“La filosofía china inspira la serenidad que se encuentra fuera de lo cotidiano”
La serenidad delicada que se inspira en la filosofía oriental define las colecciones de Miguel García Cano (Obejo, Córdoba, 1957), arquitecto técnico y pintor autodidacta, que desde el jueves expone sus exitosas series de paisajes La Canción de Peiwoh y Pinturas de El Silencio en la Galería Martinez-Glera.
Hasta el próximo 3 de abril, en este espacio, ubicado en la calle Marqués de Vallejo de Logroño, los visitantes podrán disfrutar de unas obras que le han valido al autor galardones como el Primer Premio en el Certamen Andaluz de Pintura Contemporánea Ciudad de Torremolinos (Málaga) o la Medalla de Pintura 'Eduardo Chicharro' en el Salón de Otoño 2007 de la Asociación de Pintores y Escultores.
Quizá sea su condición de autodidacta la clave de todo ello, según el propio Miguel García Cano confiesa: “Puede que eso me haya hecho ir por otros derroteros, que me han permitido crear algo nuevo”. Una nueva forma de concebir el paisaje pictórico a través, también, de una técnica tan laboriosa como original cuyo aspecto recuerda a las lacas chinas y que se basa en la superposición de capas de transparencia donde color y forma se confunden. “Es una manera de trabajo laboriosa, pero no es la labor la que da valor a la obra; eso es algo accidental”, puntualiza García Cano.
Es el fondo de la obra lo que define el trabajo de este autor. “Mis paisajes sólo lo son aparentemente, pues en realidad no suponen una mera visualización de lo que tengo delante sino de aquello que guardo en mi interior, los recuerdos”, afirma el pintor.
En esa importancia dada a lo visto y vivido radica la conexión entre la obra de Miguel García Cano y la poesía taoísta. Precisamente, la primera y más antigua de las series, lleva el nombre del cuento chino La Canción de Peiwoh, en el que se narra la historia de un arpa que no podía sonar porque carecía de recuerdos. “La filosofía china inspira la serenidad que se encuentra fuera de lo cotidiano, frente a esa preponderancia de la juventud y lo nuevo ante lo tradicional y viejo”, explica el autor. La segunda serie, Pinturas de El Silencio, continúa la estela de la primera aunque con paisajes más recogidos y quizás, menos luminosos. En muchos de ellos, la protagonista es la montaña. “Pero su cara norte; aquella, más sombría”, aclara el autor.
Se trata de la belleza en su sentido menos “cosmético” y más oculto, según asegura Miguel García Cano. “El arte es poesía; no es un espejo”, afirma el pintor. De ahí que cada observador pueda ver o sentir cosas diversas al ver sus paisajes. “Como un calidoscopio, el arte depende del ojo que lo mira”, concluye.
HORARIO: De lunes a viernes: 17,30 a 20 horas y sábados, de 12 a 14 y 17,30 a 20 horas.
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