San Antón, el templo de los bautizos de padres homosexuales
La Iglesia de San Antón es, gracias al Padre Ángel, el único lugar del planeta donde todas las personas son bautizadas como hijos de Dios, independientemente de su familia de procedencia y de la condición sexual de sus padres. Desde que abriera sus puertas de la mano de Mensajeros de la Paz los hijos de quince parejas homosexuales ya han recibido bautismo en este nada convencional templo.
Todo ello a pesar de que las normas de la Iglesia Católica no permiten que los descendientes de parejas del mismo sexo reciban ese sacramento. Porque para el Padre Ángel existen tantos modelos de familias como personas y todas ellas merecen las mismas oportunidades.
En una entrevista concedida a El Español, el sacerdote recuerda la primera vez que aceptó realizar el bautismo al hijo de una pareja del mismo sexo y la historia de una madre que se le acercó por la calle Fuencarral y tímidamente y muy avergonzada, le confesó que su hijo tenía siete años y que no lo había podido bautizar.
Para el Padre Ángel, cualquiera que quiera seguir los mandatos del catolicismo es bienvenido en San Antón, un templo donde se han bautizado niños de dos, tres, siete años… «Decenas de hijos de solteras, muchísimos hijos de divorciados. Catorce niños con dos mamás y un niño que vive con sus dos papás».
Porque al igual que el San Antón bendijo a 23.000 porque San Antón es el patrón de las mascotas no entiende por qué no va a poder hacer lo mismo con dos personas que se quieren. «¡Preocupémonos por favor de la gente que odia, y dejemos de poner problemas a los que se quieren!», reclama el sacerdote.
Por lo que respecta a quienes se niegan a bautizar a un niño por salirse de las normas del Derecho canónico, considera que «deberían dedicar el resto de su vida a rezar pero lejos de la gente… no hay derecho a cómo se trata a los homosexuales, a los drogodependientes, a los discapacitados… he dado la primera comunión a niños discapacitados de trece o catorce años, porque nadie había querido hacerlo antes».
«No creo que bautizar niños sea la mayor barbaridad que he hecho en estos años. Ni rezar por un transexual, hacer un funeral a un homosexual o hablar con gente de todo tipo. A veces se me critica porque invito a hablar en mi iglesia a políticos o a gente de la periferia social… Pero es que son actos religiosos, donde todo el que quiera participar es bienvenido», explica.
Y aunque a veces puedan surgir polémicas porque algo se malinterpreta o alguien hace una lectura sesgada (como el homenaje a Pedro Zerolo con la presencia de un sacerdote anglicano que se declaró homosexual durante su intervención en el acto o el funeral por el torero Víctor Barrio), considera que «¡los actos que se hacen en San Antón son todos preciosos y están abiertos al mundo!».
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