Ángel Salcedo (director del Titeremurcia): “Algo estaremos haciendo bien”
El próximo viernes 9 de noviembre comienza la 17º edición del Festival Internacional de Teatro de Títeres de la Región de Murcia, Titeremurcia. Un festival que se ha consolidado como una de las grandes citas culturales de la Región de Murcia y un referente nacional.
Hablamos con Ángel Salcedo, director de Titeremurcia, presidente de UNIMA-Murcia (Unión Internacional de la Marioneta, entidad organizadora del festival), coordinador de numerosos clubs de lectura a lo largo y ancho de la Región y artista titiritero con una dilatada trayectoria profesional.
Con tan sólo ocho años ya participaba en escuelas de teatro en su pueblo natal, Yecla. Posteriormente estudió Filología Hispánica. Unos estudios que simultaneó con el Teatro Universitario. A sus 51 años y, después de pasar por varias compañías, llegó a la suya propia, El árbol rojo.
De apariencia tranquila, risueño y un cierto aire melancólico, Salcedo tiene la fuerza de los hechos que hablan por sí mismos. La dirección de un Festival de Teatro de Títeres que sorteó una grave crisis económica y hoy vuelve a crecer y expandirse por fortuna para los niños, jóvenes y adultos de la Región de Murcia.
¿Cómo habéis llegado hasta aquí, a la 17º edición de un festival internacional de teatro de títeres?
Visto con la perspectiva del tiempo, me asusta. El festival nació en el año 2002 y hasta el 2007 tuvo un crecimiento meteórico. En 2008 empezamos a ver las orejas al lobo de la crisis. Durante lo más duro de la crisis hicimos una campaña de crowdfunding para salvar el festival.
La clave ha sido la buena gestión. Y la labor de un equipo de personas con una increíble voluntad personal, lo que se traduce, desgraciadamente, en muchas horas de trabajo no pagadas.
Sois el proyecto mejor valorado dentro del Plan Asociarte al que concurren casi un centenar propuestas. Esto supone apenas 3.000 euros de ayuda directa de la comunidad autónoma. Aparte de titiriteros ¿sois magos financieros?
Cualquier ayuda para nosotros es un mundo. Como dice el refrán “Un grano no hace granero, pero ayuda al compañero”.
Nos costó seis años conseguir la subvención del INAEM (Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música). Desde entonces nos tienen muy bien valorados y todos los años nos apoyan. Por otro lado, el Ayuntamiento de Murcia es uno de los grandes financiadores del festival. Ahora mismo contamos con un presupuesto de 80.000 euros.
Le hemos trasladado a la responsable del ICARM, Marta López Briones, que necesitamos un convenio. La naturaleza y dimensión del festival ya no entra en el Plan Asociarte. A pesar de ser los mejor valorados hay cien proyectos a repartir y no nos salen las cuentas. Deberían considerar al festival, con toda la humildad, uno más de referencia de la Región de Murcia.
Seguramente, la dirección del Certamen Internacional de Tunas del barrio del Carmen, que también está muy bien valorado dentro del Plan Asociarte, piense lo mismo
Sí, seguramente, pero ahí está el criterio político; dónde se quiere poner el peso de las ayudas públicas.
¿Cómo es la vida de un gestor cultural en Murcia sin ser funcionario público?
Complicada, por decirlo amablemente. La sensación real que tengo es la de casi empezar de cero todos los años. Es un desgaste emocional muy fuerte. A esto hay que añadirle una tremenda burocracia que acompaña todo el proceso y no sólo de las subvenciones. Por ejemplo, de los 7.600 euros que nos da el INAEM casi 1.600 euros (un 20%) se emplea en tiempo y sueldo para justificar la propia subvención.
La gestión cultural desde el ámbito privado me parece importantísima pero, desafortunadamente, en la Región hay muy poca cultura en este sentido.
En todos estos años al frente de la dirección el festival ¿alguna vez has pensado en tirar la toalla?
Dejé la dirección del festival durante tres años por una razón muy sencilla, tenía que comer. Dedicaba seis meses a la organización del festival con medias y jornadas completas y no podía pagar la hipoteca.
Por parte de los miembros de la comisión artística lo hemos pensado muchas veces, casi anualmente, se dice: “No lo hacemos”. Una comisión artística formada por compañías titiriteras murcianas que durante lo más fuerte de la crisis actuaron gratis para apoyar el festival.
Es duro montar Titeremurcia desde la gestión privada, pero los resultados nos animan. Hay gente que nos habla de espectáculos que le han gustado o les cambió su visión del mundo y se hicieron hace 12 años. O adolescentes que venían a los “Viernes títeres” (precursor del Titeremurcia) y hoy son padres o madres que acuden a los espectáculos con sus hijos. Algo estaremos haciendo bien.
A parte del equipo gestor y la comisión artística contáis con voluntarios. ¿Cuál es su función?
Como asociación sin ánimo de lucro tenemos voluntarios desde la primera edición. Es una figura presente en otros festivales internacionales y nos parece muy interesante. Este año contamos con 30 voluntarios. De ellos diez son la fundación ASIDO (Asociación por la atención integral a personas con Síndrome de Down y sus familias). Cinco personas con sus cinco monitores. En las actuaciones de calle es imprescindible su participación ya que con el presupuesto actual no podríamos pagar ese trabajo a tantas personas. Con ellos se entiende, en buena parte, que podamos hacer el festival tal y como se conoce. Esa es la magia y el milagro. No me canso de agradecerlo.
El teatro de títeres y de objetos, como el resto de géneros teatrales, abarca propuestas muy diferentes para públicos muy diversos. ¿Cuánto cuesta cerrar una programación teatral tan variada?
De eso se encarga la comisión artística formada por las compañías Periferia Teatro, Los Claveles, Teatro de Carmen y El Árbol Rojo.
La figura más clara de cómo se cierra una programación de este tipo es el encaje de bolillos. Debemos combinar una gran variedad de propuestas técnicas; títeres de hilo, de guante, de sombras, etc. con un público destinatario que va desde infantil hasta adulto sin perder de vista las propuestas más contemporáneas. No siempre se puede afinar todo lo que nos gustaría. El espectáculo Hullu de Blick Téatre que participó hace dos años, nos costó siete años ir detrás de él. Este año, dentro de las propuestas más arriesgadas, tenemos la obra Tria Fata en el Teatro Circo. Su ayuda es otro de los baluartes del festival. Me quito el sombrero por su predisposición y apoyo.
¿Qué no debemos perdernos, niños, jóvenes y adultos en esta 17º edición?
(Gesto de El grito de Munch) Me matas. Los cuatro espectáculos que hay para adultos este año, por ejemplo, son impresionantes.
Si alguien me dijera: “Sólo puedo ir a una”, intentaría no perderme las siguientes tres: Tria Fata de La Pendue para público adulto. Para jóvenes, Edén de Téatre Jaleo. Y si son niños muy pequeños, Arriba las manos de Lejo. O subiendo un poco la edad estoy entre Perdida en el bosco de Claroscuro y Años luz de Luz, micro y punto. Me dejo mucho, claro. También actúa la compañía murciana Teatro Silfo con Las aventuras de Pinocho, una propuesta muy cuidada.
Dentro de las actividades programadas en el festival realizáis una campaña escolar, ¿cuál es la respuesta de los centros educativos?
Muy buena. Hay mucha fidelidad con colegios de muchos municipios de la Región e incluso de fuera. Procuramos acompañar las funciones con una ficha pedagógica antes y después del espectáculo. El criterio que rige el festival en cuanto a programación también se traslada a la campaña escolar y las propuestas son muy variadas en cuanto técnica y temática. En La aventura de los tres cerditos de este año hay un matiz curioso ya que aparece una cerdita.
El precio de la entrada para los escolares es muy asequible, tanto, que es una actividad prácticamente deficitaria. Si me preguntan, “¿es rentable la cultura, económicamente hablando?” me niego a participar de ese enfoque porque sé la rentabilidad cultural, emocional y humana que tiene Titeremurcia.
Esto supone un esfuerzo por nuestra parte pero también de los colegios. Para una profesora no es fácil mover 30 alumnos. Además nos gustaría que los colegios más alejados y que no tienen recursos para pagar el transporte o asociaciones que trabajan en barrios con problemáticas muy serias de miseria y no pueden costear la entrada tuvieran ayuda para no generar una brecha cultural. No queremos un público elitista, las entradas oscilan entre los 3 y 12 euros y hay espectáculos gratuitos.
¿Habéis tenido algún problema con padres o madres por el contenido de algún espectáculo infantil?
El público en general viene a disfrutar del espectáculo y comprende que está viendo una ficción. También entiendo que un niño de 4 años pueda salir traumatizado de un espectáculo y no quiera volver al teatro. Hay que ser muy cuidadoso. Sin embargo, el grado de proteccionismo por parte de los padres es mucho mayor en los espectáculos en vivo que en los dibujos animados.
El mismo año que detuvieron a los titiriteros, en un espectáculo infantil un actor hizo un guiño a los adultos, una anécdota sin importancia. Esto no le sentó bien a un padre y a los diez minutos había llamado al concejal. Afortunadamente todo se aclaró. También tenemos casos de espectadores que quieren entrar con sus hijos a una obra aunque no tengan la edad recomendada. Siempre y cuando los padres se responsabilicen de explicar al niño si hay algo que no entiende nosotros no tenemos ningún problema.
Aparte de director del festival moderas y coordinas numerosos clubs de lectura, ¿a los y las murcianas nos gusta leer?
Sí. Hace 19 años empecé con tres clubs y llegué a coordinar 26. Ahora mismo hay cerca de 300 clubs de lectura en la Región. Se lee bastante, pero creo que se puede leer mejor. Hay una gran tarea por hacer en cuanto a la formación de lectores críticos. En la mayoría de clubs de lectura el 97% de los participantes son mujeres. A los hombres nos cuesta más comunicar desde la vía emocional, también la lectura.
Tú mismo eres titiritero, perteneces a la compañía El árbol rojo, ¿cuál es el estado de la Región en este ámbito artístico?
Muy saludable, no por la Región sino porque salimos a trabajar fuera. Se ha destrozado el circuito teatral de base que existía en Murcia. En los años 80 se habilitó una red de infraestructuras teatrales que posteriormente dio lugar a la creación de un circuito teatral que hoy no existe. El trabajo de 25 años se fue al garete en cinco.
En los años de bonanza económica los grandes presupuestos destinados a cultura se fueron a mega proyectos que no crearon una base cultural estable. Somos una región a la cola en inversión en artes escénicas y cultura. Pero esta pelea no es sólo nuestra, es de toda la sociedad. Y ahí topamos con un muro: ¿Qué es el bien común?. Sin menospreciar nada, lo ideal sería un equilibrio. Hay mucha tradición titiritera en Murcia.
Y para finalizar, ¿qué te gustaría añadir?
Para nosotros es importantísimo que el Ayuntamiento de Murcia y la Comunidad Autónoma, tal y como nos han prometido tanto Jesús Pacheco como Marta López Briones, den el paso para la creación de un convenio. Esto es fundamental y casi imprescindible para poder continuar el festival con una cierta tranquilidad.
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