Así están las cosas en el Viejo Continente: el 1% más rico posee un tercio de la riqueza de toda la UE. La rotundidad y el desaliento que emanan de esta frase evocan un panorama aún más desolador si además añadimos que casi una cuarta parte de la población europea vive en la pobreza. Y pensar que uno de los eslóganes de esta unión —allá por 2007— fue «La Europa de los ciudadanos»… ¿irónico, no? ¿Se trataba de un eslogan con buenas intenciones, en un principio, que después no se han podido cumplir, o más bien de puro marketing para crear más conciencia «europea»?
Pero no hace falta llegar hasta Bruselas para descubrir cómo la desigualdad ha ido creciendo cada vez más en los países desarrollados; por desgracia, esta tendencia está presente en múltiples aspectos de nuestro día a día. Por ejemplo, un joven universitario en prácticas nos contaba el funcionamiento de algunas entidades bancarias a la hora de aplicar comisiones a sus clientes:
«Me dijeron: si es alguien que quiere abrirse una libreta, que no se te olvide cobrarle los 40 euros de la comisión. Más tarde me dieron órdenes contradictorias: al cliente X tienes que quitarle todas las comisiones de céntimos que tiene».
Criterios distintos según el cliente, y también desiguales, como se puede apreciar. La desigualdad suele hacer acto de presencia cuando medimos las cosas simplemente por criterios económicos —quién me puede dar más dinero— como en este caso. A mayor escala ocurre igual, o si no, ¿cómo se explica que haya habido dinero para rescatar —repetidas veces— a bancos y cajas irresponsables y no lo haya para la Sanidad, Educación o Pensiones de personas trabajadoras y que se ganan día a día estos derechos…? Vara de medir muy parecida para el caso de la acogida de refugiados: se encubre a defraudadores en paraísos fiscales pero no se puede acoger a gente que huye de la pesadilla de una guerra.
El escenario que ha creado la UE con sus políticas injustas ha hecho que ahora en el Viejo Continente coexistan dos mundos paralelos, radicalmente distintos: a un lado la Europa del lujo, la ostentación y la dolce vita, a otro la Europa de los indignados, de los que no llegan a fin de mes, de los que están hartos… ¿Se echa en falta un punto medio, no? Algo que hasta ahora abundaba, la «clase media», y que día a día va siendo cada vez menor -si quieres profundizar en este tema, te recomendamos el libro «Euro-pesadilla» de Aleix Saló, y también te puede interesar el de Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía 2001, «El precio de la desigualdad»-.
Si has llegado hasta aquí leyendo, seguramente te encuentres en el segundo grupo, y estarás rabiando de ganas por cambiar las cosas. Puedes hacerlo, tal y como lo hacemos en Oxfam, promoviendo los conceptos de comercio justo y consumo responsable, promoviendo la lucha contra la pobreza y la desigualdad; en definitiva, el cambio social. Porque entendemos y creemos en un mundo que no esté solamente basado en criterios económicos. Como dijo Stephen Hawkins, “where there is light, there is hope”, y en las personas que forman Oxfam Intermón Murcia hay mucha luz. Porque «cambiamos vidas que cambian vidas», este es nuestro lema y puede ser el tuyo.
Y durante esta semana tienes la oportunidad de conocer tanto a la organización como a las personas que le dan vida, en la VII Edición de la Feria del Cooperante. Podrás encontrarnos en nuestro 'stand' correspondiente –el número 10— en la plaza de Santo Domingo, en Murcia capital, durante esta semana, en horario de 12:00 a 14:00 y de 18:00 a 21:00 horas.
¡Te animamos a que pases a conocernos y aportes tu granito de arena en la lucha contra la desigualdad!
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