“Fuera de España hay gente joven muy competente que merece una oportunidad”
Andrés Piña Robles (Águilas, 1989) acumula, pese a su juventud, un bagaje considerable de experiencias vitales, académicas y laborales. Estudió Magisterio de Educación Física y después Psicopedagogía en Almería, y entretanto disfrutó de tres becas Erasmus: una en Portugal, otra en Polonia -en prácticas, en un colegio internacional- y la tercera en México -una 'Erasmus Mundo'-. Antes de terminar sus estudios, y cuando ya se acercaba el momento de decidir qué camino tomar, Andrés optó por capuzarse en el océano londinense, y dos años después trató de integrarse sin éxito en el mercado laboral español. Finalmente ha decidido emprender. En esta entrevista nos habla de todo ello, exponiendo un relato en el que pueden verse reflejados muchos jóvenes murcianos que ante la falta de perspectivas, se quedan 'atrapados' en el extranjero.
Su caso no es único; me refiero a jóvenes murcianos que han tenido una gran oportunidad, la de estudiar fuera, pero que debido a la crisis se han tenido que quedar fuera.
Sí, conozco bastantes casos de gente que se fue a estudiar y luego, por falta de perspectivas, se tuvo que quedar fuera y están triunfando. Y les gustaría estar aquí y no pueden.
Portugal, Polonia, México... Cuéntenos cómo tomó la decisión de irse a Londres.
Antes de acabar mi estancia en México, me pregunté qué es lo que iba a hacer con mi vida, porque ya sabía cómo estaba la situación en España. Tenía que tomar una decisión. Entonces decidí irme a Londres. En junio 2013 volví de México, y en julio me fui a Londres con el objetivo de trabajar de profesor de educación física. Al llegar empecé a trabajar en el almacén de una empresa de deportes, descargando camiones y clasificando ropa de deportes. Luego me ascendieron. El inglés lo llevaba bien, porque en Polonia había estado en un colegio internacional y lo perfeccioné bastante, pero al llegar a Londres es muy difícil ser maestro de la noche a la mañana. En noviembre de 2013 ya conseguí ser maestro de educación física.
Muy rápido, ¿no?
Sí, la verdad es que sí, tuve suerte y además me vino muy bien haber estado en un colegio internacional en Polonia. Mientras trabajaba en el almacén, me fui moviendo, buscando trabajo de lo mío. Allí el sistema educativo funciona a través de agencias, pero no es el concepto que tenemos aquí de agencia. Tú entregas tu currículo y tienen un proceso de selección, y si les gustas, lo pasas y te dan trabajo. Así empecé como maestro. Cada día estaba en un colegio diferente, durante un mes, y ya después empecé en un colegio como jefe del Departamento y profesor de Educación Física en un instituto público, hasta el final del curso. Al curso siguiente estuve en otro instituto.
Incluso Jefe de Departamento, muy bien.
Sí, estuve bien laboralmente, pero cuando ya llevaba dos años viviendo allí, ya sentía que me faltaban muchas cosas. Echaba de menos a mi familia y a España. Necesitaba vivir aquí. El ritmo de vida es obvio que dejó de gustarme, es una vida muy robot y muy estresante, que no es aconsejable, aunque también digo que esos dos años no los cambiaría por nada del mundo.
Entonces cuando decidió irse a Londres, y estando ya allí, ¿no se planteó quedarse? ¿Cuál era su objetivo?
Mi objetivo era seguir sumando. Cuando era maestro de Educación Física, mi objetivo era ser profesor en un instituto, y luego quería ser profesor en la universidad, pero no aguanté más allí. Mi tiempo allí se había acabado. Era una vida muy solitaria, porque aunque tenía muchos amigos, era imposible verse por las distancias... Metro a todas horas, la gente a su bola... Hay que vivirlo para entenderlo, y aunque estuve muy bien, ya me quería volver. En abril de este año yo tenía el vuelo de ida a España y de vuelta a Londres, pero en el último momento decidí venir para quedarme. En mi instituto lo entendieron perfectamente y me dieron referencias.
¿Y al llegar aquí, qué?
Pues empecé a buscar trabajo entre colegios privados, concertados e internacionales. Mi idea era seguir siendo profesor de educación física en inglés, y llegué a tener entrevistas de trabajo aunque fueron bastante surrealistas.
¿Y eso?
Pues han sido entrevistas en inglés, y el 80% de los que me han entrevistado tienen un nivel bueno de inglés, pero no para dar clase. Y yo no pasaba la entrevista, o a veces iba y me decían que no tenían vacantes. Y claro, hacer 500 kilómetros para una entrevista, y que luego te digan que no hay vacante... He hecho entrevistas por toda España. En otra no me querían decir por teléfono si era para un trabajo parcial y a jornada completa, así que tuve que ir al norte de España, pasé todo el proceso de selección e incluso di clase para que me vieran cómo la daba, y al final me dijeron que era un trabajo de jornada completa, dando clases durante tres horas y apoyando las otras tres, pero que me iban a pagar media jornada.
¿Qué más le llamó la atención de las entrevistas de trabajo?
Lo del certificado de idiomas. Es increíble que me pidan un certificado cuando he estado en Londres dando clases en inglés... Llegué a un punto de pensar que quizá yo estaba en lo incorrecto, que quizá vale más un certificado de idiomas que haber estado dos años dando clases en inglés en Londres.
¿Por qué decidió emprender?
La frustración de tantas entrevistas me hizo ya... Era una situación frustrante. Yo quería agotar todos los cartuchos para vivir en España antes de tener que irme de nuevo, porque en Londres tenía y tengo trabajo, así que decidí montar esta empresa. Si ninguna escuela me daba trabajo, la escuela me la montaba yo.
Ahora los gobernantes alaban el carácter emprendedor pero parece que no crean las condiciones para fomentarlo, sino que, digamos, se emprende por descarte. ¿Por descarte se ha dado cuenta de que no había otra forma?
No había otra forma. Y justo cuando pensé en montar esto, pensé en las ciudades en las que sería mejor y opté por Murcia, porque estoy cerca de mi casa y de mi gente. Busqué la forma de alquilar pistas públicas y me daban la opción de hacerlo por convenio de manera gratuita o pagando. Preferí hacerlo pagando yo para tener más libertad. En el Palacio de los Deportes me informaron muy bien, tengo que agradecer especialmente su ayuda a Lola Albaladejo, porque gracias a ella he podido sacar esto adelante. Tengo una pista exterior de fútbol sala en el polideportivo Barnés.
¿Cómo ha podido sufragar los gastos en este arranque?
El poco dinero que pude ahorrar en Londres, me lo traje y lo estoy invirtiendo en esto. No es una inversión como si te compras un local, pero tampoco es pequeña. Alquiler de pista, equipaciones, material, la gestión de todo esto, que también hay que pagarlo...
¿Cómo se ha dado a conocer?
Me hice unos carteles y unos 'flyers' y empecé a repartirlos en las puertas de lo colegios. A pie y con la bici me he recorrido toda Murcia, la verdad. Así he conseguido tener los alumnos que tengo.
¿Cuál es el concepto de su escuela?
El concepto es enseñar inglés de una forma divertida a través del deporte. Evitar el método de aprender inglés rellenando huecos dentro de cuatro paredes. Yo he pasado de odiar a amar el inglés, porque nunca antes me habían enseñado a amar ese idioma. No sólo el inglés sino todos los idiomas, todos, son bonitos. No hay mejor forma de enseñar inglés a un niño que de la forma mejor sabe, que es jugando. Uso la metodología que me han enseñado a mí en Londres. Sigo el currículo de educación física británico. Cada vez que les explico algo se colocan en una línea; cuando los envío a la línea ya saben que va a pasar algo y prestan atención. Les explico los juegos y ejercicios unas cuatro veces como máximo, los cojo a ellos mismos para poner ejemplos... Los niños se lo pasan muy bien, y al final les hago el refuerzo positivo del 'sticker' -pegatina- si lo han hecho bien. Y al final de cada trimestre les entrego el 'form', una evaluación en la que recojo por un lado el aspecto de las habilidades, y por otro lado el inglés.
¿Y su objetivo? En cuanto que escuela y en cuanto que empresa.
Como escuela, quiero que los niños tengan un buen concepto de aprender un idioma, que les guste aprender y se diviertan. A mí me gustan las dos cosas, el deporte y el inglés, y creo que les puedo aportar cosas. Es muy gratificante. Los padres valoran mi trabajo y los niños se lo pasan muy bien. Y como empresa espero poder dar trabajo, dar la oportunidad que no he tenido yo aquí. De hecho ya hay dos personas, un inglés y un americano, que están interesados en esta escuela. Todo aquel que tenga un nivel fluido de inglés, casi nativo, les invito a que me envíen su curriculo y lo tendré en cuenta sin mirar la foto. Haré un proceso de selección y entrará el que yo crea que lo merece más. En Reino Unido no se entregan con foto, no se mira. Hay que valorar lo que uno lleva a la espalda, pero también por encima de los certificados.
Después de estar dos años en Londres, ¿cómo cree que se ve a los españoles que trabajan allí? ¿Se les valora?
En Londres estamos muy, muy valorados. Cuando los españoles salen del sector servicios, están muy valorados. Hay gente muy competente y se merecen una oportunidad aquí. Se está quedando mucha gente competente fuera, y no todo el mundo vale para montar una empresa, se sufre mucho y hay gente que está fuera y quiere volver, pero no puede porque no van a tener una oportunidad. En el caso concreto de Londres hay muchos españoles que valen mucho.