Calle Quesada: problemas de accesibilidad en la gran olvidada de la reforma de Olavide
El entorno de la plaza de Olavide parece otro después de las obras de reforma para mejorar la accesibilidad en las calles que confluyen a este céntrico lugar de Chamberí. Los vecinos valoran las obras, más allá de los aparcamientos indebidos en las nuevas zonas peatonales, que confían desaparezcan con el tiempo y las multas. Sin embargo, hay un agujero negro en los arreglos: la calle Quesada.
El periódico Somos Chamberí recorre la vía paso a paso invitado por Gloria, una de las vecinas que más dificultades tiene para caminar por ella, debido a la enfermedad de esclerosis múltiple que padece y que la mantiene postrada en una silla de ruedas para cubrir muchos de sus desplazamientos. “La calle se ha quedado como una trampa para las personas como yo, para los ancianos o para los que llevan carritos de bebé”, se queja amargamente mientras Pilar Rodríguez, activista vecinal y vocal vecina del PSOE, empuja su silla durante el trayecto.
Recorrer los apenas 80 metros de Quesada es una auténtica gymkana: un montón de señales en la acera oeste dificultan el paso no estar colocadas en el mismo bordillo -entre ellas la de estacionamiento reservado PMR- rebajes con baldosas demasiado inclinadas y coches que se suben a la acera para evitar que los vehículos que pasan por la calzada les golpeen el retrovisor. Incluso una bicicleta mal aparcada hace aún más estrecha la vía. “Desde que reformaron esta zona la gente aparca como quiere”, denuncia Pilar.
En la acera del otro lado la cosa empeora: un taller de motos ocupa totalmente las plazas reservadas para carga y descarga, y dos enormes postes para la luz provocan el mayor estrechamiento: exactamente 78 centímetros de paso. En ese punto, la silla de ruedas de Gloria se choca con la pared. “¡Ay, perdona!”, se disculpa su conductora. “No te preocupes, como está la acera lo raro es no darse”, le perdona la vecina.
Hasta hace pocas semanas, muchas de las calles que daban a Olavide se parecían a Quesada. Ahora solo esta se ha quedado como la hermana pobre del barrio, recordando penosamente cómo era caminar antes por estas estrechas calles con dos hileras de aparcamiento y apenas espacio para el peatón. Las obras y la reordenación también provocó el cambio de sentido en la vía, lo que además de algún despiste está acarreando problemas en la entrada a un aparcamiento. Y que algunos vehículos que circulan por Eloy Gonzalo en dirección a Quevedo se salten la línea continua para alcanzar esta calle, denuncian los vecinos.
Gloria se muestra pesimista ante esta situación: “Estoy con idea de irme”, suelta lacónica antes de explicar que si la situación persiste, tendría que vender su piso y marcharse de su barrio, a una zona con mejor accesibilidad. “Cómo te vas a ir, no digas eso”, le anima Pilar. Su grupo político, el PSOE, presentó una propuesta en el último pleno de la Junta de Chamberí para replicar en Quesada una actuación similar a la del resto de calles que la rodean. Todos los partidos la apoyaron, pero ahora todo depende del área de Desarrollo Urbano Sostenible.
En su propuesta, el PSOE reclama un mejor acceso a vehículos de emergencias y servicios (el camión de la basura ya no pasa por allí porque no puede hacer el giro hacia Sagunto), adecuar las aceras, mejorar las entradas de los aparcamientos y estudiar volver al anterior sentido de la calle. Hasta ese momento pide “que se retiren todos los obstáculos que impiden el paso a sillas de personas con dificultades de movilidad, carritos de bebés o carros de la compra”, quitar la máquina de tickets del SER, colocar las señales fuera de la acera y retirar los postes de madera, entre otras medidas. De momento y gracias a esta petición, el parquímetro ya ha cambiado de sitio. El tiempo dirá si el resto de la calle es más accesible o no en los próximos meses.
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