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The Guardian en español

Qué es la 'revolución de la tiza' y cómo se ha extendido por toda Eslovaquia para protestar contra su primer ministro

Un manifestante sostiene una pancarta en referencia a la 'revolución de la tiza' durante una manifestación el pasado 17 de noviembre contra el primer ministro Robert Fico.

Ashifa Kassam

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Garabateados con tiza en la acera cerca de una escuela secundaria en el este de Eslovaquia, los mensajes eran breves y concisos: “Basta de Fico”, decía uno, haciéndose eco de un popular eslogan antigubernamental, mientras que el otro bromeaba sobre el primer ministro eslovaco proporcionando favores sexuales a Vladímir Putin.

Los mensajes, que aparecieron horas antes de que el primer ministro, Robert Fico, diera un discurso en la escuela, tocaron la fibra sensible. Rápidamente comenzaron a aparecer comentarios similares en las aceras eslovacas, en lo que algunos han llamado la “revolución de la tiza” y otros la “ola de tiza de noviembre”.

Para el joven de 19 años que garabateó los mensajes iniciales, el impulso que tomó su pequeña acción fue una sorpresa. “Realmente no esperaba que se hiciera tan grande”, dice Michal, más conocido por su apodo Muro. “Al parecer, no soy el único que piensa así”.

Después de enterarse de que Fico visitaría su escuela, en la ciudad nororiental de Poprad, para dar una conferencia sobre la política exterior eslovaca a principios de noviembre, Muro supo que tenía que hacer algo.

Durante años, había visto cómo Fico, ahora en su cuarto mandato, adoptaba una postura prorrusa que buscaba normalizar las relaciones con Moscú y desafiaba las políticas de la UE sobre Ucrania. Para Muro, que pide no publicar su apellido, los mensajes con tiza le parecían una forma inofensiva de expresar su exasperación con el Gobierno. A su juicio, este había hecho muy poco para combatir la corrupción y el aumento del coste de la vida y estaba invirtiendo poco en educación y sanidad, lo que, en parte, estaba provocando un éxodo de jóvenes.

La reacción a sus mensajes escritos con tiza no se hizo esperar. Fico pospuso su visita. “Fue curioso. Joder, yo no querría ser alguien que le tiene miedo a un mensaje escrito con tiza”, dice Muro. La policía se presentó en su escuela para llevarlo a declarar.

Horas más tarde, cuando salió de la comisaría sin cargos, se había puesto en marcha todo un movimiento nuevo. “Las redes sociales hicieron su trabajo”, cuenta. “Y entonces empezaron a llegar mensajes”.

En toda Eslovaquia, la tiza se ha convertido rápidamente en un medio para que la gente canalice su frustración con un Gobierno acusado de recortar los derechos humanos, desmantelar progresivamente el Estado de derecho y politizar el panorama cultural. Todo comenzó cuando los estudiantes publicaron imágenes de sus mensajes, escritos con tiza frente a las escuelas o a lo largo de la acera que flanquea el Parlamento del país, y pronto se convirtió en un movimiento más amplio. “Se podía ver en casi todos los pueblos, en todas las ciudades, en las plazas y en todas partes”, dice Muro.

Realmente no esperaba que se hiciera tan grande. Al parecer, no soy el único que piensa así. Yo no querría ser alguien que le tiene miedo a un mensaje escrito con tiza

Michal promotor de las protestas

El movimiento alcanzó su punto álgido justo cuando Eslovaquia se preparaba para conmemorar el aniversario de la Revolución de Terciopelo de 1989, que contribuyó a poner fin a décadas de régimen comunista en la antigua Checoslovaquia.

El resultado fue que muchos trataron de conmemorar el pasado al tiempo que cuestionaban la dirección que estaba tomando el país en el presente.

Miles de personas acudieron a las manifestaciones organizadas por los partidos de la oposición y los grupos cívicos para rechazar lo que consideran un retroceso democrático. “Fico ataca las instituciones independientes, la cultura, los medios de comunicación... exactamente como lo hacían los comunistas”, dijo a la multitud el líder de los demócratas de la oposición, Jaroslav Naď.

Muro, que se hizo eco de estas preocupaciones, fue invitado a hablar en una manifestación en Bratislava después de que los mensajes escritos con tiza se hicieran virales. “Hablé sobre el hecho de que tenemos que darnos cuenta de algo: ¿qué demonios estamos votando realmente?”, dijo. “Estáis votando por el regreso de todo aquello por lo que luchasteis para destruir y escapar durante 40 años. Y ahora ha vuelto y lo estáis acogiendo con los brazos abiertos”.

Preguntado unas semanas más tarde por qué había disminuido la oleada de mensajes escritos en las calles, Muro giró la cámara de la videollamada para mostrar la nieve que cubría el suelo. “Es bastante difícil seguir escribiendo con tiza”, dice.

El joven activista espera que el movimiento esté lejos de terminar, dado que las elecciones están previstas para 2027. “El mensaje debe repetirse, por supuesto, pero debe decirse en un momento más relevante, cuando la gente esté decidiendo realmente a quién votar”.

En las últimas semanas, las acciones de protesta han continuado en toda Eslovaquia, desde los que se oponen a que el Gobierno sustituya la oficina de denuncia de irregularidades del país, hasta las docenas de estudiantes, vestidos de negro, que abandonaron la sala cuando Fico regresó a Poprad para dar su conferencia pospuesta.

Mientras tanto, Muro se ha visto catapultado al centro de atención, enfrentándose tanto a elogios como a una avalancha de ataques personales, ya que los miembros del Gobierno lo comparan con el hombre acusado de intentar asesinar a Fico el año pasado, mientras que otros lo acusan de estar a sueldo de los oponentes políticos de Fico.

Él ha desestimado las acusaciones: “Soy imparcial, no apoyo a ningún candidato ni a ningún partido político en concreto”.

Para Muro, lo importante son las muchas personas que se han unido a él y han adoptado la tiza como medio para expresar su descontento. “A pesar de todo el acoso que estoy recibiendo en Internet, sigo pensando que fue lo correcto”, afirma. “Creo que es una forma estupenda de protesta. Es una forma estupenda de desobediencia civil que sigue siendo lo suficientemente obediente como para no ser perseguida legalmente, pero que permite expresar una opinión de una manera bastante visible”.

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