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Análisis

El concurso de adjudicación de la autonómica 7TV, la manzana de la discordia

Programa `Murcia Conecta´

Julio López Guillén

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El proceso de adjudicación del nuevo concurso para la gestión indirecta de la televisión autonómica 7 TV, actualmente gestionada por el grupo Secuoya, tiene desde hace meses las tensiones que puedan ser habituales en todos los concursos públicos de esta magnitud y, también, algunos otros.

Calificado como “suculento contrato” -77,5 millones de euros para cinco años- por el sector periodístico y audiovisual de la Región, deberá resolverse en unos meses con las ofertas presentadas entre las que destacan las de la actual adjudicataria y la respaldada por TCero Estudios, conformado por el grupo Zambudio -anteriores gestores, con otro nombre, de 7 TV- junto con los grupos empresariales murcianos Fuertes, Paloma y Terrapilar. Los otros contendientes son Promecal Audiovisuales, que gestiona entre otras cosas la televisión autonómica de Castilla y León; Now Audiovisual, del grupo Henneo dueño del Heraldo de Aragón o el 20minutos; y, por una unión temporal de empresas, entre las que se encuentra la compañía audiovisual vasca Bainet del chef Karlos Arguiñano.

Será un concurso reñido y con las espadas en alto por parte de ambas empresas, porque el historial de la televisión pública no está exento de polémicas. Al casi fundido a negro que resultó la primera experiencia hay que sumar la lucha que existió por la siguiente adjudicación, hace ahora algo más de cinco años, y que terminó en los tribunales. Esta segunda ocasión lleva el mismo camino.

Nos situamos ante un pliego de condiciones que ya nació con sospechas. Así fue la reacción del socio naranja del Gobierno regional, que se negó a respaldarlo durante su aprobación en el Consejo de Gobierno que le dio luz verde. En medio, el Tribunal Superior de Justicia de la Región de Murcia ha admitido a trámite el recurso presentado por TCero por la “obligada prórroga” del contrato a Secuoya por unos meses, mientras se terminaba de construir ese pliego y ya estábamos de lleno en los tiempos de la COVID-19, porque a juicio de la empresa murciana no es una prórroga sino un contrato nuevo. La noticia, conocida este jueves por la tarde, no implica medidas cautelares (como que se dejara de emitir) pero sí asesta un golpe a la línea de credibilidad del Ejecutivo murciano que ya negó en su día que fuera a existir problema alguno con esta adjudicación a toda prisa.

En el mismo espacio de tiempo TCero Estudios presentó varias preguntas a la Consejería de Hacienda y posteriormente al Tribunal Administrativo Central de Recursos Contractuales (TACRC), por lo que consideraba una indefinición sobre cómo se iban a puntuar las mejoras salariales de los trabajadores. Estas preguntas fueron el detonante de la polémica que hemos vivido durante el último mes.

Fuentes cercanas a Secuoya consideran que la intención de su principal rival es la de empobrecer la masa salarial y sus condiciones de trabajo, mientras que los aludidos lo niegan en redondo. Tal fue el escándalo que los directivos de TCero Estudios se vieron obligados a reunirse a lo largo de esta semana con los trabajadores del comité de empresa de 7 TV. También se llamó la atención del Colegio de Periodistas y de la ARTV (Asociación de Profesionales de la Radio y Televisión de la Región de Murcia) que en comunicados de prensa casi idénticos defendieron la estabilidad de los puestos de trabajo actual y futura. A este respecto y este jueves también tuvo lugar la reunión entre el Colegio de Periodistas y TCero Estudios que culminó con las aguas calmadas. Todo indica que tanto los comunicados de prensa de las entidades profesionales y las alarmas que se desataron en los grupos de chat fueron prematuros.

Pero en cualquier caso se trata de una polémica estéril porque en nada afecta al proceso legal y legítimo que están cursando estas dos empresas y porque tampoco ninguna de ellas está exenta de polémicas con trabajadores en tiempos pasados. Sí es cierto que ambas han experimentado cambios y ya no son las que eran. Por parte de TCero (Zambudio) los cambios directivos y de generación han sido casi completos y por parte de Secuoya ya no son unos neófitos en tierras murcianas, cuando hace cinco años llegaron para demostrar el potencial de su marca en el ámbito autonómico.

Se trata, no obstante, de dos fuertes directivos. Peñarrubia, descrito por parte del gremio como un destacado profesional, tiene una carrera fulgurante dentro de su empresa. Tras haber asesorado al gobierno del PP madrileño, con la nueva concesión llegó como director de informativos y no mucho después con la dirección general de la cadena. Su esposa es una de las más cercanas colaboradoras del presidente regional, Fernando López Miras. Por su parte, Juan F. Zambudio es descrito como un empresario tenaz y decidido a sacar sus proyectos adelante y hacerlo sin reparar en, por ejemplo, la creación de un comité de empresa en su grupo, aunque fuentes de dicho grupo matizan que ninguna de las empresas individuales que lo conforman tienen el suficiente número de trabajadores a partir del cual obliga la ley a contar con uno. Pudiera ser esta una de las dudas que acechaba estos días sobre las pretensiones reales de su candidatura.

En el camino también queda un intento frustrado de armar una UTE (Unión Temporal de Empresas, que se utiliza para ir juntos a concurso público) entre las dos empresas protagonistas, una operación que estuvo en el aire varios meses durante 2019 y que absolutamente nadie ha sabido explicar porqué no llegó a buen puerto. En el imaginario colectivo queda el poso de la rivalidad profesional, casi personal, entre los dos directivos que comandan la puja por la televisión de la Región, Antonio Peñarrubia (Secuoya) y Juan Francisco Zambudio (TCero Estudios).

La preocupación entre los profesionales de la comunicación es evidente, algo normal en todos los tiempos de cambio, a lo que habría que sumar que la incertidumbre y la escasa inversión del sector tanto en la Región como en todo el país. Es sabido que si no fuera por este contrato público no podrían despegar el conjunto de las productoras de la Región, como también sería arduo difícil quedarse trabajando como periodista televisivo, editor, cámara o cualquier otro puesto relacionado en esta comunidad autónoma.

En un proceso que debe contar con total claridad, como exige la ley, los trabajadores viven este proceso desde la barrera, como también lo hacen la mayoría de los partidos presentes en la Asamblea Regional. Uno de los líderes políticos consultados expresaba con un “ni nos va, ni nos viene” la guerra de comunicados que se ha vivido, aunque todos coinciden en advertir que siguen expectantes ante la resolución final del contrato por su importancia estratégica en la economía y en la imagen de la Región. No parece casual que, en las mismas fechas en las que se discute sobre la transparencia del proceso, el Gobierno autonómico aparezca en escena con el Código de Conducta de la Contratación Pública que ya se puede consultar en el portal de participación de la CARM. Una consejería en manos de Ciudadanos, los que no respaldaron el pliego de contratación del que estamos hablando y los mismos que no pudieron nombrar a su candidata al frente del ente público RTRM (Radiotelevisión de la Región de Murcia). El Código recién publicado se centra en evitar los conflictos de intereses y la imparcialidad en la toma de decisiones.

También hay concurrencia en que la línea de informativos de 7 TV debe adaptarse, después del nuevo concurso, a otra forma de trabajar. Las críticas a la “edición sesgada” no son nuevas, ni por parte de profesionales de otros medios ni por parte de la oposición parlamentaria, aunque destacados periodistas afirman a eldiario.es Región de Murcia que “esas críticas son exageradas”.

A la espera de la resolución del tribunal y de la apertura de las ofertas para otorgar la licencia se reproducen los intentos para saber el contenido de cada candidatura, en qué se basan o cuáles son sus puntos más fuertes. Preguntados por este tema, el círculo más cercano a la dirección de Secuoya afirma que su propuesta es “ambiciosa”; al otro lado del pasillo, en TCeroEstudios hablan de una propuesta “preciosa”.

Parece que finalmente se tendrá que decidir entre ambición y belleza, algo parecido a lo que sucedió en la mitología griega cuando en el Juicio de Paris estaba en juego la manzana de la discordia. Paris eligió la belleza y luego como todos sabemos, se desató la guerra de Troya.

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