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Lexus LC 500h vs. Lexus LC 500 Cabrio: de lo excelso a lo sublime

Lexus LC 500h vs. Lexus LC 500  Cabrio

Pedro Urteaga

En tiempos de turbulencia, la belleza puede ser un refugio donde atrincherarse a esperar. Y de belleza van bien servidos los últimos ejemplares salidos de la fábrica de Lexus en Motomachi, donde los maestros takumi revisan su factura final durante una hora entera. Si el LC 500h ya nos parecía uno de esos cupés que quitan el hipo, ahora, gracias a una presentación que también se antojaba un oasis de paz en medio de la tempestad que vivimos, la impresión se ha visto superada por la que deja su sublime versión descapotable.

La marca japonesa había elegido cuidadosamente el lugar donde poner a prueba ambos modelos -aunque el LC 500 Cabrio era el protagonista por su novedad-, partiendo desde una Sevilla con una temperatura de 20 grados ideal para conducir un descapotable, atravesando entre otros parajes la Sierra de Grazalema y parte de la Serranía de Ronda para acabar en Málaga capital: más de 400 kilómetros de puro disfrute en uno de los coches más exclusivos del momento.

Dejamos aquí algunos datos que sirven para hacerse idea de lo que estamos hablando en el caso del convertible. Motor atmosférico de ocho cilindros en V y 5 litros de cubicaje que entrega 477 caballos y nada menos que 540 Nm de par máximo que aseguran una respuesta inmediata, acompañamiento de un sonido redondo y seductor, cambio automático de 10 velocidades, sistema de climatización integral que se encarga de envolver al conductor y sus eventuales acompañantes (es un 2+2) en una burbuja térmica, sistema de cancelación de ruido exterior, capota de aluminio y magnesio practicable hasta 50 km/h, en una operación que precisa unos 15 segundos…

Además de los refuerzos estructurales imprescindibles, el LC 500 Cabrio cuenta con tecnologías que mejoran su comportamiento y seguridad, entre ellas el Active Cornering Assist, que ayuda a limitar el subviraje y a girar frenando la rueda interior en las curvas, el diferencial Torsen opcional y la última generación del paquete Lexus Safety System+. Se ha aprovechado la ocasión para mejorar la conectividad con la incorporación de Apple CarPlay y Android Auto.

Una vez recuperados de la subida de pulsaciones que se siente al acelerar el coche por primera vez, notamos a la salida de Sevilla el gran aislamiento conseguido, no solo el térmico, sino también el acústico y el aerodinámico. Causa placer rodar a 120 km/h por autopista escuchando con todos sus matices la música de piano de tu playlist y sin apenas despeinarte, gracias también al deflector de policarbonato transparente suministrado de serie. Como su función no es todo lo eficaz que sería deseable, se ofrece como opción un derivador de aire más grande que se emplaza en el lugar de las dos plazas traseras.

Qué decir del coche cuando llegan las carreteras estrechas y de curvas, donde tan placentero es rodar a ritmo lento, gozando solo de conocer la ingente caballería que llevamos bajo el capó, como hacer rugir el motor V8 y adelantar a cualquier otro vehículo en menos de lo que dura un suspiro.

El conductor puede escoger entre seis modos con el fin de adaptar la respuesta dinámica a su estado de ánimo o a las necesidades del momento. Para moverse con tranquilidad valen los programas Eco, Comfort y Normal, con el denominado Custom puede personalizar diversos parámetros del vehículo, y Sport y Sport + le permiten desmelenarse en diversos grados de, digamos, dinamismo, siendo el último modo el que precisa de mayor prudencia y vigilancia al volante para no perder el control de semejante máquina.

Mientras avanzamos con tranquilidad, el consumo se sitúa en unos 10 litros/100 km o incluso menos, y en conducción deportiva escala al menos hasta los 13, que en todo caso no parecen excesivos en vista de la potencia disponible y de las dos toneladas de peso que desplazamos.

Fuerza bruta frente a eficiencia

Mucho más frugal y razonable, juzgando solo con la cabeza, es el LC 500h en carrocería cupé, también presente en la jornada organizada por Lexus y que quisimos conducir para comparar sensaciones. Está claro que el cliente de este modelo de tecnología híbrida dista mucho del que compra el cabrio, deseoso de disfrutar de los caballos y del sonido excitante del motor a cielo abierto. Por otra parte, el LC 500 Convertible no puede tener variante híbrida por razones estructurales, pues las baterías no caben en el espacio entre las dos plazas traseras (testimoniales), el que ocupa la capota cuando se halla plegada y el maletero, también simbólico, de 149 litros.

Durante los 50 minutos robados a las distintas etapas de nuestro recorrido con el descapotable, y acostumbrados ya a sus fulgurantes prestaciones -un 0 a 100 km/h en 5 segundos, por ejemplo-, montar en el LC 500h resulta de primeras un poco frustrante. Nada tiene que ver la patada del motor V8 con el empuje sólido pero menos deslumbrante de este V6 de 3.500 cc y solo 359 caballos, pero transcurridos unos minutos en que nos olvidamos de aquel, advertimos que aquí la potencia es más que sobrada y que podemos adelantar con casi idéntica solvencia. Eso sí, con un consumo que no suele pasar de los 8,5 litros/100 km por muy rápido que vayamos.

Evidentemente, el comprador busca cosas diferentes en cada uno de estos dos modelos que son sin duda excelsos. A igualdad de lujo, exquisito refinamiento e incluso belleza de la carrocería, pues esto va en gustos, uno preferirá la carrocería convencional y la eficiencia del cupé híbrido y otro, la espectacular variante cabrio y su brutal motor de gasolina, a costa de un mayor consumo. La elección entonces ya solo dependerá del precio: el primero cuesta 120.000 euros en acabado Luxury y 130.000 en el Sport+, mientras que el segundo sale por 155.000 euros en versión Luxury, la única a la venta ahora mismo una vez agotada la Regatta Edition, que costaba 10.000 euros más.

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