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Calle Pérez Galdós, una escueta ruta de la tapa

Luis de la Cruz

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Asomándose a la calle Pérez Galdós desde Fuencarral, en busca de Hortaleza, uno se topa con un pasillito adoquinado vetado a los coches. En la entrada, dan la bienvenida los balcones más floridos del barrio, más allá, las sillas de las terrazas de los muchos bares que hay, parada previa de salidas nocturnas y fonda en días de compras.

El ilustre vecino presente en la placa (Pérez Galdós) tuvo mucha relación con el barrio, donde trabajó, ambientó algunas de sus novelas y le editaron.

Vecinos ilustres de la calle Pérez Galdós

Vecinos ilustres de la calle Pérez Galdós

La calle Pérez Galdós fue puerto de arribada de una pareja de pintores andaluces que luego forjaría su leyenda en otra calle del barrio: en la Palma, donde estuvo la que se conoció en tiempos de La Movida como Casa Costus. Enrique Naya y Juan Carrero se habían conocido en la Escuela de Artes y Oficios de Cádiz, y en 1975 vinieron a Madrid de viaje de fin de curso. Es entonces cuando deciden mudarse a la capital. En la calle Pérez Galdós estuvo el primer ático en el que vivieron y trabajaron.

Otro vecino ilustre de la calle, de perfil más burocrático éste, fue el matemático Olegario Fernández-Baños, que ha pasado a la historia como el inventor del popular IPC (Índice de Precios al Consumo) en 1938. Fernández –Baños fue además el primer catedrático de estadística de la vecina Universidad Central y el mismísimo Alfonso XIII le ofreció un título nobiliario por la importancia de sus investigaciones, aunque Olegario lo rechazó. Sólo le pidió al rey que se unieran sus dos apellidos, para que no se perdiera el segundo. Aunque no fue aquí donde estuvo su domicilio familiar, sí fue una pensión de la calle Pérez Galdós esquina con Hortaleza una de las primeras moradas madrileñas del matemático en 1910 (antes había estado en otra pensión en la calle Mesonero Romanos donde coincidió con Rey Pastor, uno de los matemáticos españoles más importantes del siglo XX).

Una calle muy hostelera

Una calle muy hostelera

Cuando hace unos meses preguntamos a los lectores de este periódico por sitios de tapas, no fueron pocos los que mencionaron distintos establecimientos de la calle Pérez Galdós. Los comercios de la pequeña calle, por su carácter peatonal y su situación comercial, están en su mayoría ocupados por bares, cafés y restaurantes, que sacan terrazas a la calle los meses de buen tiempo.

Destacan algunos, como decíamos, por las tapas. El Índalo es conocido por tener una gran carta de tapas que se piden con la cerveza, del sándwich mixto a la hamburguesa, pero ojo, que también se pagan (el vaso es necesariamente doble y el pack cuesta 3 euros), mientras que otros bares cercanos, como el Hawaii o en el Mesón Planeta, ofrecen buena tapa al modo tradicional: sin suplemento de precio.

Merece la pena entrar en el café La Tita Rivera sólo por ver su patio, uno de esos rincones bucólicos escondidos en el centro de Madrid. Por lo demás, completan el catálogo de establecimientos interesantes una tradicional tienda de bellas artes, la decana de las peluquerías modernas – Juan por Dios – y una peluquería canina.

Es la calle Pérez Galdós una calle pequeña, sin alardes ni monumentos, que ofrece un paso agradable en todo el meollo.

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