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El gran carril bici de Madrid acabará su primer tramo a finales de 2022 y discurrirá por los aparcamientos en batería de Castellana

Recreación del futuro carril bici en la Castellana

Diego Casado

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La columna vertebral de las infraestructuras ciclistas de Madrid será segregada, discurrirá por los dos laterales de la Castellana y se empezará a construir a finales de este año. Este lunes se han conocido los detalles generales del carril bici más importante de la capital, que unirá Plaza Castilla con Atocha a través de una carretera roja continua, exclusiva para los ciclistas, que estará separada del tráfico a motor y de los peatones.

El proyecto se dividirá en seis tramos de obra y los trabajos para ejecutarlo comenzarán a finales de este año. De momento solo para el tramo que va desde Plaza Castilla hasta Raimundo Fernández Villaverde -el lado oeste de Tetuán-, dos kilómetros que deberían estar acabados a finales de 2022. Después de esa fecha se continuará con el resto de fases, que se extenderán hasta la siguiente legislatura.

El Ayuntamiento parece haber encontrado el modo de mantener los actuales carriles dedicados al coche y cumplir su compromiso -consensuado con todos los partidos políticos- de ejecutar el carril bici de la Castellana. Aunque habrá que esperar al proyecto técnico para observar los detalles, como regla general se modificarán los actuales aparcamientos en batería situados en las vías de servicio para que por ahí circulen los ciclistas, con dos hileras de árboles protegiéndoles por un lado del resto del tráfico rodado. El ancho será de dos metros. La siguiente imagen explica la actuación:

El primer tramo de obras costará 6 millones de euros y significará la desaparición de 134 plazas de aparcamiento en la Castellana, que el Ayuntamiento apuesta por reubicar en otras zonas. También se aprovechará para ampliar aceras y ganar hasta 27.000 metros cuadrados para los peatones, que podrán atravesar el paseo de lado a lado por cinco nuevos pasos de cebra.

Los primeros en conocer el detalle de la actuación han sido los colectivos ciclistas, a los que se ha presentado el proyecto en la mañana de este lunes. Algunos se han apresurado a compartir la propuesta en redes sociales.

Aunque la mayoría del recorrido del carril bici será recto, la solución para las intersecciones en forma de rotonda será la de hacer a los ciclistas recorrerlas por su borde exterior (en otras ciudades, los carriles bici se dibujan sin curvas, atravesando su interior), como se verá en la zona de Cuzco o Lima.

El Ayuntamiento asegura que este proyecto incluirá también una remodelación de la intersección del Paseo de Castellana a la altura de Profesor Waksman y la anulación de dos transfers (de entrada y salida) al tronco de la Castellana en el lado de los números impares en el tramo entre Plaza Castilla y Plaza de Lima. Por último, se reordena la movilidad en la zona de los túneles de Azca, incorporando los túneles al lateral en vez de al tronco mejorando de esta manera la continuidad del carril bus. 

El área de Movilidad calcula que por el nuevo carril bici pasarán 4.000 ciclistas al día, una vez que concluyan todas las obras. Son 3.000 más de los actuales. También esperan que hasta 1.400 conductores de turismos y motos (de los 14.000 que usan este tramo) cambien su modo de transporte habitual por la bicicleta, con lo que se reducirán las emisiones de CO2 de sus vehículos. Por último, se impulsará el transporte público en este eje -20.000 personas se mueven así a diario por las Castellana- con la segregación de seis kilómetros más de carril bus.

El carril bici de la Castellana fue aprobado por unanimidad al inicio de la alcaldía de Martínez-Almeida. Todos los partidos de la ciudad coincidieron en que era necesaria una vía central de referencia que sirviera para estructurar los diferentes proyectos de comunicaciones ciclistas que se han desarrollado y que se crearán en el futuro.

“Un proyecto de mínimos, un paso de gigante” definía un ciclista en Twitter resumiendo la sensación de algunos colectivos de que el proyecto podría haber sido mucho más ambicioso (Movilidad diseñó durante la legislatura anterior unas líneas maestras con reducción de carriles de tráfico y más espacio ciclista) pero que en cualquier caso va a suponer una revolución para el transporte ciclista en Madrid.

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