En este 3 de diciembre, Día de la Discapacidad, tenemos otro momento para la sensibilización y toma de conciencia de este tema, cuya normalización es todavía una utopía. Se han dado pequeños pasos. Algo ha mejorado la situación social de estas personas. Algo más están integradas en la sociedad. Pero todavía queda mucho camino por recorrer hacía la inclusión y la convivencia real.
En este día, merece la pena recordar y valorar a las familias que con todo el amor y, a veces el corazón roto, luchan porque sus hijos, hijas, nietos, nietas, sobrinos, sobrinas, padres o madres salgan adelante y se integren socialmente en un mundo que a veces es hostil para ellos. Su lucha es diaria y costosa tanto emocional como económicamente.
En este día, también me gustaría recordar a esos voluntarios que están en distintas asociaciones y que con su tiempo, de forma gratuita y su opción vocacional, ponen un gran grano de arena para la socialización, normalización, inclusión y convivencia de esas personas. Ellos creen que cada ser es único y tiene derecho a todos los beneficios sociales.
En este día también merece la pena recordar la labor de los profesionales - trabajadores de servicios sociales, de sanidad, de educación- que con su vocación y profesionalidad forman parte de la vida de estas personas para que lleguen al máximo de su autonomía personal.
Pero no se me pueden olvidar algunas reivindicaciones que yo creo firmemente posible:
-Que las administraciones públicas -local, autonómica, nacional- tengan más sensibilidad con muchos temas de accesibilidad y promoción humana inclusiva.
-La falta de accesibilidad en piscinas públicas, colegios, instituto, y la dotación de más personal cualificado ellos.
- El hecho de que las adaptaciones del cuerpo de la persona -sillas de ruedas, andadores, bipedestadores- sea subvencionado por la administración, sin tener que pagar la familia una parte.
-Residencias de día en poblaciones grandes, actividades de tiempo y libre respiros familiares, Centros especiales de Formación y Empleo, Residencias, Centros intermedios para que estas personas puedan aprender un empleo e integrarse en la sociedad.
-Más personal cualificado que atienda y promocione a estas personas y atiendan sus necesidades.
-Sin querer, tal vez se crean guetos y dentro de esos guetos, subguetos. Deberíamos ser conscientes de ello y denunciarlo para que ninguna de estas cosas suceda.
-Las pensiones y ayudas que reciben son ridículas; no les permiten cubrir sus necesidades diarias.
Esto es un llamamiento a todas las Administraciones Públicas porque día a día, paso a paso esa accesibilidad, esa integración, esa igualdad y ese sociedad inclusiva sea real. Para empezar habría que cumplir la ley en su totalidad. Todos tenemos los mismos derechos, somos seres únicos en el mundo y debemos abogar por una convivencia real.
*Josefa López García es familiar de una persona discapacitada.
0