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Dragon Age: Inquisition - Avance

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David Lebrato / David Lebrato

Madrid —

Aquellos que se quedaron con ganas, a medias o con cara de póker cuando terminaron Dragon Age 2 tienen ahora la oportunidad de resarcirse con Inquisition.

Los que hayan empezado desde el principio la serie recordarán que en Origins se provocó una gran guerra entre magos y templarios. Pero eso no es nada comparado con la que se nos vendrá encima en la tercera entrega: las fuerzas demoníacas del Fade (el Velo)

La historia comienza cuando se abre una enorme grieta que rasga el velo, la barrera que separa el mundo físico de Thedas del espiritual. Abierto el velo, demonios de todo tipo son libres de cruzarlo para sembrar la destrucción a su paso. Como el Inquisidor, nos toca a nosotros hacer todo lo posible para salvar la humanidad.

Mientras que en los anteriores juegos de Dragon Age el papel que desempeñamos forma parte de una trama general, sin mucha complicación, en Inquisition tendremos que construir un grupo (la Inquisición) con el fin de poner fin a las fuerzas del Mal. Seremos el mandamás dentro de la misma, pero tendremos que hacer crecer al equipo a medida que juguemos. Se pueden mejorar las habilidades militares, la capacidad de encontrar secretos y su forma de interactuar con las facciones restantes, como los Templarios Rojos y los Venatori. Cada uno tendrá su propio impacto sobre el juego, lo que permitirá crear un grupo homogéneo que nos represente.

Cada una de las aventuras que corramos serán enormes, aunque como sucede a menudo con BioWare, el meollo del asunto se encuentra entre en las relaciones entre el protagonista y sus compañeros. Como en los juegos anteriores, cada compañero tiene su propia historia personal que podremos conocer. De entre ellos volveremos a ver caras conocidas, como Leliana o Morrigan y Varric, a los que hemos podido ver en los trailers, aunque con nueve ranuras que rellenar, es de esperar un montón de caras nuevas. Pero como un grupo de nueve o diez personajes no se puede considerar un ejército, tendremos oportunidad de reclutar NPCs a nuestras filas, que podremos enviar a cumplimentar misiones secundarias. Y todo esto desde el sofá de casa.

Aún no está muy claro cómo resultará todo esto, pero podría ser algo similar a lo que hemos estado viendo en los últimos Assassin’s Creed. Incluso se puede esperar que estos reclutas suban de nivel y se les pueda ofrecer algún tipo de mejora en armas o protecciones. BioWare no deja al azar estas cosas.

Dragon Age: Origins ofrecía un combate RPG táctico tradicional, mientras que DA2 se encaminó hacia la acción. Inquisition quiere capturar lo mejor de ambos. Parece además, que la posición relativa respecto a los enemigos y el propio campo de batalla tendrá bastante importancia. Los primeros no se limitarán a golpearnos hasta que alguno de los dos caiga al suelo, sino que tomarán ventaja moviéndose por entre las defensas del lugar. El sistema de pausa nos ayudará a que seamos nosotros los que lo hagamos, aunque siempre tendremos la posibilidad de emprenderla a golpes a tiempo real.

Los dragones regresan en Inquisition, pero de forma muy diferente a como lo han hecho anteriormente. Nos buscarán, nos encontrarán y nos atacarán sin piedad. Serán capaces de destruir el entorno, con lo que nuestras posibilidades se verán reducidas. Por otra parte no será suficiente con quedarnos frente a ellos golpeándoles una y otra vez en el mismo sitio. Hacerlo en una pata, en la cabeza o en las alas nos traerá beneficios inesperados.

La intervención en las decisiones más dramáticas siempre ha formado parte importante de la serie Dragon Age, y en la tercera parte no iba a ser menos. Pero los de BioWare se han reservado el derecho de que sea lo que fuere que decidamos no haya una salida buena. Si acaso podrá ser mejor para cada cual, pero no la correcta. Las decisiones que tomemos podrían cambiar el curso del juego drásticamente. Por ejemplo, si decidimos ayudar a unos pobres aldeanos de un ataque es posible que perdamos efectivos del grupo, pero si no lo hacemos quizá un NPC con un importante mensaje desaparezca para siempre.

Aunque BioWare sólo lo ha mencionado de pasada, parece que podremos dejar nuestra huella en el mundo. Es de esperar que no solo podamos llenarlo de puestos de guardia por toda Thedas, sino que si algo no nos convence, lo podamos mandar al infierno.

Lo que sí sabemos es que el haber jugado a los dos episodios anteriores de alguna forma servirá en Inquisition. Incluso si se ha hecho en otra plataforma, ya que han creado una web en la que podremos introducir manualmente las decisiones y acciones que tomamos en aquellos y sus DLCs. Después, cuando queramos iniciar Inquisition en cualquier otra plataforma, el juego tomará esos datos. Es una solución muy buena que otros deberían implementar en sus juegos. No es un cross-save, ni una importación de partida, pero es igualmente funcional.

El nuevo Dragon Age llegará a todas las plataformas actuales, y gracias a que está siendo desarrollado con el motor Frostbite 3 se obtendrán grandes gráficos en la nueva generación de consolas y PC sin tener que sacrificar demasiado en las que ya tienen alguna cana. Si acaso, como es obvio, se perderán las mayores resoluciones y mejores texturas.

Sin embargo si hay algo que tal vez se vea fuertemente recortado. BioWare tiene en mente llenar la pantalla de enemigos simultáneos, algo que ni PS3 ni Xbox 360 serán capaces de manejar. Si nos vamos al ejemplo más claro podemos mirar hacia Battlefield 4, desarrollado con el mismo motor gráfico, donde la diferencia entre versiones es apabullante. Ya se verá el 7 de octubre, cuando lo sabremos a ciencia cierta.

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