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Un decreto de Centro por medidas Covid condena a la desaparición temporal al clásico mercadillo del Dos de Mayo

Vallas colocadas este fin de semana en el foso del Dos de Mayo para perimetrar el mercadillo, algo que no se hizo al rehusar los vendedores a montarlo

Antonio Pérez

3 de agosto de 2021 01:00 h

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El Mercado de las Artes y del Coleccionismo, nombre oficial del pequeño mercadillo que se instala los sábados en la plaza del Dos de Mayo, en paralelo a un tramo de la calle San Andrés, no volverá al menos hasta el mes de septiembre, cuando sus actuales responsables valorarán la viabilidad o no de darle continuidad.

La razón de esta decisión ha sido el decreto del concejal presidente del distrito Centro, José Fernández, por el que obliga a los vendedores a situarse en el interior del foso de la plaza, en torno al Arco de Monteleón y alrededor de la estatua de Daoíz y Velarde, como medida preventiva ante la pandemia de Covid-19, algo que en la práctica, según los comerciantes, hace imposible su continuidad por dos razones: la primera, económica; la segunda, relacionada con las condiciones climatológicas.

“Nadie pasa por el foso a comprar y el calor que hace en él es insoportable. Si hace dos sábados una vendedora sufrió una especie de lipotimia en nuestra ubicación habitual bajar al foso es arriesgarse a un golpe de calor”, asegura Alfredo Puig, el más veterano de los vendedores de este mercadillo, al que acude todas las semanas desde hace más de una década.

El pasado sábado los comerciantes rehusaron ya instalar el mercadillo bajo las nuevas condiciones. “Meternos en el foso es nuestra puntilla”, comenta Puig, antes de añadir que el último día que acudieron al mismo sólo se juntaron seis vendedores y que la última vez que, por obras, se vieron obligados a instalarse en el foso “no se vendió nada”.

Centro ha modificado la autorización concedida a la Asociación de Comerciantes Barrio Maravillas para el ejercicio de la venta ambulante agarrándose a los apartados 2 y 3 del artículo Decimoctavo de la Orden 668/2020 de la Comunidad de Madrid para “cumplir con las medidas actuales que ha impuesto la pandemia y velar por la seguridad tanto de los responsables de los puestos como de los visitantes”.

El apartado 2 de dicha Orden dice: “Con objeto de poder asegurar en todo momento el cumplimiento de la distancia de seguridad interpersonal los Ayuntamientos podrán aumentar la superficie destinada al mercadillo, trasladar su ubicación…” Mientras, en el 3 reza: “Los espacios en los que se celebren los mercadillos deberán estar delimitados mediante vallado o cualquier otro medio que permita su delimitación”.

Junto a la obligación de bajar los puestos de la zona de paso de San Andrés a la estancial del foso de la plaza, el decreto de la junta ordena delimitar con vallas todo el perímetro del foso, dejando sólo una entrada y una salida -por la calle Daoíz- y controlando en todo momento que el aforo no supere las 100 personas.

La realidad es que la palabra mercadillo se le queda grande a la sucesión de puestos que en la actualidad se venían instalando en el Dos de Mayo y que, con permiso hasta para 11 comerciantes, ha conocido tiempos mejores. Al mismo tiempo, resulta curioso que el decreto que lo regula por tema Covid se haya firmado y entre en vigor más de un año después del regreso del mercadillo, en junio de 2020, tras el obligado parón del confinamiento.

“Matar moscas a cañonazos”

“Esto no es el Rastro, ni el Mercado del Desembalaje que desde hace poco se pone en la plaza de Vara del Rey, ni el que se monta en Salesas. Aquí no hay grandes concentraciones de personas, sólo paseantes que se encuentran con los puestos y pueden pararse un momento a echar un vistazo. El mercadillo no sirve de llamada para que la gente acuda a la zona, sino que las personas que habitualmente vienen al barrio se topan con él”, asegura Maruja García, la nonagenaria presidenta honorífica de la Asociación de Comerciantes Barrio Maravillas y activista vecinal que cree que con este decreto el concejal “mata moscas a cañonazos” y deja sin sustento a las familias que cuentan para vivir con los ingresos que sacan de las pequeñas ventas que puedan hacer.

“Creer que esto funciona de otra forma es desconocer por completo la realidad y yo invito personalmente al concejal de Centro a que se pase por aquí y vea cómo es la cosa antes de regular desde un despacho”, afirma García.

El Mercado de las Artes y del Coleccionismo goza de un permiso que le fue concedido en el pleno municipal y que se renueva anualmente, previo pago de las tasas correspondientes de licencia y ocupación de espacio público y, aunque podría instalarse por propia voluntad tanto en el foso de la plaza como en una franja superior, paralela a la calle de San Andrés, sólo opta por desplegarse en esta última -de unos 100 metros de largo- por ser la más comercial y por tener suficiente con ella.

La modificación del emplazamiento del mercado estará vigente “hasta que el Gobierno de España declare la finalización de la situación de crisis sanitaria”, según consta en la carta enviada por Disciplina Urbanística al gerente del mercadillo, Fernando Vilches, quien entiende las razones sanitarias esgrimidas por las autoridades para actuar de forma preventiva pero recuerda que actualmente los vendedores del mercadillo ya cumplen con el distanciamiento entre puestos recomendado y tienen a disposición de los clientes geles hidroalcohólicos.

En cualquier caso, en la citada carta se constata que una comprobación policial del 24 de julio demuestra que los organizadores del mercadillo no habrían cumplido el decreto del concejal de Centro, firmado el 5 de julio y notificado dos días después, y les advertía sobre una pérdida de licencia en caso de desobedecer nuevamente la orden, además de adjuntarles un plano con la nueva distribución del mercadillo y las medidas preventivas que los mismos comerciantes deberían implementar.

¿Perimetrar con vallas todo el foso de la plaza Dos de Mayo?

A la vista del plano confeccionado por la Junta Municipal del Centro, y dado el volumen de puestos y de visitantes que congrega el mercadillo, la propuesta municipal está, sin duda, sobredimensionada y, además de no ser satisfactoria para los mismos vendedores, estaría privando los sábados a la ciudadanía de la totalidad del uso libre del espacio situado en el foso de la plaza sin que sea realmente necesario.

Según Centro, deberían quedar cerrados con vallas los accesos al foso por los cuatro tramos de escaleras que salvan la diferencia de nivel existente en el terreno y se habilitarían dos pasillos -uno de entrada y otro de salida y también delimitados con vallas- por la calle Daoíz.

La superficie total de ocupación de espacio que propone la Junta Municipal sería de 1508 metros cuadrados -cuando en la actualidad el mercadillo no necesita más que 100 metros, contando ya distancia de seguridad entre puestos-, en una “superficie útil de 300 metros cuadrados” y para un total de hasta 11 puestos de 5 por 2 metros de superficie cada uno.

Contando con los puestos que reúne en verano este mercadillo, falto tanto de vendedores como de compradores, sería como perimetrar un campo de fútbol para jugar después el partido en una esquina del mismo.

Las prescripciones de la ocupación que establece el decreto son las siguientes:

- En todo momento se deberán adoptar las medidas oportunas para evitar aglomeraciones y para asegurar el mantenimiento de la debida distancia de seguridad interpersonal de, al menos, 1,5 metros o, en su defecto, la utilización de medidas alternativas de protección física

- La distancia entre puestos deberá garantizar que se eviten aglomeraciones en el recorrido y que se respete la distancia de seguridad de al menos 1,5 metros entre los consumidores, distancia que deberá cumplirse asimismo entre los vendedores dentro de cada puesto

- La distancia entre puestos debe ser de 1,5 metros lineales y respetar la anchura mínima del pasillo central de 5 metros establecida en la Ordenanza

- Los espacios en los que se celebren los mercadillos deberán estar delimitados mediante vallado o cualquier otro medio que permita su delimitación

- Deberá señalarse de forma clara la distancia de seguridad interpersonal entre clientes, con marcas en el suelo o mediante el uso de balizas, cartelería y señalización para aquellos casos en los que sea posible la atención individualizada de más de un cliente al mismo tiempo

- Se establecerá un acceso diferenciado de entrada y otro de salida

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