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Murcia y aparte es un blog de opinión y análisis sobre la Región de Murcia, un espacio de reflexión sobre Murcia y desde Murcia que se integra en la edición regional de eldiario.es.

Los responsables de las opiniones recogidas en este blog son sus propios autores.

Por qué a la solidaridad y a la bondad le llaman buenismo

"Gracias Luna", la imagen de un abrazo que recorre el mundo.

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Me decía el otro día un amigo, con una cierta ironía: “Al final vais a tener que enseñar en la catequesis que hay que ser malo, que ser bueno es negativo y contraproducente”. Le comenté que esta situación no era nueva y que antes se decía: “Hay que ser hermanos, pero no primos”. Es obvio que esta sociedad está más preparada para la maldad que para la bondad. Está diseñada para que la maldad, la crueldad y el actuar sin conciencia ni escrúpulo pasen disfrazadas como opciones legítimas y justificables. Ejemplo de esto lo tenemos en las continuas guerras que se enmascaran y se justifican desde la lucha por la democracia, la paz, la seguridad, contra el terrorismo, cuando son guerras comerciales y geoestratégicas. Son conflictos de poder económico y de ambición sin límites. Y los que se oponen a las guerras se los considera idealistas, buenistas y situados del lado equivocado.

Llevamos ya algún tiempo donde se utiliza el término de 'buenismo' como sinónimo de ingenuo, de desprecio, y, en el fondo, es una negación y rechazo de la solidaridad y de la bondad. Es una llamada al egoísmo, a la indiferencia, a las respuestas desde la inhumanidad y con el colofón ya aburrido de “pues, llévatelos a tu casa si tanto los quiere”.

Esta mentalidad va calando favorecida por el hecho de que existe una concepción de la vida desde el yo, no desde el nosotros; una concepción de la vida individualista, no desde la interdependencia. Pero, frente a esta forma de pensar, existe otra de que hay que preguntarse el por qué ocurren las cosas, por qué miles de personas se juegan la vida huyendo de su país y buscando otros lugares donde quieren encontrar la paz, el bienestar, contribuyendo con su propio trabajo, y el respeto a su vida y a la de sus seres queridos.

Este concepto de 'buenismo' frente a la solidaridad y a la bondad lo hemos visto en la frontera sur, en esos miles de personas, que utilizados, incluidos los niños y las niñas, por el gobierno marroquí y Mohamed VI, se lanzaron a atravesar las vallas porque creyeron que era una oportunidad para huir de la pobreza y de un régimen policial que los maltrata. La solidaridad y la bondad se expresaron en el personal de la Cruz Roja, en esa imagen de esa muchacha, Luna, que abraza a una persona rota y asustada; en ese Guardia Civil que saca de las aguas a un bebé; en ese otro agente que lleva en sus brazos acurrucando a una criatura de pocos años; a ese Policía Nacional que echa la mano en el hombro a un menor transmitiéndole cariño; esos soldados que llevan al puesto de socorro en brazos a niños agotados, y ese otro soldado que lleva sobre sus hombros a un niño. Frente a estas escenas de humanidad, tenemos los discursos políticos del rédito, sin importarle el sufrimiento de la gente, y del fomento del odio y el miedo. Me quedo con las escenas de la humanidad y con el dolor de saber que el subsahariano, que abraza Luna, ha sido deportado a Marruecos y eso conlleva que le pegue una paliza la policía marroquí y los abandonen en el desierto.

Hay que creer en lo bueno, en lo que nos hace ser buena gente, en lo que nos hace despertar ese ansia de construir un mundo donde la gente pueda quedarse en su tierra porque tiene las condiciones dignas para vivir allí. Hay que creer en las buenas relaciones basadas en el comercio justo, no en el saqueo de las naciones por las grandes potencias y sus multinacionales. Hay que creer en la bondad en la política que  puede hacer vivir y convivir a los pueblos y a las naciones desde el respeto, la paz y el entendimiento. Hay que creer y construir una economía desde la bondad, los cuidados, el bien común, el respeto a los derechos humanos y la dignidad humana. Hay que construir una sociedad desde esa bondad que nos hace ser solidarios con las personas y los pueblos que, por diversas circunstancias, lo pasen mal y necesiten la colaboración y el apoyo, sin practicar la usura.

¿Buenistas o malistas? ¿Bondad o maldad? ¿Buena gente o mala gente? Sé que la maldad, el malismo y el ser mala gente nos lleva a un mundo cruel, roto, de muerte y sufrimiento, a un mundo que se construye desde el terror y que nos lleva a un horizonte de horror. Sé que el buenismo, la bondad, el ser buena gente nos hace personas, nos convierte en seres humanos con humanidad, con corazón, que saber construir un mundo “con-vida>”.

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