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The Guardian en español

Una campaña de noticias falsas favorable a China intenta intoxicar las elecciones generales de Taiwán

Tsai-Ing-Wen, presidenta de Taiwán y candidata del Partido Popular Democrático (DPP).

Lily Kuo / Lillian Yang

Pekín —

A pocas semanas de las elecciones presidenciales en Taiwán, hay grupos de ciudadanos organizándose para hacer frente a una campaña de influencia y desinformación orquestada desde el otro lado del estrecho, en China continental, según denuncian sus críticos.

Este 11 de enero los ciudadanos de Taiwán elegirán entre la actual presidenta Tsai-Ing-Wen, del Partido Popular Democrático (DPP), que ha tensado la relación con Pekín; y Han Kuo-Yu, del Partido Kuomintang (KMT) –Partido Nacionalista Chino–, que defiende una relación más cercana con Pekín.

En gran medida, la elección es un referéndum sobre el futuro de la relación entre Taiwán y Pekín, donde Han es percibido como el candidato favorito y donde se considera a la isla como una provincia renegada que antes o después tendrá que volver al redil.

“Resiste a China, defiende a Taiwán”, ha sido el lema de campaña del partido de Tsai. Durante un debate televisado con el resto de candidatos celebrado el pasado domingo, la actual presidenta dijo que la “ambición expansiva” de China representa la mayor amenaza para la democracia de Taiwán.

Asociaciones de ciudadanos de Taiwán han denunciado la existencia de grupos en China que se aprovechan de la apertura de la isla, una de las sociedades más libres de Asia, para lanzar campañas de desinformación en Internet. Esta estrategia es especialmente efectiva porque ambos lugares comparten idioma (chino mandarín). Según un estudio reciente del Instituto V-Dem, de la Universidad de Gotemburgo, en Suecia, Taiwán es el lugar más expuesto a campañas de desinformación orquestadas desde el extranjero.

Entre esas noticias falsas se dicen cosas como que el doctorado de Tsai es falso o que en su visita a Taiwán de octubre, el activista pro democracia de Hong Kong Joshua Wong le dio una patada a un anciano y se reunió con miembros del DPP.

“China tiene múltiples maneras de fomentar la desinformación. Hemos descubierto que los creadores de contenidos ya no se limitan a generar noticias falsas, sino que cada vez manipulan más la opinión pública”, señala Jarvis Chiu, responsable del Institute for Information Industry, que asiste al Gobierno taiwanés en la guerra contra la desinformación.

Según Chiu, los ejércitos de trolls intentan cambiar el foco del debate publicando miles de comentarios cada vez que un candidato sube una publicación o cada vez que se publica una noticia. Cuentas falsas de redes sociales comparten contenidos favorables a Pekín e inflan el número de 'likes' de dichos contenidos.

Entre los “ataques subliminales” de los trolls figura buscar una y otra vez el nombre de un candidato para alterar los resultados en los algoritmos de búsqueda. Según Chiu, “China no va a dejar de hacerlo, es algo que a partir de ahora aumentará y a lo que el resto del mundo no le prestará demasiada atención porque no se trata de una acción militar”.

Tras décadas de ley marcial bajo el Partido Nacionalista Chino, Taiwán lleva celebrando elecciones directas desde los años 90. En todas las campañas, el estatus incierto de la isla –que de facto es independiente, pero que no goza de pleno reconocimiento internacional– ha sido uno de los temas principales.

La relación entre Taiwán y China continental es un tema aún más candente en estas elecciones, después de unos años en los que Pekín ha endurecido su discurso respecto a la isla. El jueves pasado, el nuevo portaaviones chino Shandong pasó por el Estrecho de Taiwán, una maniobra considerada por los críticos de Pekín como un intento de intimidar al votante taiwanés.

Los meses de protestas en Hong Kong y la inflexible respuesta de Pekín frente a los manifestantes ha puesto aún más en duda la doctrina de “un país, dos sistemas” aplicada Hong Kong y que en otra época se planteó como posible modelo para Taiwán.

Según Shelley Rigger, profesora del Davidson College especializada en Taiwán, la sensación es de “una espada que cuelga sobre todo el mundo en todo momento”. “Es agotador saber que estás siendo amenazado y que la entidad que te amenaza es cada vez más poderosa”, señala.

En su intento de contrarrestar la campaña de desinformación, los grupos ciudadanos de control intervienen en las redes sociales, desmontan rumores y tratan de rastrear las fuentes de los contenidos más dudosos. Hay fiscales presentando cargos contra las personas que difunden desinformación y el partido gobernante ha aprobado este martes una ley que tiene como objetivo impedir la infiltración de China en las elecciones. La ley perseguirá “acciones respaldadas por fuerzas hostiles” que se realicen a través de donaciones políticas, interferencia electoral, interrupción del orden público y difusión de información errónea y estará penada con hasta cinco años de prisión y multas de hasta 10 millones de dólares taiwaneses (298.000 euros), según recoge Efe citando al rotativo Taiwan Times.

“El pueblo taiwanés acaba de empezar a comprender lo que está sucediendo, estamos justo al principio”, dice Summer Chen, que desde el Taiwan FactCheck Center trabaja para desmontar las mentiras publicadas en Facebook. “Es una crisis y todo Taiwán tiene que estar aprendiendo sobre esto”, añade.

En YouTube se han publicado tutoriales breves para informar a los espectadores sobre la guerra de la información y sus métodos. “Taiwán se ha convertido en el laboratorio principal dentro de la guerra de información de China. Si China quiere practicar sus métodos, Taiwán es el punto de partida”, explica en uno de los vídeos Puma Shen, responsable de la asociación de verificación DoubleThink Labs.

Según las personas que trabajan en el tema, la labor de sensibilización se dificulta por la imposibilidad de establecer con certeza que los ataques hayan sido originados en China u ordenados por el Estado chino. “Creo que hay cooperación con China, pero no sabemos cuánto sabe China ni cuánto de esto proviene del Gobierno chino o de la gente de Taiwán pro-Pekín”, afirma Vivian Chen, recién graduada de Medicina en Taipei (Taiwán).

Hace mucho que China intenta influir en Taiwán. Más allá de la guerra de información en la red, Pekín también ha usado los medios tradicionales y ha concedido beneficios a los ciudadanos y a las empresas de Taiwán que cooperan con China. También ha utilizado los viajes de grupos y las donaciones a templos y otras organizaciones de base.

En Taiwán nadie se sorprendió el mes pasado cuando el desertor chino Wang Liqiang explicó cómo se le había instruido para interferir en las elecciones de mitad de mandato de Taiwán (2018), así como en la carrera electoral de enero.

“La historia no fue tan impactante en Taiwán como lo fue en otras partes del mundo”, señaló Lev Nachman, especialista en movimientos sociales de Taiwán de la Universidad de California en Irvine. “No es una novedad para los taiwaneses que China haya estado cooptando organizaciones locales para influir en política”.

Los analistas ven poco probable que los intentos para influir sobre los votantes afecten al resultado de la elección del 11 de enero, en la que también se decidirá el nombre de los representantes en el Parlamento. Según las encuestas, Tsai va por delante de su rival. La ayudan las preocupaciones sobre Pekín, los meses de protestas en Hong Kong y la mejora de la economía taiwanesa.

Traducido por Francisco de Zárate

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