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El nuevo Hyundai Tucson se electrifica y gana estatus

Imagen frontal del nuevo Hyundai Tucson.

Paula Ulloa

Hyundai acaba de desvelar desde su central de Seúl la cuarta generación de su SUV más vendido en el mundo, el Tucson, con más de siete millones de unidades entregadas desde su lanzamiento en 2004. Media un abismo entre aquel primer todocamino modesto y muy compacto y el modelo que llega a finales de año: vistoso y refinado, de grandes proporciones, cargado de tecnología y equipado no solo con motores de combustión interna, sino también con tres sistemas de propulsión híbridos diferentes, esto es, de hibridación suave, full hybrid e híbrido enchufable.

Aparte del mayor empaque que queda patente desde el primer vistazo, sin duda el aspecto más llamativo del nuevo Tucson se encuentra en las luces delanteras de marcha diurna integradas en la parrilla, que lo harán inmediatamente reconocible en la carretera. En la vista lateral destacan las superficies cinceladas y una pronunciada forma de cuña que sugiere un movimiento hacia delante incluso cuando el coche está parado.

Desde esta misma perspectiva se aprecia con facilidad que, siendo un modelo que no rebasa los 4,5 metros de longitud (mide justamente eso), parece mucho más poderoso que el anterior y presenta una batalla sorprendentemente extensa, de 2,68 metros, que asegura una habitabilidad muy notable. Dicho de otro modo, es un vehículo de voladizos cortos para primar el espacio interior. Como resultado, los pasajeros traseros pueden disfrutar de 26 mm de espacio adicional para las piernas.

La parte trasera alberga como elementos principales unas luces que, como se ha convertido en moda, atraviesan de lado a lado la carrocería, los limpiaparabrisas escamoteados bajo el spoiler -primicia en un modelo de Hyundai- y un nuevo logotipo de la marca de vidrio liso, que parece tridimensional pero en realidad no sobresale de la superficie de la luneta.

La oferta de versiones electrificadas es de lo más variada, para empezar porque el sistema mild hybrid de 48 voltios admite tres combinaciones distintas. Puede asociarse al motor de gasolina T-GDI Smartstream de 1,6 litros y 150 CV, con tracción a las ruedas delanteras, a la variante del mismo motor con 180 CV y tracción total opcional y al motor diésel CRDi Smartstream 1.6 de 136 CV, también con tracción integral como opción.

El Tucson full hybrid, disponible igualmente con los dos tipos de tracción, consta del propulsor de gasolina 1.6, un motor eléctrico de 44,2 kW y una batería de ion-litio de 1,49 kWh. La potencia conjunta, de 230 caballos, se transmite a las ruedas por medio de un cambio automático de seis velocidades.

En cuanto al híbrido enchufable (PHEV), que se pondrá a la venta a principios de 2021 -al mismo tiempo que el acabado deportivo N Line-, Hyundai se limita a señalar que se basa en el mismo motor de gasolina 1.6 y que alcanza los 265 caballos. Esta cifra confirma que se trata del mismo esquema empleado en el Kia Sorento, compuesto por la versión de 180 CV del motor 1.6, un motor eléctrico de 66,9 kW y una batería de 13,8 kWh, a lo que se une la transmisión automática de seis velocidades.

La clave para acoger el sistema PHEV es la nueva plataforma del consorcio coreano que agrupa a Hyundai y a Kia, específica para vehículos electrificados de tamaño medio, que, con la batería situada bajo el suelo del habitáculo, maximiza el espacio para los pasajeros y el equipaje. En el caso del Tucson, el maletero ofrece una capacidad que oscila entre los 546 litros del microhíbrido de motor diésel y los 620 de la versión de combustión interna que utiliza solo el motor de gasolina -sin asistencia eléctrica- y rinde 150 CV. La variante diésel térmica entrega 115. Falta por saber el volumen de carga de que dispondrá el híbrido enchufable.

El nuevo SUV de Hyundai se presenta con un habitáculo de gran refinamiento y abundante en materiales suaves al tacto. La nueva pantalla central, de 10,25 pulgadas, es táctil casi al 100%, pues prescinde casi por completo de teclas y botones físicos, de modo que todas las funciones se controlan mediante el tacto. El cuadro de instrumentos, de las mismas dimensiones, se emplaza en una posición más baja y carece de la tradicional carcasa circundante, con lo que los diseñadores buscan transmitir una sensación de “apertura” en el interior.

En materia de ayudas a la conducción, el Tucson incorpora, entre otros muchos elementos, asistente de conducción en autopista; sistema de estacionamiento remoto para aparcar o desaparcar el coche en espacios reducidos dentro de un aparcamiento; y monitor de vista ciega, que muestra en uno de los círculos del tablero de instrumentos la parte lateral y trasera del vehículo con el fin de evitar colisiones cuando nos disponemos a cambiar de carril.

Nos detenemos brevemente en dos dispositivos interesantes del nuevo modelo. Por un lado, la tecnología de tracción a las cuatro ruedas HTRAC, disponible en la versión híbrida de cambio automático, que permite un manejo ágil y una mejor aplicación del par en función del agarre de las ruedas y la velocidad del vehículo. Además de los diferentes modos de conducción, el vehículo dispone de tres modos de terreno adicionales (barro, arena y nieve) que ayudan al buen rendimiento del sistema HTRAC.

En cuestión de tacto, el Tucson ha sido desarrollado al gusto del cliente europeo y probado en una variedad de escenarios y condiciones meteorológicas y de temperatura. Es posible elegir entre dos tipos de suspensión, ambos dotados de amortiguadores adaptativos y convencionales para una mejor conducción y manejo.

Por último, el modelo puede embarcar el nuevo cambio manual iMT, que funciona de forma puramente electrónica y desacopla el motor de la transmisión cuando el conductor suelta el acelerador mientras conduce a velocidad constante, lo que permite que el coche avance solo por inercia y mejore así sus cifras de consumo.

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