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Ocho años desde la reapertura del Teatro Maravillas: repaso a sus vidas pasadas

Somos Malasaña

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La vida que aporta a la calle Manuela Malasaña el Teatro Maravillas es indiscutible. Este emblemático foco cultural madrileño es todo un referente en el mundo de las tablas y arrastra tras de sí una larga e interesante historia. El actual Maravillas abrió sus puertas hace ahora ocho años, un dos de noviembre de 2005 pero si echamos la vista atrás…

El Teatro Maravillas, en la ubicación donde hoy lo conocemos, fue inaugurado en 1886 con la obra Las hijas de Zebedeo de Ruperto Chapí. Antes hubo otros teatros con el mismo nombre en las proximidades: uno en la calle de Fuencarral, esquina con la de Sandoval y otro entre la calle de Manuela Malasaña y la Glorieta de Bilbao, que no era más que un barracón y quedó destruido en 1899 por una tormenta de granizo, según la Wikipedia.

A partir de 1919, y durante dos años, cambió su nombre por el de Madrid CinemaMadrid Cinema. Antonio Castro, en un artículo publicado en la Revista Unión de Actores, afirma que el más directo antecedente del Maravillas actual es este Madrid Cinema, que contaba con 800 localidades y fue construido por el arquitecto Alfonso María Sánchez-Vega Malo.

Durante las décadas siguientes alternó funciones de cine y de teatro. Tras la Guerra Civil se especializó en el género de la revista y, aunque su prestigio fue inferior al de otros teatros de Madrid, sí resultó tremendamente popular.

A lo largo de los años, el Teatro Maravillas no fue ajeno a las distintas crisis del sector teatral y, como tantos otros, vio amenazada su continuidad. Afortunadamente, éxitos sonoros en taquilla, que permanecieron varias temporadas en cartel, lograron que continuara a flote. “La revista musical El águila de fuego, estrenada en 1956 por Celia Gámez, fue uno de los grandes acontecimientos del Maravillas. En aquella compañía Concha Velasco aparecía como un botones. Quince años más tarde Pedro Osinaga estrenó la comedia que se ha representado continuadamente durante más tiempo: Sé infiel y no mires con quien (1972)”, cuenta Castro en el citado artículo.

Dando un salto en el tiempo, encontramos dos hechos muy significativos en la vida del Maravillas. En julio de 1979, una bomba colocada por extremistas de derecha en la confluencia de las calles San Andrés y Manuela Malasaña dañó gravemente el edificio. Aunque en un principio se temió que los daños obligaran a su derribo, no fue así. Sin embargo, el 17 de febrero de 1999 el Ayuntamiento sí ordenó su cierre alegando motivos seguridad. En aquel momento, se representaba el espectáculo ‘Visto o no visto’, de los humoristas Faemino y Cansado, con todas las localidades vendidas hasta el mes de abril.

El seis de septiembre de 2002 comenzó el derribo del edificio de Sánchez-Vega Malo.

Hubo dudas sobre si en el solar dejado por el Maravillas volvería a levantarse un teatro. A punto estuvo de convertirse en un edificio de apartamentos. Sin embargo, el dos de noviembre de 2005, el Maravillas renació. Lo hizo con el mismo espectáculo de Faemino y Cansado que tuvo que ser interrumpido seis años antes. Sobre su ‘cabeza’ se alza el hotel Ibis.

Desde su reapertura, gestionado por la familia Larrañaga, por el Maravillas han pasado más de 22 espectáculos y un enorme elenco de actores, a los que es fácil ver comiendo o tomando unas cañas en cualquiera de los locales de la calle Manuela Malasaña.

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