Prueba del MG ZS eléctrico, una grata sorpresa y a precio asequible
La histórica firma británica MG llevaba unos años ausente del mercado español hasta que hace pocos meses reapareció, como marca de modelos eléctricos, gracias al impulso de la que es su empresa matriz desde 2006, el gigante automovilístico chino SAIC. Los primeros vehículos llegados a Europa con el emblema de Morris Garages redivivo han sido un híbrido enchufable, el EHS Plug-in Hybrid, y el ZS EV, un eléctrico puro que ya hemos tenido ocasión de probar, a la espera de una segunda hornada compuesta por los futuros Marvel R y MG5, también 100% eléctricos.
MG ha vuelto al tablero de juego con el insistente mensaje de que pretende hacer la movilidad accesible a todo el mundo, no solo a los poco privilegiados que pueden acometer un desembolso enorme. Cuando uno escucha la palabra democratizar (el coche eléctrico, en este caso), ya se imagina carrocerías poco trabajadas -biseles y nervaduras cuestan dinero-, acabados interiores espartanos y un tren propulsor de poco brío y aún menor autonomía, pero al ver por primera vez en directo el ZS EV descubre que las cosas no son necesariamente así.
Veamos por qué. En primer lugar, este SUV de 4,31 metros es asimilable a cualquiera de la (mucha) competencia si nos centramos en su aspecto exterior y hacemos caso omiso de logos y menciones de modelo. Abrir las puertas basta también para observar el esfuerzo obvio que se ha realizado por ofrecer un producto esmerado y muy completo en cuestión de equipamiento, como luego veremos.
El coche entra por los ojos especialmente por el empleo abundante de elementos cromados en todo el habitáculo, desde el volante hasta los tiradores de las puertas o la consola central, donde destaca un vistoso mando circular con el que se maneja la transmisión automática en sustitución de la tradicional palanca de cambios.
Por lo que se refiere al sistema de propulsión, el ZS EV cuenta con un motor eléctrico de 143 caballos y una batería de 44,5 kWh de capacidad bruta que le permite recorrer hasta 263 kilómetros, según el ciclo de pruebas WLTP. De acuerdo con nuestra experiencia reciente, es posible acercarse a los 250 km de autonomía en un uso mayoritariamente urbano con puntuales incursiones en autovía, mientras que en el escenario inverso -más carretera y menos ciudad- el alcance puede rondar los 200 km.
El consumo medio eléctrico durante la prueba se ha situado en unos parcos 16,5 kWh/100 km, aunque añadiendo más empleo a la alta velocidad puede rondar los 18,5 kWh/100 km homologados en el ciclo WLTP. Todo con ello con una respuesta del motor que cabe calificar de enérgica, especialmente en las distancias cortas, como demuestra su 0 a 100 km/h en 8,2 segundos, pero también en vías rápidas que no tengan repechos demasiado pronunciados. El comportamiento es bastante neutro y predecible, aunque no nos parece un coche para forzar el ritmo, por mucho que el equipo de frenos se muestre muy capaz a la hora de detenerlo.
El nuevo modelo de MG se puede elegir con dos niveles de equipamiento: Comfort y Luxury, a la venta desde 29.000 y 31.290 euros, respectivamente, a los que cabe descontar hasta 7.000 euros del Plan Moves III. Desde el modelo básico incorpora un sistema multimedia con pantalla de 8 pulgadas dotado de navegador y conexión Apple Car Play y Android Auto.
Por debajo de la pantalla se sitúan unos mandos físicos para regular el equipo de sonido y el climatizador, solución siempre de agradecer que evita tener que trastear entre menús para subir o bajar la temperatura o el volumen de la radio. Entre los asientos encontramos tres botones (Mode, Kers y Battery) con los que escoger el modo de conducción -Eco, Normal o Sport-, el nivel de regeneración de energía en las frenadas, entre tres posibilidades, y la visualización en primer plano de la autonomía de que disponemos.
La versión más equipada, que nosotros hemos probado, incluye el siguiente equipamiento: llantas de 17 pulgadas, freno de estacionamiento eléctrico, acceso y arranque sin llave, cámara trasera de aparcamiento, asientos delanteros calefactados (con regulaciones eléctricas para el conductor), tapicería de imitación a piel y techo panorámico.
Continuamos con las ayudas a la conducción: monitor de vehículos en el ángulo muerto, alerta frontal, de cambio involuntario de carril y de tráfico trasero cruzado, encendido automático de luces de carretera y un control de velocidad que destaca por la facilidad de uso, a diferencia de muchos de la competencia que pasan por más sofisticados. A todo esto hay que añadir los siete años de garantía tanto para el vehículo como para la batería, por un importe que en el modelo Luxury pasa por poco de 24.000 euros con las ayudas del Moves.
Acabados interiores y capacidad de carga
El acabado interior es correcto y hasta vistoso, como apuntábamos al comienzo, y solo se ve enturbiado por pequeños detalles algo más descuidados, entre los que podemos mencionar la alfombrilla de plástico del compartimento de la consola central donde colocaremos normalmente el móvil o la cartera, y que ajusta a duras penas sobre la superficie correspondiente. El afán de reducir costes resulta obvio en el hecho, por lo demás carente de mayor importancia, de emplear un mando claramente de audio como botón para poner en marcha o apagar el sistema de climatización.
Con 448 litros de maletero, el MG ZS EV puede presumir, en cambio, de capacidad de carga, la más aventajada entre los vehículos de su segmento y equiparable a la de un Kia e-Niro, que ofrece 452 litros pero mide 6 centímetros más de largo.
En cuanto a la recarga del modelo de MG, puede hacerse en corriente alterna hasta 6,6 kW de potencia (una carga completa lleva un poco más de siete horas) y en corriente continua hasta 100 kW, con la que la carga completa precisa 104 minutos; si la toma es de 50 kW el tiempo necesario es solo dos minutos mayor. La toma de corriente se encuentra en la parte delantera del vehículo, por detrás del escudo de la marca, y la batería cuenta con refrigeración líquida para mejorar su funcionamiento y durabilidad.