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Cómo la extrema derecha se está infiltrando en la cultura del día a día: “Es aterrador”

Un asistente al congreso de refundación de las juventudes del partido de ultraderecha alemán AfD con unas zapatillas Nike customizadas con el logo del partido.

Ashifa Kassam

30 de diciembre de 2025 21:21 h

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Dos hombres cortan pimientos, trocean berenjenas y se ríen ante la cámara mientras se adentran en el arte de la cocina vegana. Ambos llevan pasamontañas y camisetas con simbología nazi.

Estos vídeos alemanes, bajo el título Balaclava Kitchen, comenzaron a publicarse en 2014 y estuvieron disponibles durante meses hasta que YouTube cerró el canal por vulnerar sus normas.

Muestran cómo los grupos de extrema derecha instrumentalizan la producción cultural —desde marcas de ropa hasta la música más popular— para normalizar sus ideas, una dinámica que, según los investigadores, ha alcanzado nuevas cotas en la era de las redes sociales.

“Puedes radicalizarte sentado en tu sofá”

Katherine Kondor, investigadora del Centro Noruego de Estudios sobre el Holocausto y las Minorías señala que “es aterrador, sinceramente”. “Puedes radicalizarte sentado en tu sofá”, subraya.

En colaboración con el Centro de Investigación sobre Extremismo (C-REX) —un instituto académico con sede en la Universidad de Oslo dedicado al estudio del extremismo político, la radicalización y la violencia ideológica, con especial atención a la extrema derecha en Europa— Kondor dirige un proyecto en seis países que analiza cómo la extrema derecha se apropia de códigos visuales y culturales, desde influencers del fitness hasta memes y pegatinas, para difundir sus ideas por toda Europa.

Los investigadores han analizado vídeos de muchos países de la UE, como Alemania o España, y han descubierto que los mensajes extremistas se entretejen en los aspectos culturales de la vida cotidiana, tanto en Internet como fuera de las redes.

“En Hungría tenemos algunos ejemplos de bandas de extrema derecha (que ahora están aceptadas por el gran público) mainstream, porque están en la lista de las 40 canciones más escuchadas. Quiero decir, ¿qué hay más normal que estar en la lista de las 40 más escuchadas?”, se pregunta Kondor.

Existe la visión errónea de que las personas se unen a la extrema derecha porque creen en esa ideología y quieren conocer a personas con ideas afines. Pero no funciona así

Katherine Kondor Investigadora del Centro Noruego de Estudios sobre el Holocausto y las Minorías

La experta explica que tiene un hijastro que a veces le envía vídeos. “Y entonces me meto en la madriguera del conejo para ver quién los ha creado y resulta que es un influencer de extrema derecha”.

Una puerta de entrada

Las llamadas “tradwives” (esposas tradicionales), concepto que se refiere a las creadoras de contenido que promueven los roles de género tradicionales en las redes sociales, son otro ejemplo. A medida que aumenta el número de mujeres que se suman a mostrar este estilo de vida en Internet, las raíces de extrema derecha del contenido se han ido ocultando cada vez más. Aun así, las opiniones que suelen promover, desde el antifeminismo hasta la nostalgia por un pasado imaginario, siguen impulsando los objetivos de la extrema derecha.

Kondor alerta de que estos elementos culturales sirven de puerta de entrada y, en ocasiones, contribuyen a atraer a las personas hacia el extremismo. “Creo que existe la visión errónea de que las personas se unen a la extrema derecha porque creen en esa ideología y quieren conocer a personas con ideas afines”, afirma. “Pero no funciona así”, advierte.

En su opinión, aunque hay quienes se sienten impulsados por prejuicios contra determinados grupos o creencias específicas, u otros que se unen a amigos que ya siguen este contenido, muchos se sienten atraídos por las subculturas que envuelven estos movimientos.

“Empiezan a escuchar a un grupo de música que les encanta y a ir a sus conciertos. Luego empiezan a conocer gente allí y su implicación puede escalar de esta manera”, explica Kondor. También señala que cuando las personas “encuentran contenido que encaja con su estética o su estilo, o encuentran música que realmente les gusta, y eso puede tener un fuerte impacto en ellas”.

En su opinión, la relación entre las ideas extremas y las herramientas culturales que eligen utilizar no siempre es sencilla, y cita el ejemplo de un grupo de extremistas de extrema derecha en los Países Bajos con una inclinación por organizar eventos de cata de vinos. “También han puesto en marcha su propio servicio de reparto de comida”, explica: “Es una locura que puedas pedir comida a la extrema derecha y no saberlo”.

La IA cambia las reglas del juego

Según Greta Jasser, investigadora asociada del Instituto para la Democracia y la Sociedad Civil de Alemania, que también forma parte del proyecto de seis países, los radicales de extrema derecha llevan mucho tiempo utilizando la cultura para fomentar el sentido de pertenencia entre sus miembros y llamar la atención del público en general. Sin embargo, indica, en el pasado su fuerza para hacerlo dependía del talento de sus miembros, ya que se necesitaban músicos, artistas y operadores de cámara para crear contenido. Con la llegada de la IA generativa, las reglas han cambiado.

“Ahora existe tecnología que nos permite generar una imagen o un vídeo en un instante, o música en solo un par de minutos”, explica Jasser: “Así que la estrategia es la misma, pero la velocidad es mucho mayor”.

La economía de las redes sociales también ha transformado el proceso, lo que ha dado lugar a preguntas sobre quién crea los contenidos de extrema derecha y cuáles son sus motivaciones.

“Un bot puede publicarlo. Puede ser cualquier persona o entidad interesada en generar ingresos produciendo la mayor cantidad posible de vídeos e imágenes creados con IA”, afirma Jasser: “Lo que, curiosamente, pone en tela de juicio hasta qué punto muchas de estas cuentas están impulsadas por ideologías o si se trata de una forma de generar ingresos”.

A medida que avanza la investigación, Kondor y su equipo han estado sopesando la mejor manera de informar al público sobre sus hallazgos, barajando estrategias como contenidos o herramientas en línea que puedan ayudar al público a reconocer mejor la extrema derecha y la miríada de elementos culturales que están produciendo.

“Creo que a menudo resulta impactante para los usuarios”, afirma Kondor. “En este momento es peligroso porque estamos asistiendo a un aumento constante de la extrema derecha en todos los aspectos de la sociedad. Es más importante que nunca averiguar cómo mitigarlo”.

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