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Suzuki enfría las previsiones de ventas para 2023 por la incierta situación económica

Suzuki S-Cross.

P. U.

El complejo panorama económico que lleva un tiempo dibujándose, y que aún no se ha perfilado del todo en nuestro país, preocupa a todos los fabricantes de coches. La diferencia entre ellos a la hora de describir la situación y realizar sus previsiones radica muchas veces en el nivel de franqueza de sus directivos, que oscila entre un optimismo más o menos impostado y el realismo de quienes prefieren no prestar oídos a los cantos de sirena.

Juan López Frade, presidente de Suzuki Motor Ibérica, es de los que acostumbra a hablar más claro en el sector, y su tradicional balance del año -realizado habitualmente en estos finales de noviembre- no ha sido la excepción a su regla. El periodo de incertidumbre que vivimos viene dado para el ejecutivo español por el incremento de la inflación, el aumento de los costes de los costes de la energía y de los tipos de interés y el riesgo cierto de recesión, todo ello influido y agravado por la guerra en Ucrania.

Este combo endiablado “está perjudicando a los usuarios y tiene un impacto significativo en nuestro sector”, ha indicado López Frade. Le basta como prueba mencionar que la confianza del consumidor está en un mínimo histórico, habiendo bajado un 42,6% entre octubre de este año y el mismo mes de 2021.

Aunque la crisis acecha a toda la economía, el automóvil ha visto aproximarse últimamente sus propios nubarrones, entre ellos la escasez de semiconductores y las limitaciones de la cadena de suministro global, que no se espera que mejoren salvo de manera ligera, según el presidente de Suzuki, a lo largo del año entrante.

Con la producción de nuevos vehículos reducida drásticamente, “los fabricantes estamos reduciendo los incentivos tradicionales, lo que significa que los compradores están gastando más que nunca para adquirir un automóvil nuevo o usado”. Frade es tajante: “Las marcas tenemos un precio fuera del mercado” y, por ello, la gente tenderá a mantener su coche actual. “Estamos en peligro de perder el contacto con nuestro cliente”.

No queda ahí su crudo análisis. “Los consumidores en apuros se enfrentan a una crisis de asequibilidad de la movilidad”, ha añadido, del mismo modo que, irónicamente, la recesión por llegar podría provocar que la demanda de los clientes se deprima exactamente cuando la oferta de vehículos comience a recuperarse, a lo largo de 2023.

Un mercado solo ligeramente al alza

En este contexto, López Frade no se hace demasiadas ilusiones con la evolución del mercado. Según sus previsiones, las ventas no superarán las 860.000 unidades al término del nuevo año, lo que de todos modos supondrá un aumento del 7,5% con respecto a 2022.

En cuanto a Suzuki Motor Ibérica, rondará las 6.500 entregas, superando largamente, en un 44,4%, las del año en curso (4.500), que han sido especialmente cortas debido a la falta de vehículos disponibles. Los problemas de producción, como es sabido, han tenido, entre otras consecuencias de diversa índole, la de que la firma japonesa haya decidido abandonar toda su actividad en deportes del motor. La misma directriz se ha hecho extensiva a las competiciones en las que Suzuki participaba en España y Portugal.

Como López Frade había vaticinado hace justo un año por estas mismas fechas, el ejercicio 2022 cerrará en el entorno de las 800.000 unidades vendidas en España. Estos registros están casi a la (baja) altura de los conseguidos en el año 2011 -recuerda el presidente de Suzuki Motor Ibérica-, en uno de los momentos más complicados de la crisis económica derivada del colapso financiero de 2008.

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