De tripas aerosol, ganador de Pinta Malasaña 2020: “¿Qué sentido tiene hacer las cosas por el público y no por ti?”
En su quinta edición, Pinta Malasaña probó con un formato nuevo, seguro y adaptado a la situación sanitaria: encerró a 50 artistas -por turnos- en el céntrico Mercado de Mostenses durante los domingos de octubre y convirtió el hasta entonces festival callejero en un certamen también sobre un espacio público (un mercado municipal), pero que se podría ver en diferido, cómodamente y sin las aglomeraciones frecuentes de otros años.
El resultado fue una edición secreta y sorpresiva con la que se han transformado cierres, muros, escaleras, puertas e incluso las cubiertas de este edificio situado a un paso de la Gran Vía. Entre todas las creaciones, el jurado del concurso destacó la obra Colores del Mediterráneo, a la que otorgó el primer premio. Su autor es De tripas aerosol, el pseudónimo con el que Artur (Valencia, 1987) lleva llenando paredes y cierres desde hace años con composiciones abstractas y de vivos colores.
Participar en Pinta Malasaña tuvo para Artur un doble premio, porque además de llevarse el principal galardón fue seleccionado por el Mercado de Mostenses para intervenir su fachada exterior, en lo que anda metido estos días. Aprovechamos un descanso en sus jornadas de grúa y spray para entrevistarle:
SOMOS MALASAÑA: Tu obra es una de las más grandes -en metros- del festival. ¿Cómo te manejas con estos espacios y cómo te lo planteaste en esta edición?
DE TRIPAS AEROSOL: Vengo de la calle y me gusta pintar rápido. Siempre me preparo un esquema con la composición, que luego modifico y adapto cuando estoy en el sitio que voy a intervenir. Para mí es divertido pintar en grande, lo hago todo con spray que es mi técnica de toda la vida.
SM: ¿Qué cuenta Colores del Mediterráneo?
No trabajo temáticas concretas, aunque sí que me inspiro en cosas. La obra se llama Colores del Mediterráneo, pero la gente que la vea tal vez no encuentre la relación. Para mí es bastante evocadora y no para bien, porque últimamente el Mediterráneo no lo veo bonito, hay aspectos muy feos que están sucediendo en sus aguas, relacionados por ejemplo con los migrantes, que es lo que me hace pintar así. Mi trabajo no es político, aunque para mí el sentido de lo que hago y de esta obra concreta sea ese.
Las texturas de la obra y de otros trabajos que estoy haciendo te pueden recordar a las olas, aunque estén pintadas en turquesa o en amarillo. Se pueden ver también árboles cortados. Lo más figurativo que hago son las hojas de las plantas, pero todas las demás formas, que en mi mente tienen un sentido, es lo que creo que tiene más fuerza.
SM: ¿Has hablado sobre la obra con el comerciante que te cedió el cierre? ¿Qué le ha parecido?
Sí, el puesto del mercado estaba sin uso cuando lo intervine, pero la semana siguiente lo volvieron a alquilar. La obra es muy llamativa, te puede gustar más o menos pero tiene colores bastante fuertes. Por lo que me han dicho, están contentos.
SM: Hay gente que destaca la alegría de los colores...
Aunque los colores que utilizo son llamativos, sinceramente no es que busque gustarle al público. Al final, ¿qué sentido tiene hacer las cosas por el público y no por ti? Llega un punto en el que te da igual lo que piense la gente. Yo hago esto y me gusta.
Antes era escritor de graffiti y hacía letras, a veces incluso disfruto recordando ese juego, pero me gusta la evolución que he hecho al abstracto. Eso no quita para que a lo mejor en algunas composiciones acabe poniendo un nombre, aunque la gente no lo vea a simple vista. O solo lo vea yo.
SM: El festival tuvo que aplazarse dos veces por la pandemia... ¿cómo te ha afectado a ti como artista este periodo que vivimos?
A mí me ha venido bien encerrarme, porque necesitaba tiempo. He evolucionado y he cambiado un montón. Estoy modificando mi paleta de colores y lo que presenté en un primer momento para el festival no tiene nada que ver con lo que acabé haciendo. Las formas y el movimiento están más evolucionados en cuanto a texturas.
SM: Has participado en varias ediciones de Pinta Malasaña ¿Te fue más sencillo crear este año o echaste de menos al público?
El que se haya hecho en cerrado le ha dado un punto que necesitaba el festival. La calle está genial, yo trabajo el 99% del tiempo en ella, pero como artista me ha venido fenomenal estar en un ambiente tan cercano y familiar. Otros años hablaba más con la gente, veía el ambiente, pero eso no te permite jugar tanto con el entorno. Creo que la solución de organizarlo de esta manera por precaución con el Covid-19 estuvo bastante acertada.
SM: Pinta Malasaña es un festival que siempre ha generado mucho debate sobre las intervenciones en espacio público. Vista la experiencia de este año, ¿cómo crees que debería ser la edición de 2021?
Después de haber vivido este año y siendo egoísta, volvería a repetir algo así, más familiar y enriquecedor. La calle siempre tiene su punto, pero cualquier modificación del entorno tiene una duración efímera. Que alguien tache una obra me parece súperlicito, lo comprendo y es como funciona.
Aunque no sucede tanto en Pinta Malasaña, los artistas que participamos en intervenciones fomentadas por el Ayuntamiento u otras instituciones estamos institucionados. Cuando hay un contrato de por medio, a los artistas nos están controlando. Y no porque se ofrezcan muros como los de Moratalaz para que sean intervenidos la gente va a dejar de pintar donde le apetezca.
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