Las mujeres sin hogar, las más invisibilizadas
Invisibles a los ojos de la sociedad, pero no por ello inexistentes. Las personas sin hogar se enfrentan en su día a día a múltiples obstáculos, una realidad que se encrudece en el caso de ser mujer. “Muchas veces están en situación de maltrato por no estar en la calle”, comienza a explicar la trabajadora social Lidia Ruiz Navaridas, miembro de la Asociación El Llavero, cuyo objetivo es visibilizar y poner sobre la mesa situaciones relacionadas con el sinhogarismo con el fin de que las instituciones tomen medidas para luchar contra él.
Esta asociación, dedicará sus próximas jornadas de divulgación a las mujeres sin hogar y a las múltiples violencias a las que quedan expuestas. Unas situaciones de vulnerabilidad con múltiples aristas, desde estigmatización, agresiones hasta violencias económicas o, incluso, institucionales de manera indirecta, por el complejo camino para salir de su situación, como desgrana esta trabajadora social.
“Las mujeres en situación de calle que están sufriendo violencia cuando acuden a servicios sociales muchas veces hablan de una necesidad de alojamiento, de manutención... y no hablan de violencia, por eso queda invisibilizado, porque quieras que no, hablar de violencia da mucha vergüenza, a estas mujeres que entran en circuitos de servicios sociales, la violencia es otra de las muchas cosas que les está pasando”, detalla.
Desde El Llavero lo tienen claro: tener un techo y tener un hogar no son sinónimos. “Hay mujeres que salen de la situación de calle a costa de encadenar relaciones con violencia, estas situaciones siguen siendo sinhogarimos”, detalla. “Estamos ante un círculo vicioso complicado, por eso la necesidad de que, tanto que hablamos de violencia de género, las administraciones pongan el foco en estos perfiles de exclusión social y adicciones”, reivindica. “Son las personas más vulnerables y las que menos ejercen sus derechos”.
Desde El Llavero apuntan también que una amplia mayoría de las mujeres sin hogar a las que han entrevistado son o han sido víctimas de violencia de género o abusos sexuales durante la infancia. A ello, se suma, igualmente, problemas de adicciones y salud mental. “Estamos viendo que esto puede ser producto de la violencia de género que han sufrido”, explica. “La violencia de género produce un estrés post traumático y aislamiento”.
También se encuentran con situaciones en las que “la persona con la que están va cortando sus redes sociales, sus recursos, y muchas se quedan en situación de calle por eso”. Se trata de violencia económica, que no por pasar más desapercibida en muchas ocasiones, deja de estar muy presente, de ahí que se reclame su inclusión como una tipología de violencia de género.
El Llavero pone el foco en la necesidad de un albergue para mujeres
En La Rioja existen diez recursos de alojamiento para personas en riesgo de exclusión y todos ellos se encuentran en Logroño.“Muchas mujeres están alquilando habitaciones, pero tampoco es un espacio seguro porque lo comparten muchas veces con hombres”, añade Ruiz, que recuerda que las mujeres sin hogar evitan quedarse en la calle ante el riesgo de ser asaltadas.
En cuanto a los albergues municipales para personas sin hogar, esta trabajadora social hace hincapié en la necesidad de que se cuente con uno específico para mujeres en nuestra comunidad. “¿Cómo se puede sentir una mujer en situación de calle y que busca protección si va a un albergue donde predominan los hombres?”. Así, pone como ejemplo el País Vasco, donde Bizitegi, entre la variedad de recursos que ofrece, tiene uno exclusivamente para mujeres.
Así, por ejemplo, las personas que pernoctaron durante la noche del 22 al 23 de noviembre en el proyecto Alasca fueron 17 hombres y dos mujeres. Y es que la de las mujeres sin hogar es una realidad compleja e invistibilizada de la que no solo El Llavero ha querido llamar la atención. Cáritas La Rioja, atendió el año pasado a un total de 358 personas sin hogar, de las cuales 20 eran mujeres. A nivel nacional, 2 de cada 10 personas atendidas por la entidad eran mujeres, un número “que ha aumentado progresivamente y, además, presentan una especial desprotección y vulnerabilidad, así como una mayor estigmatización”, explicaban el pasado octubre.
Recursos específicos para mujeres víctimas de violencia de género
En los casos de mujeres víctimas de violencia de género que necesiten un alojamiento, en nuestra comunidad se cuenta con recursos como el Servicio de Urgencias Sociales Municipal de Logroño o la red de pisos para mujeres víctimas de violencia de género del Gobierno de La Rioja. En el caso del primero, como detallan desde el Ayuntamiento, desde enero hasta el pasado 22 de noviembre fueron atendidas 244 mujeres, aportando este recurso 29 alojamientos. Este recurso no cuenta con un número de plazas fijas si no que, como se trata de alojamientos con caracter de urgencia y estancias cortas, se garantiza siempre que la mujer que lo necesite cuente con él, garantizado por las Hijas de la Caridad.
La importancia de los programas de acompañamiento y la prevención
Desde El Llavero apuntan, al igual, la importancia de programas de prevención y acompañamiento - a través de ayudas económicas y búsqueda de recursos habitaciones- para personas que llevan poco tiempo en situación de calle con el objetivo de evitar que se cronifique.
La asociación también ve esencial una ampliación del parque de viviendas sociales. “Es fundamental que se amplíe, si a una víctima de violencia no le garantizas una vivienda y manutención, por muchas psicólogas que intervengan, si no hay una continuidad hay riesgos de que vuelva con su agresor”. También, ven necesario un aumento en la cuantía de las ayudas destinadas a las víctimas de violencia de género, ante el aumento de los precios de alquiler de vivienda.
El Llavero, integrada por cuatro personas dedicadas al Trabajo Social, dedicará sus próximas jornadas divulgativas sobre Sinhogarismo a las mujeres en estas situaciones, con el fin de concienciar sobre esta realidad. “Hace falta que se haga más presión y que todas y todos lo pongamos encima de la mesa”, reivindica.
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