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Una murciana en la Antártida

Embarque a la Antártida

La bióloga Amparo Burguillos despidiéndose de la Región antes de partir en su viaje hacia la Antártida en la playa de Mar de Cristal con La Manga al fondo

Amparo Burguillos

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Suena el teléfono.

- ¿Dígame?

- Soy R. (omito nombre), del Instituto Español de Oceanografía de Vigo. Te llamo por saber si sigues interesada y disponible para el embarque a la Antártida.

Uy, mmmm…¡ Pues interesada sí, pero ahora mismo estoy trabajando….-, respondo con un sutil y dubitativo tono de voz al que le cuesta salir.

- De acuerdo, Amparo. Lo entiendo. No te preocupes, seguiré contactando con los siguientes seleccionados de la lista. Gracias y buenos días.

Quedo estupefacta, anonadada, pasmada. Suena el mar a mis espaldas, pues todo sucede mientras trabajo como observadora científica en la Reserva Marina de Cabo de Palos-Islas Hormigas. Mi trabajo consiste en hacer muestreos y caracterización de la pesca artesanal (palangre y trasmallo) para estimar el esfuerzo pesquero y composición de especies.

El corazón me palpita agitado. Y en mi cabeza sólo resuena ¡¡la Antártida, el último gran refugio salvaje del mundo!! El sueño de cualquier amante de la naturaleza. Uno de los escasos remanentes lugares de la tierra intactos al uso y abuso del ser humano. La Antártida es el continente más frío, seco y ventoso de la Tierra, y eso explica por qué es el único sin una población indígena. Es el espacio para la contemplación de lo más prístino, genuino. La belleza en sí misma, el blanco más puro, la soledad más absoluta.

Tras unos breves minutos, lo vuelvo a llamar.

-Perdona R., pero la sorpresa de tu llamada me ha dejado helada, y nunca mejor dicho. ¿Podrías darme algún detalle más? ¿Cuándo? ¿Cuánto tiempo? ¿Condiciones, salario? ...

- El embarque está previsto para el 20 de septiembre desde Sudáfrica, Ciudad del Cabo. Allí se encuentra Tronio. Es el único buque de bandera española con autorización para faenar en esas extremas latitudes. El tiempo estimado de la campaña es de 5 meses (sin pisar puerto) y desembarcarías en Islas Malvinas en enero o febrero. El salario, te comentará el armador, pues él es tu empleador. Yo soy tan sólo tu responsable científico. Y sólo añadir, que la Comisión para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (CCRVMA) es la que establece el protocolo de trabajo, además de ser la única autoridad para adoptar decisiones sobre la conservación del Océano Austral.

- GUAU en mayúsculas –exclamo-. Déjame la mañana para gestionar la situación, tomar una decisión y te confirmo.

- Perfecto. Espero tu llamada- responde él.

Las piernas me tiemblan de la emoción. Respiración agitada. Miles de pensamientos y emociones emanan, agolpadas, sin tiempo ni espacio para ser atendidas ni escuchadas.

Me pongo en contacto con la persona superior del proyecto en el que colaboro (la 'jefa') y entiende que es una oportunidad que no puedo dejar escapar. Llamo a mamá, no lo entiende, pero lo acepta. Prosigo con el teléfono en mano, sin parar de deambular. Respiro, analizo, dialogo conmigo misma, recapacito. Una breve y rápida síntesis de pros y contras brota. Respondo.

-Buenos días de nuevo, R. Acepto. Embarco, me voy.

- ¡Qué alegría! ¡Es una experiencia fantástica, única! A partir de ahora, empieza tu andadura de incertidumbre y valentía, tal y como sabes que funcionan los embarques para alta mar. Vía email te facilitarán más detalles. No obstante, para lo que necesites, aquí estoy.

En un estado de zozobra y éxtasis que crece exponencialmente me hallo tras el fin de la conversación. ¡He sido la persona seleccionada para embarcar en la Antártida! Increíble, insólito, alucinante;  a la par que acojonante

¿Y ahora qué? Cuento con menos de 20 días para la planificación de los próximos meses entre cielo y hielo, y nada más (logística del embarque, documentación, equipaje personal, material científico, reunión previa en el IEO en Tenerife…). Pero, sobre todo, y lo más importante,  la preparación mental y emocional para un largo tiempo de retiro, encierro y trabajo diario.

Miles de dudas asaltan desordenadas. Algunas muy absurdas contempladas desde tierra y primordiales desde el aislamiento del mar: ¿cuánto gel, champú y pasta de dientes he de llevar? ¿Cabe en dos maletas todo lo que una persona en cinco o seis meses va a usar? ¿Cómo una murciana adoptada se prepara para el frío polar? Tan sólo lo esencial es la prioridad, me repito hasta la saciedad.

Es momento para dejar todo arranchado: compras de última hora, trámites burocráticos, citas médicas,…Y lo más difícil de aprender y entrenar: el adiós temporal. 'Hasta nueva vista, vuelvo al mar'.  

Para toda esta amalgama, solo una receta prescrita: mente fría y corazón silenciado.

Van pasando los días (apenas 18 horas hasta volar) y voy contrastando internamente lo idílico de la aventura exploradora con mi experiencia personal. Soy de un pequeño pueblo de la Sierra del Segura, Socovos, en el cual, la rutina diaria y la tradición conforman la idiosincrasia de sus gente. Desde hace más de 15 años también soy murciana de adopción. De familia humilde desciendo, llena de miedos, sin tiempo ni economía para viajar. Sin entender el origen de mi afán por descubrir y habitar nuevos mundos desde la mar, me sumergí en su magia hace más de un año y medio ya. Sentí fuertemente sus rugidos, su bravura y tempestad desde remotas aguas del Atlántico Sur. Acaricié la calma, sutileza y sosiego del Índico en el trópico. Establecí fuertes lazos de amistad. Construí mi familia marinera allá donde habité. Admiré sus fortalezas y coraje por instaurar su vida a miles de millas de su cultura y hogar. Desesperé por olor a tierra y sabor a libertad. Lloré accidentes con rescates en helicóptero de feliz final. Vivencié el más cruel y despiadado suceso que la mar puede dar: la muerte a bordo de un compañero, un viajero surfero, un pirata soñador.

Querido Antón, tú me recordaste que la vida es compartir y atreverse; es loca, divertida, fiera y violenta a semejanza del mar; es saber leer el cielo y ser uno con él; es incertidumbre, añoranza, nostalgia y soledad; es volar y es navegar.

Estas letras te dedico. Esta peripecia te regalo por si habitas en el más allá.

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