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Apocalípticos y cínicos

Oteando el futuro | ÁNGEL ALDA

Ángel Alda

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Miércoles, 8 de abril de 2020. Escribir una crónica del día a día desde el encierro es pan comido. Puedes hablar de lo que te dé la gana. Puedes incluso meterte en filosofías. Total, va a dar lo mismo. Un día puedes ejercer de Ortega y el siguiente de Gasset.

Somos alérgicos a la incertidumbre. Estamos todo el día oteando el horizonte desde las almenas para saber si vienen en lontananza los moros o los cristianos. Hoy queremos adivinar si lo que viene es el apocalipsis o una adaptación cosmética a lo de siempre. Recrearse en el apocalipsis es muy literario, poético y divertido. Cuando les afecta a los demás. No es lo mismo cuando las campanas doblan por ti. Nos entra el canguelo. Por nosotros, por los nuestros. Y volvemos la cara hacia el afable levante por el que todos los días sale el mismo sol y por el que se pierden las tormentas.

Viene todo esto a cuenta de los pronósticos que nos llegan de grandes pensadores como Chomsky o Harari o el esloveno Zizek. Anticipan la llegada de una época de convulsiones económicas y sociales que nos llevarán a pensar en otra sociedad, en otra cultura. Hablan del fin del capitalismo y de la globalización y de la emergencia de formas comunitarias de vida más integradoras.

En la tertulia del bar de enfrente, un movimiento de cínicos o avisados, muchos de ellos legos en materia filosófica pero genios en especialidades más de andar por casa como Pinker nos dicen que el mundo resolverá la crisis del Covid como se resolvieron a lo largo de la historia otras muchas pestes. En dos, tres años aquí no ha pasado nada y el mundo seguirá siendo como era en el 506 y en el 2000 también. Una porquería como cuenta el tango del inmortal Discépolo.

Creo que ambas versiones tienen su lógica. Y, esto es más raro, creo que son compatibles. Desde el neolítico vivimos más o menos igual en términos de pasiones y de emociones humanas. Pero que no es lo mismo vivir en una casa de barro en el Nilo faraónico que en la plaza de Olavide en pleno siglo XXI.

Y mañana Jueves Santo. Tres jueves hay en el año. Que lo procesionen bien. Este año no hay torrijas en casa. Pero tenemos Netflix y HBO.

Besos

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