Una de las mujeres secuestradas en Darfur, consigue telefonear a su familia
Una de las mujeres secuestradas hace más de dos meses en la región sudanesa de Darfur, la irlandesa Sharon Commins, ha podido telefonear a su madre. Este hecho muestra, según responsables de la investigación para su liberación, cierto progreso en las negociaciones con sus captores.
Commins y Kawuki, ambas trabajando para el grupo humanitario irlandés GOAL, fueron capturadas en las instalaciones de su organización por un grupo de hombres armados el pasado mes de julio. Éste se ha convertido en el secuestro más largo de una nueva serie de raptos en Darfur que ha afectado al esfuerzo humanitario en esta región.
Los secuestradores permitieron ayer a Commins hacer una llamada de teléfono a su madre, en Irlanda, según declaró hoy el ministro sudanés para Asuntos Humanitarios, Abdel Baqi al Jailani. “Pudimos entregar un mensaje a los secuestradores de que la madre de Sharon necesitaba cierto apoyo, y les pedimos que nos ayudaran a mantener una conversación telefónica entre las dos, y tuvo éxito”, afirmó.
“Esto implica que nuestro plan está dando resultado y que vamos por el camino de conseguir una resolución, somos optimistas en que las cosas van a ir bien”, añadió.
Los responsables representantes del gobierno de Sudán dicen que han estado negociando con los secuestradores a través de los ancianos tribales. Al Jailani había declarado anteriormente que los captores son miembros de una tribu nómada de Darfur que atraparon a las mujeres para conseguir un rescate.
Al Jailani también indicó que no está seguro de que sea la primera vez que Commins haya podido llamar a su casa. El ministro detalló igualmente que los responsables sudaneses están ahora intentando organizar una llamada de teléfono entre Kawuki y su madre, que reside en Kampala, o su hermana, en Londres.
Dos civiles que trabajan para la fuerza de paz conjunta de la Unión Africana y la ONU para Darfur, también fueron secuestrados de su base en la ciudad de Zalingei, en el oeste de Darfur, a finales de agosto, y aún permanecen retenidos.
Los grupos humanitarios señalan que se están enfrentando a una hostilidad cada vez mayor y a amenazas desde que el Tribunal Penal Internacional emitiera una orden de arresto el pasado mes de marzo contra el presidente sudanés, Omar Hassan al Bashir, por crímenes de guerra y contra la Humanidad.
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