Las urnas pueden confirmar el mayor desgaste del CNA en el poder desde 1994
Ha salido el sol en Soshanguve. En Sudáfrica ahora es invierno. Si vives en una casa mal aislada y sin calefacción en la árida meseta al norte de Pretoria, pasas muchas noches en vela. El alba trae un poco de calor y también, políticos.
El miércoles los sudafricanos tienen una cita con las urnas ya que el país celebra comicios locales. Unos 26 millones de votantes registrados decidirán los próximos alcaldes y concejales. Estas elecciones podrían cambiar el mapa político del país.
Por primera vez desde que ganó las elecciones en 1994, el Congreso Nacional Africano (CNA) podría obtener menos del 60% de los votos. El partido podría perder el control sobre las principales ciudades del país. Los sondeos muestran que uno de los partidos en la oposición, Alianza Democrática (AD), que aboga por la renovación total del sistema político del país, podría ganar en las ciudades más importantes de Sudáfrica. Hasta la fecha le había resultado difícil conseguir votos fuera del oeste del país, su feudo.
Los responsables del CNA han ignorado estas encuestas. En Pretoria, Thoko Didiza, candidata a alcalde del CNA, está convencida de que va a ganar. “La campaña va muy bien”, ha indicado la exministra de 51 años a The Guardian.
El candidato de AD no tiene la misma opinión. “Ha llegado el momento de romper moldes”, indica Solly Msimanga, de 36 años.
Sin lugar a dudas, es mucho lo que está en juego en estos comicios. Perder el control de ciudades como Pretoria y Johannesburgo supondría un duro golpe para el CNA y alimentaría el desprestigio del partido y el profundo malestar en torno al liderazgo de Jacob Zuma, presidente de Sudáfrica y del partido.
El CNA también perdería la enorme influencia que tiene sobre 14 millones de personas y el control sobre unos presupuestos anuales de 10.000 millones de dólares. Para muchos cargos del partido, el cambio tendría un profundo impacto psicológico. En declaraciones a la prensa, uno de ellos declaró recientemente que el partido, que lideró la lucha contra el apartheid en los años setenta y ochenta, “fue ungido por Dios”.
Pretoria, también conocida como Tshwane, es una ciudad en expansión. El contraste entre los municipios del centro y las mansiones en urbanizaciones de lujo protegidas, como por ejemplo Waterkloof, es inmenso. En los municipios más pobres la drogadicción es un problema endémico. Estos municipios figuran entre los sitios con un mayor índice de violencia del mundo. Sin embargo, a pesar de que la tasa de desempleo juvenil es del 36%, la ciudad también ofrece oportunidades y anualmente atrae a decenas de miles de inmigrantes procedentes de las zonas rurales de los países vecinos. Muchos de ellos viven en precarios asentamientos ilegales situados en las afueras de Pretoria.
El régimen del apartheid construyó el municipio de Soshanguve sobre una árida llanura al norte de la ciudad. A lo largo de los últimos 20 años, la Administración, gestionada por el CNA, ha construido casas, calles y parques y ha dotado al municipio de la infraestructura básica. Es un feudo del partido y eso se hizo evidente cuando la comitiva de vehículos de Didiza llegó al centro del municipio.
El principal partido pierde apoyos
Los funcionarios locales del partido animaron a las multitudes con canciones de protesta que han definido al CNA a lo largo de los últimos 30 años. Una de ellas hace referencia a los camiones blindados que utilizaban las fuerzas policiales del apartheid para imponer su control sobre los municipios. Son referentes culturales demasiado lejanos para Portia Chake, de 34 años, que no entendió las palabras en argot que hacían referencia a los vehículos. Sin embargo, sí conocía la letra de otra de las canciones: “Nos pueden detener, nos pueden golpear pero nunca nos rendiremos”.
Didiza, que llevaba una camiseta que conmemoraba la fundación del CNA 104 años atrás, pronunció un discurso en el que enumeró los logros obtenidos por el partido. Los expertos han señalado que esta estrategia era previsible. “El CNA subió al poder en 1994 y es lógico que se atribuya el mérito del progreso del país. Lo cierto es que las vidas de los ciudadanos han mejorado sustancialmente desde entonces”, indica Gareth Newman, un experto en gestión de gobierno del Instituto de Estudios de Seguridad (ISS por sus siglas en inglés) en Pretoria.
“A partir de 2009 las estadísticas no dan tan buenos resultados. De hecho, en algunas zonas el deterioro es evidente”, añade. Las protestas han ido en aumento. Cuatro de cada cinco protestas son pacíficas, pero aun así aún hay unas cinco o seis manifestaciones violentas a diario.
El CNA tiene muchos problemas; entre ellos, las luchas internas. La candidatura de Didiza a la alcaldía de Pretoria provocó disturbios en Soshanguve y los barrios cercanos, que causaron víctimas mortales. Desde entonces, las protestas no han hecho más que expandirse. El país tiene graves problemas económicos y la popularidad de Zuma, que ha ido encadenando una polémica tras otra, ha caído en picado.
En un encuentro del AD en una zona pobre del centro de Pretoria, muchos votantes potenciales indicaron que votarían al partido de la oposición como señal de protesta contra la corrupción del gobierno y del Congreso Nacional Africano.
“Se han convertido en unos ladrones”, afirma Esme Mofokeng, una mujer de 44 años que en el pasado siempre votó al Congreso Nacional Africano. A Zuma se le acusa de haber hecho negocios con una acaudalada familia y le han exigido que devuelva dinero público que utilizó para reformar su casa.
Didiza indica que a los votantes que ha conocido a lo largo de la campaña parece no importarles las acusaciones contra el partido y Zuma o simplemente creen que son falsas. Las encuestas le dan la razón y señalan que la prestación de servicios básicos por parte de CNA a lo largo de los años es la clave. Ha construido casas, escuelas y clínicas, si bien es cierto que a menudo de mala calidad, y en la actualidad los derechos de tierras siguen siendo una preocupación importante.
Muchos esperan que el Congreso Nacional Africano permanezca en el poder pero con mayoría simple. “No estamos en un punto de inflexión pero sí perderá votos. Por primera vez desde la llegada de la democracia podría obtener solo el 50% de los votos”, indica Newman, del ISS.
El AD tampoco está exento de problemas. Sus detractores afirman que representa los intereses de la minoría blanca del país. Sin embargo, se ha labrado la reputación de ser un buen gestor público y serían pocos los observadores neutrales que pondrían en duda este hecho. Sin embargo, tal vez esto no sea suficiente para ganar las elecciones.
Dio Kabelo, un hombre de 29 años que vive en Soshanguve, señala que él votará al Congreso Nacional Africano: “El partido es mi vida y mi libertad”.
Traducido por Emma Reverter