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Argeo Mondragón: “Para pintar en la calle necesito público; si no, siento que no hago nada”

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Diego Casado

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Dos galgos unidos pero enfrentados, los demonios que creamos peleando con furia contra nosotros mismos sobre tonos blancos, grises y naranjas, fue la obra que le valió al mexicano Argeo Mondragón (aka SER0) el premio Vive Malasaña a la segunda mejor obra del certamen de arte urbano ¡Pinta Malasaña! 2016, en el que 100 artistas seleccionados pintaron otros 100 espacios del barrio durante 12 horas.

Para Argeo el evento fue como una montaña rusa. Ejecutó la obra cuando no llevaba ni 48 horas de su primera visita a España, con el jetlag encima, pero emocionado ante el gentío arremolinado en las calles de Malasaña, que se paraba a disfrutar con su obra. “Me encanta tener tacto con el público, para mí es un componente muy importante de la obra”, nos adelanta durante nuestra entrevista con él dos días después de la fiesta multitudinaria del domingo.

Que este mexicano de 29 años consiguiera estar en ¡Pinta Malasaña! no fue sencillo. Después de recibir la comunicación de que había sido seleccionado para participar en el certamen (solo se eligieron a 100 artistas entre más de 800 candidaturas recibidas), Argeo tuvo que elegir entre Madrid o Nueva York. Decidió cambiar una beca de la Universidad Autónoma Nacional de México (UNAM) para viajar a la Gran Manzana por el traslado hasta la capital de España. Lo hizo atraído por visitar Europa, un continente que le atrae, y por el caché que están cogiendo las grandes ciudades españolas en el mundo del street art. “Madrid y Barcelona se han convertido en una referencia para el arte urbano desde el exterior, en parte gracias a eventos como este y también por la crisis económica, que creo que hace que todo el panorama creativo se mueva más”, señala.

“No veo mal que me hayan pisado, aunque yo no lo hago”

“No veo mal que me hayan pisado, aunque yo no lo hago”

“La regla de la calle es que no hay reglas”, adelanta cuando le preguntamos por la polémica generada en Malasaña sobre las bombas de grafiteros sobre las obras del concurso oficial, que tuvieron lugar sobre todo el domingo y el lunes por la noche, y que afectaron a una cuarta parte de los cierres intervenidos durante la jornada, uno de ellos el suyo. “No veo mal que me hayan pisado, aunque sea algo que yo no hago nunca”, confiesa. Sin embargo, también puntualiza que se le hace raro “que todo el mundo quiera hacer pipí en la misma esquina, habiendo tantas disponibles”, dice sonriendo.

El estilo nocturno con el que actuaron los pisadores -uno de los cuales acabó detenido- no va con Argeo Mondragón, que para sus acciones callejeras dice necesitar siempre del público, como ya nos había adelantado antes. Ahora lo aclara:  “Lo más rico cuando estás creando en el exterior es ver las reacciones de la gente”, explica. En ¡Pinta Malasaña!, por ejemplo, acabó pronto y se apartó de la obra para situarse como un espectador más, escuchando lo que decían los que por allí pasaban, recogiendo las impresiones de algunos, hablando con otros y disfrutando del momento. “A veces te ayudan a mejorar la obra”, explica. “Necesito al público, si no siento que no hago nada”, sentencia.

Aunque reconoce que en esta ocasión es la que más gente concitó a su alrededor, SER0 ha pintado por el mundo ante todo tipo de personas, vagabundos incluidos. “Son muy interesantes sus opiniones sobre los trabajos, y siempre te agradecen -literal- que les decores su casa”. Esta visión pública del arte urbano la ha heredado Argeo de la gran tradición del muralismo mexicano, pero también de su formación personal, académica en su parte final en la UNAM -donde cursa un máster- pero circense en sus inicios.

Sí, hemos dicho circense. Porque Mondragón aprendió Circo Clásico Ruso en sus inicios. “Es lo que me dio mi base artística, me ayudó a concebir el arte desde lo circense”. Tal vez de ahí venga su obsesión por estar siempre pendiente del público, y por lo kinético. También, aunque no lo cita expresamente, se intuye que algo se le ha pegado en la parte de su afición por los viajes para expresar su arte por el mundo.

Banksy y Sorolla

Banksy y Sorolla

Argeo cuenta cómo el cambio en su forma de ver las cosas y en su expresión plástica tuvo lugar hace dos años, cuando comenzó a viajar con sus obras. “Un artista necesita conocer el mundo para conocerse a sí mismo”, dice convencido. Una de sus primeras escapadas fue hasta una región de México que vive ajena a la forma de producción capitalista, sin burocracia pero con un funcionamiento social ejemplar. “Me dejó muy impactado”, reconoce. Luego visitó San Francisco, comprobó en Miami la relación que puede producirse entre arte urbano y gentrificación, participó en un festival en Bristol (Reino Unido)...

Sus planes más inmediatos pasan por estar un mes en España, absorbiendo su cultura y visitando lugares clave en sus referencias artísticas (El Prado o la Casa-Museo de Sorolla, se declara fan del pintor levantino), además de estar abierto a otras propuestas. El nombre de Sorolla suena al lado del de Turner y Banksy cuanto cita a sus autores clave. Una combinación que puede ser extraña pero no para alguien tan abierto de mente y con una sólida formación artística como él aparenta. Del levantino mira con curiosidad el dominio absoluto de la luz. De Banksy, la coherencia de su mensaje y la potencia de sus obras para que lleguen a todos los niveles.

De momento, este chaman del arte (se compara con esta figura porque, como los brujos, sus pinturas manipulan los sentimientos humanos) planifica su agenda para sus visitas a museos y también dar la semana que viene una clase magistral en la Facultad de Bellas Artes de Madrid de la UCM, invitado por una de sus docentes.

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