Más lejos de todo
Un punto más lejos de todo, del descenso, 3 de margen, y de la fase de ascenso, queda a 7. Eso vale el empate ante el Fuenlabrada. Que se tenía que haber ganado para aspirar a cotas mayores, sí. Que las tablas fastidian porque se iba por delante en el marcador y porque las sensaciones iniciales permiten albergar esperanzas, sí. Todo lo demás, películas. Hablar de justicia en el fútbol lleva a debates que no conducen a ninguna parte. Escudarse en excusas peregrinas respecto a posibles bajas de algunos jugadores en determinadas demarcaciones no ayuda a hacer autocrítica.
Porque esta UDL puede que vaya en ligero ascenso en cuanto a juego, no se discute, pero sigue mostrando carencias. En estático le cuesta un mundo hacer ocasiones de gol. Salvo en los primeros cuatro minutos y dos acciones aisladas -centro de Reguilón sin remate y oportunidad de Espina- en la primera mitad, este conjunto no encuentra la tecla. Al menos a balón parado transmite peligro, remata, acaba las jugadas. Era quizá ese recurso al que agarrarse cuando quedaba poco tiempo y se quería ganar. Queda por saber si la intensidad, la presión alta, el dar velocidad a las acciones va en sintonía o no con la generación de ocasiones.
Por lo ofrecido este domingo, así es. Si el bloque mete una velocidad más, presiona, se muestra ambicioso el rival cede, se mete en su área. así aconteció durante los primeros cuatro minutos. La UDL comenzó con fuerzas. Mostrando su mejor cara, intensa, agresiva, presionante y con las ideas muy claras. Si se pisa área, a tirar; si se puede buscar la profundidad por los costados, pases al espacio para después centrar. Dicho y hecho. Ni la teoría podía casi estar mejor. Cuatro minutos, 1-0 y hasta tres tiros a puerta. Espina protagonizó los dos primeros y ambos los repelió Ismael Gil. En el segundo, sacó una mano izquierda espectacular, pero el rechace se quedó franco para que Marcos André -en su debut en Las Gaunas- batiera al portero del Fuenlabrada por bajo.
Sorprendido por el ímpetu de los riojanos, el conjunto de Antonio Calderón estaba tocado. Hasta que se hizo con el cuero. Fue entonces cuando se vio a una UDL entregada, solidaria, sacrificada, convencida de que trabajando, corriendo y ayudándose en labores defensivas para evitar que Miguel no tuviera que esforzarse. Cuando las pulsaciones bajan, cuando ya no hay tanta presión, cuando el contrario toca con más continuidad, el juego de los riojanos se vuelve más previsible.
DEFENSA DE CUATRO
Rafa Berges presentó defensa de cuatro. Inédito, hasta la fecha, desde que el técnico cordobés asume las riendas técnicas del equipo. El 4-4-2 dio sus frutos en ataque porque la UDL quería percutir por el costado izquierdo donde Paredes y Reguilón buscaron su cuota de protagonismo. Por el otro perfil, Muneta se metía por dentro y aunque el equipo perdía profundidad por la derecha ganaba la superioridad por dentro. Amelibia -futbolista que de lateral rinde por debajo de lo que aporta como central o centrocampista- no ofrece el recorrido para que el ataque riojano insiste por su perfil, por lo que el bloque local quedó a expensas de chispazos de Espina y Muneta, amén de la profundidad de Reguilón y las acciones a balón parado. Ahí reluce la UDL más previsible.
Pese a ello, durante la primera mitad se vio a un conjunto organizado, coherente y sensato en sus prestaciones que pudo ampliar el marcador con algo más de fortuna. Marcos André prolongó, en un córner, un balón que se paseó por la línea de gol sin que ningún compañero rematara. Salvador sacó una falta rápida para que Muneta dibujara un pase al espacio donde Espina llegó justo para tratar de picar ante la salida del portero rival. Y Reguilón puso un buen centro al que Marcos André no llegó a rematar con limpieza.
Enfrente estaba un Fuenlabrada que saltó a Las Gaunas con el mismo esquema, 5-3-2, que Rafa Berges había exhibido en el conjunto logroñés hasta este pasado domingo y que venía de acumular cuatro jornadas sin perder, ya son cinco. La mejor noticia, sin duda, era que sólo Dioni, con un tiro escorado, puso en apuros a una solvente zaga blanquirroja durante la primera mitad por mucho que en algunas fases la pelota empezara a ser manejada por los visitantes.arrASergio García, que entró para sustituir a Muneta, el cual había sufrido un golpe en el ecuador de la primera mitad.
Se reanudaba el choque con Sergio García pisando el verde en detrimento de Muneta, son una sobrecarga en el gemelo. El cántabro cumplió la misma función que su predecesor, ir hacia dentro siempre que pudiera para decantar el juego ofensivo y cargarlo sobre la banda izquierda. Sin sobresaltos, la UDL estaba cómoda. No sufría y pisaba área rival gracias a varios saques de esquina, que culminaron con sendos remates de Adrián León y Caneda.
EL PELIGRO DE ABEL MOLINERO
Se debía intuir un movimiento. Lo hizo Antonio Calderón abandonando la línea de cinco atrás para dar rienda suelta a su costado zurdo donde Abel Molinero se convirtió en el hombre al que todos buscaron hasta el final del encuentro. Con Borja Sánchez en el campo el Fuenlabrada intentó acaparar un mayor control del balón. Lo hizo, aunque sin consecuencias hasta que Abel Molinero llegó a la línea de fondo y puso un centro de lujo al segundo palo donde Cristóbal remató -hubo quejas blanquirrojas de que lo hizo con la mano- para empatar la contienda. Poco o nada productivo había realizado el cuadro madrileño en ataque, pero fue suficiente para agitar el duelo.
Porque ahora era la UDL la que debía ir a la carga. Eso provocó, durante algunos minutos, que las idas y venidas fueran constantes. El ejemplo de ello fueron las dos ocasiones, sin remate entre los tres palos, de las que gozaron ambos conjuntos en el tiempo añadido. Primero Dioni -ya con Cervero en el piso- se adentró en el área, caracoleó y cedió atrás, Cervero no podía rematar y la dejó para que Abel Molinero lo hiciera, pero el zurdo no se la esperaba así que la pelota no encontró quien la pateara. El juego continuó y Juanfran se llevó el cuero ante Juanma, llegó a la frontal -estuvo algo lento en sus acciones- y chutó con poca fe mientras su par se había recompuesto y llegaba para que la pelota le golpeara en el cuerpo.
Como viene siendo costumbre, a Berges le costó mover sus piezas. Apostó por Juanfran y Mendi, dos '9', que jugaron 11 y 7 minutos, mientras que el goleador de la tarde, Marcos André -con ficha del filial- se fue a descansar con un gol en su casillero. Después el técnico cordobés indicó que su idea era refrescar la medular, pero no contaba con efectivos (acaso Julio Rico no sabe lo que es ejercer de medio centro o incluso Amelibia).
Quizá la llegada de César Remón, todo hace indicar que debutará y que será de la partida, en el próximo encuentro ante el Majadahonda, dé pausa, criterio y ofrezca cosas nuevas en una parcela que va ganando en confianza y en momentos de fluidez en comparación con otros momentos de la temporada. Ante la falta de refuerzos es a lo que puede agarrarse una afición ansiosa por reilusionarse y por ver a los suyos pelear por cotas mayores que las presentes. Pero para eso hace falta sumar de tres en tres... y cuanto antes porque punto a punto no da para llegar arriba, aunque sí para librar por abajo.
FICHA TÉCNICA
UD Logroñés: Miguel; Amelibia, Caneda, Pazó, Paredes; Muneta (Sergio García, min. 46), Salvador, Adrián León, Reguilón; Espina (Mendi, min. 88) y Marcos André (Juanfran, min. 79).
Fuenlabrada: Ismael Gil; Velasco (Nana, min. 78), Pavón, San José (Borja Sánchez, min. 57), Juanma, Fran García; Ruben Sanz, Milla, Cristóbal (Cervero, min. 83); Abel Molinero y Dioni.
Goles: 1-0, min. 4: Marcos André. 1-1, min. 65: Cristóbal.
Árbitro: Albert Ávalos Martos (Comité Catalán). Amonestó a los locales Sergio García (min. 59) y Salvador (min. 69) y a los visitantes Velasco (min. 36), San José (min. 49) y Cristóbal (min. 77).
Incidencias: 2.600 espectadores en Las Gaunas, según informó el club organizador.
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