Madrid ensaya con la NFL el tipo de ciudad que quiere ser

Este domingo Madrid acoge un evento que habla mucho de la ciudad en la que quiere convertirse. Dos equipos de Miami y de Washington disputan un partido profesional de fútbol americano en el Santiago Bernabéu, ante más de 80.000 personas y con toda la parafernalia que rodea a este tipo de eventos, actuación de Bizarrap y Daddy Yankee incluida. Las entradas no son baratas: 165 euros es la que menos cuesta a día de hoy, pues aún no está todo el aforo vendido.

El evento cuenta con complementos que empiezan a ser habituales en la capital: zonas VIP a precios astronómicos, muchas cesiones de espacios públicos para promocionarlo y el gasto de 3,3 millones de euros de las arcas municipales y regionales como parte de la subvención para traer a estos equipos, que andan estos días entrenando en el Metropolitano y en la Ciudad Deportiva del Real Madrid.

El partido tiene dos objetivos principales: atraer a más turistas de Estados Unidos y mejorar la posición de Madrid como foco de grandes espectáculos internacionales. El primero es porque el grupo de visitantes norteamericanos -el que más gasta- es el más numeroso con mucha diferencia, en septiembre nos visitaron casi 100.000 personas procedente de ese país, tantos como los que llegaron (sumando sus cifras) desde Italia, Francia, Reino Unido y Alemania. Que los Miami Dolphins sea el equipo local en esta cita también dice mucho de cuál es el modelo a seguir, dentro de los muchos que existen en el país de Donald Trump.

El segundo propósito, el de que Madrid se convierta en un polo de atracción mundial no por lo que es como ciudad sino por todo lo que organiza, lo llevan trabajando los Gobierno de Ayuso y Almeida desde hace años, dando permisos y facilidades a los promotores de conciertos o festivales, pagando por traer galas internacionales o promocionando la capital en continuos viajes a EE.UU. La lógica es clara: si organizamos cosas que nadie más tiene, los seguidores tendrán que acudir a tu ciudad para verlo. Es lo que se está barruntando con la Fórmula 1 a partir de 2026.

El problema de esta ciudad centrada en eventos es que los beneficios aparejados no se reparten por igual: se los quedan principalmente los grandes inversores que han dedicado sus fondos a todo lo que rodea al turista (alojamiento, restauración, lujo), mientras que los problemas asociados a estas dinámicas con más visitantes se extienden a todos los vecinos de Madrid, traducidos en ascensos del precio de la vivienda, de los costes de la vida o deterioros en los servicios públicos.

¿Compensa el esfuerzo? De momento los madrileños han apoyado esta deriva de la ciudad con sus votos. Hasta la primavera de 2027 no podrán volver a hacerlo. Entonces la capital ya habrá tenido decenas de macroconciertos, partidos de la NFL y el paso del circo de la F1 y será un buen momento para medir cuál es el futuro que espera a la capital.

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