La cultura no es cuestión de dinero, ni quizá de educación, sino más bien una inquietud moral, de conocimiento y pertenencia. En París, la despedida al Centro Pompidou por cinco años de reformas ha consistido en una performance del artista Cai Guo-Quiang, que se llamó ‘El ultimo Carnaval’. A los parisinos, que pagarán con sus impuestos más de la mitad del presupuesto de las obras, su alcaldesa les ha dicho algo como esto: Citoyens, paciencia, esto es lo que hay, pero digamos antes adiós a esta máquina de arte con más arte todavía, con toda nuestra responsabilidad. Y eso, en cualquier parte de este mundo donde ser amable hoy es algo audaz, resulta una belleza.
Cuando es el segundo mes de noviembre en que el Teatro Circo de Cartagena está cerrado, un toque elegante, francés, vendría muy bien en su sala abandonada, llena de polvo, sillas apiladas y tuberías sobre el suelo, sin cartel de obras aún. Por ejemplo, un pebetero con llama eterna en honor al Espectador Desconocido. Podría estar en la puerta principal, donde se picaban las entradas. A los fuegos sagrados se les tiene un respeto primordial. Este verano, un joven idiota fue detenido junto al Arco del Triunfo por encenderse un cigarro en la lumbre que recuerda a aquel soldado de la Primera Guerra Mundial. Tendemos a idealizar a los franceses y su más que loable patriotismo cultural, pero digo yo que, en una ciudad tan antigua como Cartagena, aunque sea por adeene con mezcla de sangres nobles y plebeyas, aguantamos bien el tipo en cuanto a las buenas maneras.
No podrían faltar las flores, para adornar ese sencillo memorial al Espectador Desconocido en ofrenda por Todos los Santos, también en recuerdo del Tenorio, que revive esta noche, si no lo ha devorado el puñetero Halloween con sus calabazas marrulleras. En vez de crisantemos, margaritas silvestres de esas que brotan tan valientes del asfalto, a poder ser, amarillas. Las asociaciones culturales (¿Hola?) e incluso el público huérfano rendirían homenaje una o dos veces al año, con lecturas de manifiestos y móviles encendidos. Da lo mismo si prefieren otras flores. Políticos y súper concejales municipales estarían incómodos. Además, les importa un bledo la cultura.
El gobierno local compró hace cuatro años el teatro a la empresa que lo gestionaba por más de un millón de euros. Las reformas, si se hacen, costarán casi diez veces más. Visto lo visto, un negocio tan provechoso para las arcas públicas era una oferta que no se podía rechazar. Me conmueve tanto que no conocieran el mal estado del edificio, pero me emociona todavía más que esta semana, la Comisión de Hacienda haya desestimado investigar la compra del Teatro Circo.
En la sesión se dictaminó por unanimidad el inicio del expediente de Honores y Distinciones Municipales para la erección de un monumento al Capitán Alatriste. Esto último es transcripción casi literal. Una redacción tan ceremoniosamente erecta me recuerda aquello que en psicología llaman acto fallido. Por ser muy fan del capitán, porque es una idea justa y bonita, pero más que nada por lealtad, digo: Alatriste, ojalá sepas en la que te has metido.
Recogiendo el hilo, que en cartagenero vintage se dice que una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa. Esto va del Día de Difuntos con un teatro abandonado, camino del recuerdo. Como el preciosísimo Cine Central, el más antiguo de la Región, joya cerrada hace veinticinco años, sin que nadie ingrese en Santomera. Don Vito dio aquel consejo, desde la pantalla de ese cine. Mantén cerca a tus amigos, pero más aún a tus enemigos. Los Corleone despreciaban a los políticos, pero se servían de ellos. Lavaban sus crímenes en negocios de ladrillo, cubrían las calles de casas de juego, amaban la ópera también. A veces, algo de filantropía. Un mafioso como Dios manda venera la cultura. Tanto, que no la ensucia con negocios. Robert de Niro contaba, entre el miedo y el asombro, cómo se hizo El Padrino II. Mientras rodábamos, eso estaba ocurriendo en Nueva York, decía. No importa cuándo leas esto, ahora mismo eso sigue pasando. Réquiem se pronuncia igual en dialecto siciliano.
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