La detención de la acusada del Crimen del Profesor se precipitó para evitar que borrara 260 mensajes con el otro procesado

Tercera jornada del juicio del Crimen del Profesor

Europa Press

16 de mayo de 2024 14:21 h

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Agentes de la Policía Nacional han afirmado este jueves ante el Juez que “el autor de los hechos” del Crimen del Profesor -hallado muerto en su domicilio el pasado 18 de febrero de 2020- “tomó las medidas necesarias para no contaminar la escena”. Así, han aseverado, “buscó medios para evitar la transferencia de restos. Se tomaron medidas para evitar contaminar la escena como podría ser, por ejemplo, unos guantes”.

A pesar de ello han querido dejar claro que “aunque no haya huellas, ADN o restos biológicos de una persona en el lugar de los hechos de un crimen no quiere decir que no lo haya hecho”. Así han respondido al Fiscal los peritos policiales, encargados de la inspección ocular, en la cuarta sesión del juicio tras observar las fotografías de los hechos.

Este jueves ha continuado el juicio con las pruebas testificales por el conocido como 'crimen del profesor' contra dos personas acusadas -hombre y mujer, de 30 y 35 años en el momento de los hechos- de diferentes delitos de obstrucción a la justicia, homicidio y encubrimiento. Según el escrito del Fiscal, presuntamente ambos, en connivencia, perpetraron un plan que culminó con la muerte del profesor en su domicilio.

El primero de los agentes en testificar ha reiterado que la puerta del domicilio de la víctima, Pedro José Sáez, “no tenía signos de forzamiento ni había sido violentada. Nuestra opinión es que la víctima abrió la puerta” a su presunto asesino. Además, y como hipótesis, el agente considera que la víctima fue “maniatada” con una cinta amarilla y su cuerpo se arrastró desde la puerta principal del domicilio -donde recibió el golpe mortal- a la cocina de la vivienda.

Por su parte, y a preguntas de la Defensa, el Policía ha explicado que “ninguna huella identificada corresponde con el presunto autor material del crimen” pero sí que ha declarado que “hay que tener fuerza para hacer las lesiones que presentaba la víctima”.

Además, el agente de Policía Nacional ha indicado que “alguien que comete este tipo de delito, por la experiencia que tengo, lo hace de forma premeditada y habrá ido preparado, con guantes o ropa adecuada y pondrá todo su empeño en que no quede vestigio”.

La Policía cree que la víctima fue maniatada

Apoyados por fotografías realizadas la tarde del suceso, agentes de la Policía Nacional encargados de la inspección ocular han relatado la actuación realizada. Como han declarado “tras el golpe mortal, que parece ser que se produjo en las inmediaciones de la puerta del domicilio, el cuerpo se movió/arrastró a la entrada de la cocina”.

La tesis policial es que “la violencia se produjo en la zona más próxima a la puerta y después se produce el movimiento. Suponemos que le agredieron en la zona del pasillo, más cerca de la puerta, lo metieron en la cocina y ahí se acabó con su vida”.

En las imágenes se observa el domicilio del profesor y destaca la cocina “llena de sangre” y muestras del “arrastre” del cuerpo por el pasillo. Según han explicado “en el momento de lucha o de agonía o de intentar zafarse de su agresor, la víctima se movió”. Además, ha indicado, “nos sugiere que probablemente esta persona fuese maniatada de alguna manera porque había una cinta”. La víctima presentaba las lesiones más importantes en la cara y en la parte de atrás de la cabeza.

Además, ha indicado, “buscamos por toda la casa el arma con el que se pudo cometer el crimen pero no encontramos nada que encajara con ese tipo de lesiones”. Había algunas instalaciones que estaban revueltas. También consideran que tras el crimen, el autor de los hechos se lavó en el lavabo, “cogimos muestras pero los resultados de la muestra eran manchas de sangre del fallecido”. Los agentes creen que el autor “se tomó su tiempo” para realizar estos hechos porque también hubo un registro en la vivienda. “Pero no podemos determinar cuánto”.

Así fue la detención de la acusada

Un agente de Policía Nacional ha desvelado que la detención de la acusada por el crimen del profesor -hallado muerto el 18 de febrero de 2020 en su domicilio- se “precipitó” porque “estaba a punto de borrar más de 250 mensajes e incluso fotografías” de una conversación que mantenía con el otro procesado por el teléfono móvil mientras acudía de un autobús de Madrid a Logroño para acudir a una citación judicial.

El agente de Policía Nacional ha detallado cómo se produjo la detención de la acusada el 25 de marzo de 2021, más de un año después del crimen- mientras viajaba en autobús. Sobre la operación policial, explica, “estábamos desplazados en Madrid vigilando a la acusada hasta que tuvimos conocimiento de que se tenía que trasladar a Logroño para asistir un juicio”.

“Tras ver cómo salió de su domicilio en Madrid -prosigue- pensamos que acudiría a Logroño en autobús así que fuimos a la estación, reservamos varios billetes y pedimos al personal de la taquilla que le diera (a la acusada) un determinado asiento. Ella llegó, compró el billete y todo se realizó como lo planificamos”.

Así, explica, “yo me senté junto a ella y mi compañera delante. A partir de ahí, cuando comenzó el viaje nos dirigimos a Logroño, la acusada empezó a recibir llamadas telefónicas. Ella manipulaba su terminal telefónico con normalidad sin sospechar sobre mí por lo que yo pude observar qué es lo que hacía”.

En un momento dado -indica el agente- “la acusada recibió una llamada muy clara y se asustó bastante”. En esa llamada -que se ha emitido en el juicio- se escucha cómo el interlocutor le decía que la Policía había preguntado por ella. En ese momento “empezó a hacer aspavientos y ya no tenía mucha tranquilidad”.

Tras la llamada, “ella estaba nerviosa” y “se precipitó la detención en mitad del trayecto porque pude ver cómo se introdujo en el Whatsapp y empezó a hablar con un contacto guardado como 'KKK' que tenía la foto del otro acusado, no había duda”, indica el agente.

Después “volvió a entrar al chat con el otro acusado y, al parecer, quería extraer esa conversación a un correo electrónico pero lo deshecho. Tras ello empezó a seleccionar uno a uno mensajes del Whatsapp y pasando páginas seleccionó 250 mensajes e incluso fotografías del chat del acusado. Pienso que era para borrarlos, se lo comuniqué a mi responsable y, directamente, le intervine el teléfono por si eran pruebas y, como agentes de la autoridad, le informamos de sus derechos”. Tras ello “le dijimos al chófer que parara y formalizamos la detención por escrito en sede policial”. En el momento de la detención -indica- la acusada no dijo nada.

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