Sobre ruedas con Andrés Pascual: “Menos mal que Dan Brown no descubrió La Rioja”
Nuestra ruta con Mercedes comienza en el Museo de la Cultura del Vino de Dinastía Vivanco. Entre viñas centenarias recogemos al escritor riojano Andrés Pascual a bordo del Mercedes Clase E y partimos rumbo a San Vicente de la Sonsierra, haciendo el mismo camino que los protagonistas de su última novela, 'A merced de un dios salvaje'.
Son Raúl, un niño con Síndrome de Dravet, y su padre Hugo. Llegan desde Lanzarote en busca de la herencia familiar de la madre, que acaba de fallecer. En La Rioja se encuentran con una saga de bodegueros y una misteriosa historia de un niño desaparecido en extrañas circunstancias años atrás, el tío de Raúl.
Mientras recorremos la Sonsierra, Pascual nos cuenta cómo conoció en una de esas viñas al verdadero Raúl, el niño que inspiró su novela. “Hace años que quería escribir una novela ambientada en La Rioja pero me faltaba la historia”, cuenta Pascual, “pero hace algo más de un año, de la forma más casual, conocí en una viña a Raúl y a su familia y allí todo cobró sentido”.
Raúl tiene Síndrome de Dravet, una enfermedad rara que le provoca constantes crisis epilépticas, y así lo ha reflejado el escritor riojano en su novela. “Me apasionó la épica de las familias que luchan día tras día contra ese dios salvaje que parece que nos fustiga y nos impide caminar adelante cuando la vida se pone cuesta arriba y así quise reflejarlo en la novela”, continúa, “yo soy muy riojano, de los que se llevan pañuelos de La Rioja para regalar a los jefes de las tribus de Etiopía y quería que La Rioja estuviera también muy presente en la historia”.
La Rioja impulsa una ruta turística por los escenarios de la última novela de Andrés Pascual
Con esos ingredientes nació su novena novela, una de las más personales porque además, según cuenta Pascual, reune a muchos de los personajes que, sin saberlo, se sentaron en la mesa de su despacho en los veinte años que trabajó como abogado en La Rioja. Ahora, sus pasos le han llevado mucho más lejos, ha recorrido el mundo viajando y ha vivido cuatro años en Londres para mudarse después a Lisboa, donde ha asentado ahora su campamento base, “pero La Rioja siempre está ahí”, cuenta, “hemos roto fronteras con el vino, allá donde vayas se nos relaciona con la buena onda pero qué gozada que una novela rompa alguna frontera más”.
Y entre charla, sol y viñedos llegamos a Santa María de la Piscina, una de las joyas más desconocidas de La Rioja y escenario clave también en la novela. Sobre la necrópolis, una última reflexión: “Muchas veces no te das cuenta de lo que tienes más cerca pero esto es una maravilla, menos mal que Dan Brown no lo descubrió antes”.
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