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Toyota exhibe su vena más pasional con el ‘renacido’ GR Supra

Tres cuartos delantero del Toyota GR Supra.

Paula Ulloa

En paralelo a su gama de vehículos híbridos, especialidad en la que lleva trabajando y sobresaliendo más de 20 años, Toyota está desplegando un programa de modelos deportivos que busca satisfacer a la parte más emocional de su clientela. El producto más depurado de Toyota Gazoo Racing, la división que engloba tanto las actividades de la marca en el mundo de la competición como el desarrollo de esta familia de coches más pasionales, es el nuevo GR Supra, un deportivo puro que hereda el ADN del legendario Supra.

Diecisiete años después de que este dejara de comercializarse, el testigo lo toma un biplaza de líneas rotundas y vistosas bajo el que late un motor de gasolina de seis cilindros en línea que rinde 340 caballos y permite pasar de 0 a 100 km/h en solo 4,3 segundos. El esquema clásico de motor delantero y tracción trasera se ha mantenido aquí al mismo tiempo que se perseguían otros de los objetivos que adornan a los deportivos comme il faut.

Con 4,38 metros de longitud, el GR Supra tenía que lucir, según sus creadores, peso reducido, bajo centro de gravedad y una carrocería sumamente rígida. Además, su ancho de vías y su corta distancia entre ejes debían ser merecedores de una cifra destacada (es de 1,55) en eso que denominan la divina proporción, es decir, la relación entre la anchura y la batalla de un coche. Un reparto de pesos cercano al 50:50 entre los ejes delantero y trasero sería la guinda de un cupé semejante.

Todo esto se ha hecho realidad en el sucesor del Supra, fabricado entre 1978 y 2002, pero Toyota ha añadido además elementos que proporciona la tecnología actual como un potente sistema de frenos deportivo, una suspensión variable y un diferencial activo que controla de manera continua la diferencia de par entre las ruedas de la izquierda y de la derecha para garantizar la máxima estabilidad y eficiencia, especialmente cuando los neumáticos se acercan a su límite de rendimiento.

Con todos estos mimbres centrados en obtener el mayor dinamismo posible, el GR Supra resulta un coche extraordinariamente ágil y rápido en los cambios de dirección, además de muy contundente en su respuesta, como hemos podido comprobar a lo largo de un variado recorrido de pruebas por la Comunidad de Madrid y en el circuito del Jarama. Como ocurre en los deportivos clásicos, el conductor, sentado en posición muy baja, observa cómo se encabrita el alargado capó delantero al acelerar y tiene cierta sensación de manejar una lancha fueraborda.

Si por fuera el vehículo presenta un aspecto extremadamente condensado –este fue el mantra que se repetían sus diseñadores–, sobre todo por el alto contraste que ofrece su corta batalla en comparación con las ruedas de 19 pulgadas, por dentro es evidente la influencia de los modelos de competición. El salpicadero, horizontal, bajo y fino, incluye un cockpit digital con el cuentarrevoluciones en primer plano y una pantalla central de 8,8 pulgadas.

En cuanto al volante, tal vez un poco grande para un modelo de este corte, está equipado con las levas que permiten manejar la nueva transmisión automática de ocho velocidades, única opción de cambio en el GR Supra. Los asientos, otra herencia de las carreras, cuentan con reposacabezas integrados y refuerzos laterales para que el cuerpo de los ocupantes soporte mejor las fuertes sacudidas que pueden infligir los 340 caballos del coche y su par máximo de 500 Nm, disponible entre 1.600 y 4.500 revoluciones por minuto.

La quinta generación del Supra, que se fabrica en la planta de Magna Steyr en Graz (Austria), compite con otros cupés biplaza entre los que destacan los Porsche Cayman, Audi TTS, Alpine A110 y Ford Mustang. Dentro de la gama de Toyota, el GR Supra se sitúa por encima del GT86, otro deportivo muy divertido pero más limitado en potencia con sus 200 caballos.

El nuevo modelo estará a la venta en octubre en una versión única que cuesta 69.900 euros. La filial española de Toyota estima que venderá entre 40 y 50 unidades anuales del que será a partir de ese momento su vehículo más excitante.

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