya designado un sucesor. Según su versión, en gran parte se debe a la pasividad del Departamento de Estado de EEUU.

David Schwendiman cuenta que pidió al Departamento de Estado durante más de un año que tomase una decisión sobre el futuro del puesto del tribunal con base en La Haya. No obtuvo respuesta hasta hace quince días, cuando le dijeron que tenía que dejar el puesto en abril, lo que hace que no haya habido tiempo para encontrar un sustituto.

Schwendiman también ha dicho que no tiene ni idea de si han comenzado a buscarle sucesor.

“No me han dado ninguna garantía. Ha habido un silencio total desde hace dos semanas”, ha dicho a The Guardian en una entrevista telefónica desde La Haya. El tribunal se configuró bajo la ley kosovar, pero su sede se estableció en la capital holandesa para protegerlo de presiones políticas y amenazas.

La experiencia de Schwendiman es un ejemplo más de frecuentes informes de indecisión y parálisis en un Departamento de Estado que se enfrenta a grandes recortes presupuestarios y está plagado de vacantes en sus puestos más altos.

Hasta 40 puestos de embajadores permanecen vacantes y sin un candidato, y también siete de sus nueve puestos principales en Washington. Uno tras otro, los diplomáticos han advertido de que EEUU está teniendo, en consecuencia, una pérdida de influencia en todo el mundo.

El inminente vacío en la cúpula del tribunal llega también en un momento muy complicado para la región. Diez años después de que Kosovo declarara su independencia de Serbia, un a insurrección, una brutal contrainsurgencia y la intervención de la OTAN, el futuro del país no se ha resuelto. Belgrado, Moscú y sus aliados se niegan a reconocer su independencia y los enclaves étnicos serbios en territorio kosovar siguen siendo posibles focos de tensión.

El tribunal, que se puso en marcha en 2016, ha hecho importantes progresos con respecto al procesamiento de varios líderes del Ejército de Liberación de Kosovo (KLA, por sus siglas en inglés) por atrocidades cometidas contra serbios y kosovares de la oposición durante y justo después del conflicto de 1998 y 1999.

Según los informes, importantes autoridades en el actual Gobierno de Kosovo están entre los sospechosos. En enero, el partido que está en el poder hizo un intento fallido de derogar la legislación que fundamenta la existencia del tribunal.

La mayoría de los serbios considera que es una gran injusticia la ausencia de cargos por crímenes de guerra por las atrocidades cometidas por el KLA, y muchos kosovares se quejan de que se haya permitido que crezca una cultura de la impunidad que afianza el crimen organizado y la falta de rendición de cuentas por parte del Gobierno.

Cuando el tribunal se estableció por primera vez en 2016, Schwendiman, un fiscal de EEUU con amplia experiencia en casos de crímenes de guerra internacionales, fue elegido como su primer fiscal especializado.

También explicó a The Guardian que solo aceptó el trabajo con la condición de que su independencia económica y política estuvieran aseguradas, y que serviría durante un periodo completo de cuatro años, es decir, hasta 2020.

Aunque su nombramiento de tres años en el Departamento de Estado como alto cargo del servicio exterior debía finalizar dos años antes de que venciera su mandato en La Haya, las autoridades de la Aministración de Obama aseguraron que su servicio se extendería para permitirle completar su mandato como fiscal.

¿Cómo elegir a un sucesor?

“Después de que la Administración cambiase, estoy absolutamente convencido de que los profesionales en el Departamento comprendían el problema, pero fueron francos conmigo al decirme que otros en el Departamento no estaban interesados”, apunta Schwendiman.

“Comenzamos a presionar mucho más para conseguir una respuesta sobre lo que iba a pasar. Quería asegurarme de que si no iban a ampliar mi estancia, habría tiempo suficiente para elegir a un sucesor y que la interrupción fuese lo más breve posible”.

Sin embargo, no recibió ninguna instrucción hasta que fue convocado a la embajada de EEUU en La Haya el 13 de febrero y, le dijeron en una llamada telefónica del Departamento de Estado que tendría que abandonar su puesto a finales de marzo. Esto fue lo que le dijeron: “Gracias por tu servicio, pero no van a hacer ninguna excepción con las normas”.

Elegir un sucesor va a ser difícil. Corresponderá a la autoridades europeas la decisión de cómo hacerlo. Al parecer, están a favor de elegir un fiscal estadounidense para el cargo para mantener a Washington involucrado en Kosovo.

El fiscal adjunto, Kwai Hong Ip, un abogado británico, actuará como fiscal jefe en funciones, pero sus perspectivas de ocupar el puesto a tiempo completo se complican por las políticas derivadas del Brexit. Schwendiman insistió en que su salida a corto plazo no obstaculizaría el funcionamiento del tribunal.

“La gente en la zona, aquellos que deberían estar preocupados por tener que rendir cuentas no tienen nada de qué alegrarse”, insiste. “Mi honesta valoración es que esto no nos va a retrasar en absoluto. Cuando llegue el momento, haremos lo que tengamos que hacer”.

Sin embargo, si se toma la decisión política de que los procesamientos tendrán que esperar hasta que llegue un nuevo fiscal general permanente, el retraso podría ser considerable mientras que se encuentra un sucesor, se aprueba y después se pone al día con las 700.000 páginas de documentos y cientos de entrevistas que el tribunal acumula.

“La salida de Schewendiman es una tomadura de pelo para todo el tribunal porque va a retrasar el proceso lo máximo posible”, añade Jeta Sharra periodista kosovar de investigación y presentadora de televisión. “Al nuevo fiscal le llevará años entender el caso. Esto no es nada serio y mina la confianza de las víctimas en este tribunal”.

El Departamento de Estado no quiso hacer comentarios sobre lo sucedido.

Traducido por Cristina Armunia Berges

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