La historia de Logroño, a través de la Casa de la Virgen
A mediados del siglo XVI, un próspero mercader de Logroño construyó una gran casa-palacio en el terreno delimitado por las actuales calles de Rúa Vieja, Mercaderes, Marqués de San Nicolás y Sagasta. Con esta iniciativa, Pedro Yanguas, que así se llamaba este comerciante, pretendía poner de manifiesto el éxito de sus negocios, una red comercial y bancaria que discurría por toda Europa y tenía su sede central en Flandes. Para el desarrollo de su proyecto tomó como base las casas que ya existían con anterioridad en el lugar, que quedaron convertidas en una especie de palacio. En paralelo a la construcción de este proyecto se creó una nueva calle, la actual Mercaderes, que comunicaba la casa de esta familia con la catedral.
Este relato no es ficción, sino realidad y ha sido posible gracias a los trabajos arqueológicos que se han llevado a cabo en la zona con objeto de proporcionar una base documental sobre la que se puedan apoyar las futuras decisiones de rehabilitación de la Casa de la Virgen, donde se ubicará el Centro de Cultura del Rioja.
Los arqueólogos José Manuel Tudanca y Carlos López de Calle han avanzado los primeros resultados de la investigación que han realizado en este lugar, y que ya han sido entregados a los siete estudios de arquitectura implicados en estos momentos en la redacción del proyecto del nuevo centro de cultura del vino de Logroño. Para Tudanca la casa-palacio que se alzó en época renacentista trataba de “proyectar el éxito profesional y comercial de una familia que decide construir una casa acorde con sus aspiraciones sociales y políticas”.
Otro de los principales hallazgos ha sido una instalación en buen estado dedicada a la vinificación, que representaba una de las principales áreas de actividad de la familia Yanguas. “La casa dispone de tres lagares de sillería, además de una prensa”, ha reiterado Tudanca.
RESTOS CELTIBÉRICOS
No obstante, los descubrimientos no han quedado aquí. Las labores de campo también han facilitado el hallazgo de un hábitat celtibérico que data del siglo I a. C. “Resulta muy complicado encontrar estos elementos casi sin tocar”, ha recalcado López de Calle. En su opinión, es un hallazgo de “de gran interés”, que puede dar pistas sobre la historia de la ciudad, aunque ha descartado que contenga un significativo valor histórico.
Otro “hito” importante, desde su punto de vista, es el descubrimiento de “unos silos medievales” en donde se almacenaba cereal ente los siglos XII y XIII. Posteriormente fue precisamente en este lugar donde se construyó la infraestructura de vinificación (comienzos del siglos XVI) y, más tarde, la casa-palacio.
“La Casa de la Virgen encierra importantes valores patrimoniales”
, ha subrayado Tudanca. Entre ellos cabe destacar las dos fachadas en piedra, que van a ser objeto de un estudio monográfico sobre su iconografía, y el forjado. Ambos arqueólogos han destacado que el edificio se ha conservado hasta nuestros días gracias en buena medida a la calidad del entramado de madera del edificio. Asimismo también han mostrado su satisfacción por el hecho de que haya perdurado la parte de mayor valor histórico y arqueológico de este conjunto, “lo que no suele ser habitual”.
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